Los personajes más corruptos y aquellos que piensan que cruzarse un semáforo es apenas una ‘travesura’, tienen algo en común: el mecanismo cerebral que les permite actuar de esa forma. Sin embargo, esta dotación neuronal no es exclusiva de aquellos que delinquen, sino que puede activarse en cualquier persona cada vez que es tentada por un acto deshonesto.
ver:
http://www.eltiempo.com/politica/justicia/explicacion-cientifica-para-la-corrupcion/16829539
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