DE HANNAH ARENDT:
(EL MAL RADICAL Y
LA BANALIDAD DEL MAL)
El hombre, cuenta con una esencia propia,
lo cual le brinda una dignidad, pero en algunas ocasiones esta puede ser dejada
de lado, quitando lo lábil y cambiante de su comportamiento, el ser humano puede
generar y se transformarse en un ser sin
función alguna, sin espontaneidad, sin
capacidad de detenerse o de no acatar una orden. Esto es lo que intenta
explicar Arendt a través de las ideas acerca del mal radical, agrupándolas de
la siguiente manera, el primero de ellos es el mal radical tiene que ver con hacer al ser humano un
ser superfluo, es decir convertirlo en algo innecesario, algo que no es y algo
que es incapaz de desempeñar una función que de genere beneficio alguno.
En segundo lugar encontramos la representación del mal
como la eliminación de la espontaneidad característica del hombre, la cual está
en directa relación con la naturaleza y la libertad humana, entonces se ve
comprometido el verdadero ser, en un tercer punto está el delirio de omnipotencia de un individuo, es
decir la necesidad irresistible que genera el hombre al sentirse superior al
resto y que se encuentra por encima de los demás, lo que genera una
incompatibilidad con la existencia de los hombres en plural.
Por otro lado la autora nos hace ver que los actos más
perversos del ser humano surgen del egoísmo, pues el ser humano es un ser débil
e influenciable y que se va a volver adicto a todo lo que pueda llegar a
generarle placer si es un ser hueco y superficial, esto predisponiéndolo a
quedar cada día en una lucha constante entre el deber y el placer.
El problema con este tipo de cosas, es que el ser
humano está hecho para interactuar de manera natural con la sociedad, pero siempre tiene un grado de mal que radica en el, y es que se puede
lograr corromper al ser humano, pues dentro de su incansable búsqueda de
bienestar, puede llegar a acceder a
realizar actos para lograr lo que quiere aun cuando estos actos vayan en contra
de sus principios, o sus dictámenes morales, entonces es allí cuando el hombre
se corrompe por perder su espontaneidad y simplemente actuar como un ser
ejecutor de ideas ajenas o propias pero de las cuales no quiere tomar
responsabilidad, es aquí cuando el hombre se vuelve malo. Entonces podríamos llegar
a resumir la idea de la autora con tres características humanas en el hombre, o
como tres tipos de hombre, un ser superfluo, un ser sin espontaneidad y un ser
egoísta.
Un hombre superfluo es aquel que podría ser descrito
como un campo de concentración nazi del régimen totalitario, donde se explica
la lógica de la dominación total, mediante ideas tales como matar a la persona
jurídica que hay en el hombre, es decir revocar todo reconocimiento legal de
este, asesinar la moralidad del hombre, es decir pisoteando sus principios y
dejando de lado su valor como ser humano, hacer de otros seres humanos
superfluos, y asi habrán dominado al hombre desde su interior y lo habrán
convertido en alguien malo, dominado y sin espontaneidad. Pues tras acabar con la persona moral y
jurídica, se logra la destrucción del ser humano libre, lo cual lleva al ser
huamano a actuar de manera corrupta, en pocas palabras una persona egoísta que
solo piensa en si mismo por su afán de recuperar algo de lo q fue o por
simplemente seguir ideas ajenas, es decir una persona denigrada con una
capacidad de discernimiento totalmente alterada.
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