miércoles, 8 de junio de 2016

Correcciones finales y dificultades técnicas.

Estimados estudiantes

En este momento, miércoles 8 de junio  a las 10 pm, el sistema me ha inhabilitado para hacer correcciones de última hora a las actas de calificaciones. Me habían informado que el sistema estaría disponible hasta el jueves a las 12 del mediodía. Espero que mañana se resuelva. Paciencia.

martes, 7 de junio de 2016

Debate sobre eutanasia x Sebastián Martinez

25. La eutanasia como derecho fundamental individual
Muchas de las enfermedades que actualmente desconocemos traen consigo una carga tanto física y espiritual que deterioran la calidad de vida de muchos pacientes; padecimientos dentro de las cuales se encuentran las llamadas “Enfermedades Huérfanas” que valga el
pleonasmo, son enfermedades de baja prevalencia lo que trae consigo una carga de investigación y avances científicos muy baja. Sin embargo este deterioro en la calidad de vida del paciente no se limita a un llano individuo como ser inerte y solitario, existe junto a el, quienes lo rodean y lo acompañan, otros integrantes (amigos, familia) que de cierta manera también afecta la enfermedad. Pero siendo sinceros, es el núcleo (entiéndase como el individuo afectado) quien es sometido a la experiencia de la enfermedad, por dolorosa, por auto limitante, por desoladora y desgarradora que sea, es el quien la padece y los demás integrantes quienes la observan.
“La Eutanasia (del griego eu, bien, agradablemente, y thanatos, muerte) significa <muerte dulce> o también <muerte sin sufrimiento>”.1 Partiendo de este exordio, y siendo este el más somero y confinado resumen de grandes controversias, considero, la noción de formular 3 preguntas importantes y debatir el tema. ¿La eutanasia es derecho individual o es un derecho comunitario?, ¿Quién o quiénes son las personas que pueden practicar la eutanasia? y ¿Estamos de acuerdo o en desacuerdo con respecto a este acto?.

1. ¿La eutanasia es derecho individual o es un derecho comunitario?
La eutanasia ha cambiado en cuanto a su significado con el transcurso de los años, según la definición de la Real Academia Española, en el año 2001 está práctica hace referencia a “una acción u omisión de la atención y cuidados básicos en la salud con el fin de evitar el sufrimiento físico de una persona con o sin el conocimiento de la persona que padezca una enfermedad sin posibilidad de vida”2. En dicha definición se puede ver que se amplian las
posibilidades para llevar a cabo esta práctica violando ya hasta la propia autonomía del paciente. En otros escenarios como Holanda además de sobrepasar la autonomía de la persona se abre una nueva modalidad, una nueva condición para llevar a cabo la eutanasia y esta se resume en aquellas personas cansadas de vivir, sí así es, personas que se sienten deprimidas y desean ponerle fin a sus problemas sociales ya pueden obtener un apoyo y satisfacer su voluntad de muerte digna, tal como lo hizo el senador socialista octogenario Brongersma.
Una de las enfermedades huérfanas es la esclerosis lateral amiotrofica, una enfermedad incurable hasta el momento e incapacitante en toda su forma, como esta y la mayoría de enfermedades degenerativas condenan al paciente a una vida totalmente dependiente. La eutanasia cobraría su verdadero significado principal querer por métodos extremos y limitados acabar con el sufrimiento del paciente, con el padecimiento y en la mayoría de los casos el sentimiento de ser una carga para su familia.
Conclusión: Es un derecho individual de carácter único y centrado hacia los valores, conceptos y argumentos que tiene la persona en cuestión para actuar de esta manera, sin temor a ser señalada o juzgada, antes debe ser escuchada y orientada.
2. ¿Quién o quiénes son las personas que pueden practicar la eutanasia?

Dentro de los países que se encuentra legalizada esta práctica y quienes son pioneros de la misma son: Holanda, Bélgica y Luxemburgo, existen países en los que de manera regional esta aceptada la eutanasia es el caso de Estados Unidos en los estados de: Oregón, Montana y Washington; sin embargo según Organización Mundial de la Salud, utilizado de manera
universal contempla que: ¨la eutanasia es aquella acción del médico que provoca deliberadamente la muerte del paciente”.3
Como aporte cultural dentro del grupo de estas prácticas de “muertes dignas” el suicidio asistido (entiéndase “cuando el paciente se auto administra un medicamento letal recetado por el medico”) es practicado en países de occidente: Suiza y España. 4
La eutanasia como un tema de tan amplia implicación legal, nos hace pensar hasta donde va nuestro deber como médicos, pero también donde empiezan nuestros derechos; ¿debo darle paz a alguien que quiere morir practicándole la eutanasia?, ¿tengo derecho a ser un ciudadano común y negarme? Es clara la Sentencia c239 de 19975 que indica que solo el médico puede realizar la eutanasia a un paciente y me refiero explícitamente a nuestro país, Colombia, pero en qué posición tan paradójica queda el medico que es un dador de salud y al mismo tiempo autor de muerte. No debe generalizarse, como se muestra allí no todos están de acuerdo con estas prácticas y más con todas las implicaciones legales que ello puede tener en su profesión.

3. ¿Estamos de acuerdo o en desacuerdo con respecto a este acto?

La eutanasia continuamente se ha visto reflejada en un dilema entre dos grandes corrientes filosóficas, por un lado encontramos las personas que están a favor de esta en base al concepto de muerte digna; por otro lado, se encuentra el grupo de personas que encuentra abominable el termino eutanasia por cuestiones legales o religiosas y una concepción de vida en la que solo un ser supremo decide el momento de muerte. A pesar de estas
continuas polémicas la eutanasia ha llegado a ser legal en algunos países, como se mencionó anteriormente, sin embargo cada uno de estos aplica diferentes tipos de normatividad y procedimientos legales, pero básicamente con un mismo objetivo, permitirle al paciente descansar del claustrofóbico sufrimiento del día a día al padecer algún tipo de enfermedad que probablemente es progresiva, no tiene cura y se compone de insoportables dolores físicos y psicológicos.

Partiendo de la premisa que la práctica médica confiere la noción de abogar por la salud del paciente, se entiende de manera somera y publica “Salud” como vida, y no es así, según la OMS : «La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades.»6. Y es lo que esperamos resolver como médicos un estado de COMPLETO BIENESTAR dentro de los ámbitos que involucre al ser humano y si es necesaria la muerte para alcanzar su nirvana expresado en bienestar, es de estricta y justa aceptación la eutanasia si es que tiene el permiso de un médico quien practique el acto, o de suicidio asistido si es que no lo asiste un médico, o no desea involucrar otra mano sino la de él (entiéndase por el paciente), como autonomía.

Una postura arbitraria, no cabría en un debate, sin embargo la centralización de un grupo medico es la imparcialidad de este acto, la eutanasia no comprende llanamente un fatuo médico o de espontaneidad, sino también un instrumento de decisión y autodeterminación del individuo que lo solicite y claro, de dependencia de quien lo practique.

Katherine Arambula escribe sobre banalidad del mal: buen texto

EL MAL RADICAL Y LA BANALIDAD DEL MAL
Auschwitz, Camboya, el terrorismo de Estado y los ataques terroristas; el siglo XX ha sido atravesado por el mal. Las imágenes del horror nunca antes habían sido tan ampliamente difundidas, y sin embargo hay una enorme disparidad entre la visibilidad del mal y nuestra capacidad de comprenderlo. Nos es más fácil "indignarnos, hablar de injusticia, de violación de los derechos humanos, de clasificar y condenar el mal, pero en momentos críticos como éste, hay poco pensamiento serio sobre el mal. Nuestras respuestas son débiles y utilizamos este término para acallar el pensamiento y para demonizar lo que nos negamos a entender". Bernstein se pregunta: ¿Qué podemos aprender sobre el mal de la tradición filosófica moderna? Su recorrido va desde Kant, que acuñó la expresión "mal radical", hasta Hannah Arendt, que ya en 1945 planteó que el problema del mal será la cuestión fundamental de la vida intelectual de la Europa de posguerra.
El propósito de esta lectura es analizar las opciones de Arendt sobre la banalidad del mal” con sus respectivas relaciones. Arendt describe el terror como la esencia del régimen totalitario. Este terror difiere de otros casos familiares como el terror revolucionario o el terror tiránico en que éste no es, en realidad, un medio en absoluto sino, más bien, un proceso sin un fin. Su meta era revelar la abrupta superfluidad de los seres humanos; mostrar que no hay ningún límite inherente al poder de deshumanizar a los individuos. Arendt introduce la noción de “mal radical” para describir los crímenes atroces de los regímenes totalitarios. Pero ella pasa de la idea del “mal radical” a la noción controversial de “la banalidad del mal”. Esta noción se le ocurrió en su cubrimiento del juicio de Adolf Eichmann en Jerusalén para The New Yorker. Arendt describe con la noción de “la banalidad del mal” el agente burocrático que realiza actos atroces sin la presencia de algún motivo maligno o fervor ideológico
Tras la aniquilación de la persona jurídica, el asesinato de la persona moral y la destrucción de la humanidad, los hombres son transformados en cadáveres vivientes, sin el más ligero rasgo de espontaneidad.
Arendt piensa que los tres pasos de este proceso de deshumanización culminan con la aniquilación de la humanidad. A diferencia de los gobiernos despóticos, los regímenes totalitarios no buscan la dominación tiránica de la libertad de los hombres, sino que pretenden construir un sistema donde los hombres se vuelvan superfluos, innecesarios. La dominación totalitaria busca deshumanizar a los hombres, acabar con la condición humana. De ahí que los hechos atroces perpetrados por los totalitarismos encarnen el “mal radical” del siglo XX:
Ahora bien, para Arendt, la noción de “mal radical” no es racionable; esta es la discrepancia con el significado que Kant le asigna a dicha palabra. Para Kant, el “mal radical” son aquellas acciones malvadas fruto de una voluntad pervertida que desatiende los Imperativos Categóricos. En cambio, para Arendt, el “mal radical” es una noción fenomenológica que describe los hechos atroces de los totalitarismos, encaminados a transformar a los hombres en entes superfluos. Los actos atroces del totalitarismo son actos extremos que no tienen nada que ver con motivos pecaminosos, no son humanamente comprensibles.
Asimismo, Arendt utiliza la noción de “la banalidad del mal” para describir cómo una persona normal envió millones de seres humanos a las cámaras de gas sin tener alguna intención malvada para hacerlo. Esa incapacidad de Eichmann de dar cuenta de sus actos va acompañada de una profunda irreflexión y, esta a su vez, pone de manifiesto una incapacidad de pensar y juzgar. En efecto, en el contexto social perverso de los totalitarismos sólo unas cuantas personas se abstuvieron de obrar mal
Arendt cita en su obra Eichmann en Jerusalén, para ilustrar cómo algunas personas lograron preservar su capacidad para pensar y se negaron a participar en las acciones del nazismo. Ella observa, a partir de estos ejemplos positivos, que la capacidad para pensar y juzgar desempeña un rol importante en las acciones políticas y morales, mientras que la irreflexión representa un peligro en la esfera política
Para concluir, lo relevante del análisis de las nociones de Arendt de “mal radical” y “la banalidad del mal” es que ambas ponen de manifiesto el propósito de los totalitarismos de acabar con la humanidad de los hombres y las cuales subsumir particulares. En otras palabras, se acostumbraron a no tomar nunca decisiones. Alguien que quisiera, por cualquier razón o propósito, abolir los viejos valores o virtudes, no encontraría dificultad alguna, siempre que se ofreciera un nuevo código, y no necesitaría ni fuerza ni persuasión –tampoco ninguna prueba de la superioridad de los nuevos valores con respecto a los viejos– para imponerlos. Cuanto más firmemente los hombres se aferren al viejo código, tanto más ansiosos estarán por asimilar el nuevo”. con sus capacidades para pensar y juzgar. Como hemos visto, el “mal radical” describe los mecanismos de dominación totalitaria que hacen posible la construcción de seres humanos superfluos, indistintos, predecibles. Describe las condiciones generales que favorecen la desaparición del mundo humano, de la libertad, de la individualidad, de la originalidad, de la solidaridad, de la moral y de la política. La pérdida de la persona jurídica, de la persona moral y de la individualidad, convierte a los prisioneros de los campos en haces de reacciones intercambiables. Por todo esto, dice Arendt, este “mal radical” es moralmente imperdonable, jurídicamente imposible de castigar y, hasta cierto punto, fruto de motivaciones incomprensibles. En cambio, la noción de “la banalidad del mal” es producto del esfuerzo de Arendt por comprender las motivaciones que llevaron a Eichmann a convertirse en un agente criminal. “La banalidad del mal” no es “una expresión que se refiera a los actos de Eichmann. No había nada de banal en tales actos. La “banalidad del mal” se refiere más bien a sus motivos e intenciones”. Al menos en un punto, entonces, Arendt parece haber modificado su opinión sobre la naturaleza del mal en los totalitarismos. Si en Los orígenes del totalitarismo este mal era causado por motivaciones humanamente incomprensibles, en Eichmann en Jerusalén, Arendt pone de manifiesto que, más que incomprensibles, las intenciones de los genocidas pueden ser superficiales. Sin embargo, el “mal radical” pone de manifiesto, en primera instancia, una cara del proceso de deshumanización de los totalitarismos: la aniquilación de la condición humana de las víctimas, mientras la “banalidad del mal” revela, en segunda instancia, a partir del caso concreto de Eichmann, el envés de dicho proceso de deshumanización que ejerce el totalitarismo en los ciudadanos al pervertir sus
capacidades para pensar y juzgar. Por todas estas razones, tanto el “mal radical” como la “banalidad del mal”, constituyen las dos caras del horror de los regímenes totalitarios.

no pasaron quiz tercer corte

no pasaron quiz tercer corte (ya sea por contestación incorrecta o por argumentación borrosa o ambas cosas)

nazate
niño camargo
l f salamanca

r e cifuentes
s e olejua
keile
 d a sabogal

i a mora
e j rodriguez
g a ruiz
m a torres
e y jimenez
y j landinez
m a topia
n m muñoz
 e j medina

c y peñaloza
 j d torres
o a mora
 n a león

l e murillo
l f salamanca


edward medina y john a niño

Edward julian medina y John alberto niño ( corte 1) no han enviado todo en un solo documento.  A menos que lo hagan se quedan sin nota de primer corte, y por enviar la compilación muy tarde tiene rebaja de nota, si es que la mandan antes que suba notas. FB