lunes, 19 de octubre de 2015

Chamanismo y medicina por Catalina Bohorquez

CONSTRUYENDO UNA RELACION MEDICO- PACIENTE


Mohandas Gandhi es reconocido en la historia como el padre de la no violencia, “satiyagraha.” . Se nomina de esta manera porque su forma de lucha la realizó sin ningún tipo de arma lo que no significa que su filosofía buscara la resistencia pasiva. El principio básico de la no violencia se funda en la bondad inherente al ser humano, sus posibilidades morales y la capacidad para soportar al oponente. Gandhi intentó, brindar una alternativa de resistencia política a las luchas campesinas en contra del imperio Inglés , las cuales no habían rendido ningún fruto. Su propuesta, conocida en occidente como “desobediencia civil” -no cooperación/insumisión- desarrollo la unión entre la ética y la política logrando con ello la autodeterminación de su pueblo “swara”- , sin matar a su enemigo –“ahimsa”.

La amplia formación académica de corte occidental nutrida por los filósofos griegos sumado a la filosofía estoica propia de las religiones de la india como el jainismo, budismo e hinduismo le llevaron a Gandhi a construir de valores de renuncia, sencillez, el conocimiento de sí mismo, el respeto por la verdad y su comprensión por el arte de amar-ahimsa.

Los valores eran expresados por Ghandi en cada una de sus actuaciones de manera integral, eran su estilo de vida: todo aquello que decía lo hacía y aquello que hacía lo decía, pues su vida estaba atravesada por la ética, la política, la religión , la costumbre sin fragmentar las percepciones; de allí que la filosofía de la no violencia(ahimsha) políticamente entendida como resistencia civil . Esta forma de lucha es justa pues restituye los derechos y no hace sufrir a los resistentes.

La no violencia entendida como «abstención de ofensa en todas sus formas, en todos los tiempos y hacia todos los seres» , es el compendio de todas las virtudes en la práctica del hinduismo,comparable al concepto de amor en la cultura judeocristiana de occidente o la orientación dela filsofía personalista .

Moverme sobre los principios de la no violencia me implica abstenerme de cualquier forma de violencia inutil, verbal o psicológica, no actuar en la relación con mis congeneres por venganza, buscar la justicia en la práctica médica dando todo lo que soy como persona y profesional para restablecer la salud del otro,
siendo la muerte la última instancia para resolver cualquier situación que menoscabe la integridad de cualquier ser vivo.

Para nosotros los occidentales, dominados por el consumo y el tener bienes materiales para dar respuesta a los placeres inmediatos, intentar asumir los principios del ahimsha nos resultaría un poco dificil; sin embargo existen prácticas que no son ajenas a nuestra cultura como es el caso de la filosofía del buen vivir presentado por Savater y Séneca o la búsqueda de la Felicidad señalada por Schopenhauer. Esa búsqueda del buen vivir ,genera en mi una alta exigencia en la búsqueda de la igualdad, de la justicia y de la solidadridad dentro de la sociedad médica para lo cual se me requiere una actuación profesional que garantice a cada uno de mis consultantes una mejor atención que les permita a mediano o largo plazo su realización personal.

La no violencia como forma de desobediencia civil, me conduce a una toma de conciencia social, en donde màs allá de realizar mi trabajo con responsabilidad social, me obliga a realizar prácticas que se opongan a un sistema de salud que ha mercantilizado la vida de los pacientes y a los profesionales de la salud nos ha transformado en las sirvientas de las grandes multinacionales de los medicamentos.

La desobediencia civil, desde la experiencia de Ghandi , me lleva a comprender que en Colombia existen instituciones que consideran a los sectores menos privilegiados como los intocables, como sucede en las castas Indues. Hago referencia a los habitantes de la calle, a las poblaciones en situación de desplazamiento forzado, las minorias étnicas, los pobres del país. Son intocables por cuanto no tienen igualdad de oportunidades para acceder a los derechos fundamentales, dentro de los cuales esta la salud. Para hacer resistencia a estas prácticas que paulatinamente se han naturalizado en nuestro país , que nos acercan a las formas de exclusión propias de las castas, obliga a los estudiantes de medicina reconocernos en un contexto lleno de injusticias sociales, inmerso en un conflicto frente al cual debemos generar formas alternas de lucha.

En este sentido, la desobediencia civil se convierte en una ruta pacífica en la búsqueda del cambio que necesita el país y en particular el sistema de salud. Salvando las diferencias culturales, temporales y espaciales que caracterizaron el movimiento de Gandhi en la India, podría reconocerme en los principios que generales que caracterizan esta modalidad de resolución de conflictos:

* No reproducir el mal mercantilista que acusa el servicio médico lleno de burocracia. La no violencia exige no responder con mal a quien hace mal o ser pasivo frente a la opresión sino, responder adecuadamente con acciones no violentas
* Evitar el dolor y el sufrimiento a quienes atiendo. Se que no puedo desaparecer el dolor, en muchos casos perderé la batalla frente a la enfermedad. La lucha está en brindar las mejores oportunidades al paciente y a sus familias muy a pesar del sistema de salud.
* La disposición a sufrir no la comparto, sin embargo, creo que hay causas justas con las que me debo comprometer. No se trata de soportar la violencia del contexto con pasividad, se trata de dar salidas humanas a las diferentes formas de dolor social que observo en los diversos escenarios de mi práctica: minimizando el dolor, reduciendo la espera para un tratamiento, realizando un buen diagnóstico y tratamiento por mencionar algunas formas
* Propiciar formas de comunicación entre paciente, doctor, familia e instituciones con la única intensión de tomar decisiones negociadas y posibles para un tratamiento integral de las enfermedades. Se trata, entonces de un esfuerzo continuo, tanto individual como colectivo, para transformar las condiciones de salud de nuestro país, los cuales pueden encontrar salidas sin el uso de la violencia y en este sentido transformar la lucha por un mejor sistema de salud en un proceso constructivo para todos los actores del sistema.

La no violencia, como medio de lucha en los médicos, desde acciones mínimas en lo cotidiano permite la conquista y vivencia de los derechos, de la ciudadanía, pues es desde la experiencia cotidiana en donde se transforman las condiciones injustas de nuestro país.

Ser coherente en el pensar, decir y hacer desde la no violencia como lo hizo Gandhi, me ha cuestionado mi relación con el paciente. Para seguir fundamentando este cuestionamiento abordaré la segunda parte de la clase en donde se hace un símil entre el chaman y su comunidad con el médico en su relación con el paciente.

Es claro que realizar una comparación plana entre el chaman y el médico resulta un improperio conceptual dada las connotaciones culturales de cada uno de ellos por cuanto los saberes tienen un lugar de enunciación diferente : en el primero es mágico religioso y en el médico es de carácter paradigmático.

El conocimiento mágico religioso del Chaman se configura en la tradición del pueblo al que pertenece. No se estudia por que se quiere, se es chamán por el llamado de los dioses a un miembro de la comunidad, porque se poseen ciertos dones, no construidos en la experiencia individual sino otorgados por el universo. En esta comprensión de mundo , ser chaman no es una “vocación” o un gusto es un deber con los dioses, el universo y la comunidad que se adquiere desde el mismo día que se nace, se transforma con el rito de iniciación y se consolida a lo largo de la vida en tanto mantenga la relación con la naturaleza y sus ancestros. Las características del Chaman varían de una cultura a otra, sin embargo tiene en común su carácter mágico religioso, su amplio conocimiento de las plantas, minerales en cuanto a usos , beneficios y posibles daños que estos pueden causa a la salud. De igual modo desde su saber ancestral logran un vinculo con los espíritus de la naturaleza y de cada parte del cuerpo humano ,con quienes entablan relación para dar sentido a las “enfermedades” o males que aquejan a miembros de su comunidad y desde allí dar una salida o “tratamiento”.

El conocimiento de la medicina es paradigmático, es decir es hijo de las ciencias exactas por lo cual demanda un método, una comunidad , un objeto de estudio, un lenguaje propio. Se es médico por “vocación” o convicción, se escoge ser médico , sin embargo en nuestra sociedad son pocos los que lograr accederá esta carrera dados los altos costos. Es una profesión que demanda un uso de semánticas precisas para diferenciar las enfermedades, las manifestaciones de estas para dar con un diagnóstico preciso. Al igual que los chamanes se requiere de una ardua preparación que dura toda la vida, conocer las condiciones de cada enfermedad y como se manifiesta en las particularidades de cada paciente( como los espíritus de la naturaleza) se requiere un profundo conocimiento de los medicamentos, sus efectos sobre la enfermedad y los daños colaterales que pueden causar en el cuerpo.

¿Cuál es el lugar de encuentro entre el chaman y el médico?:

Además de los descrito en el párrafo anterior, la cura que realiza el chaman sobre el miembro de su comunidad es equivalente a una cura psicoanalítica por cuanto el paciente recoge un mito social frente a la enfermedad que padece , así, como de la cura que recibirá. En el caso de la medicina, puede dar un tratamiento desde el psicoanálisis que no es otra cosa que el mito individual o echar mano de las teorías científicas de la enfermedad y la cura que los mitos occidentales sobre la verdad del conocimiento médico

Visto de esta manera el chamanismo y la práctica médica, salvando las diferencias de representaciones de mundo que las acogen, tienen un lugar de encuentro: la palabra, el discurso como vínculo social con el paciente.

El chaman, comunica un mito construido desde los orígenes mismos de su cultura para dar sentido y significación tanto a la enfermedad, e, tratamiento y los resultados de éste. Por ser el mito de carácter mítico religioso funciona como un imperativo tanto para el chaman como para el paciente. En esta línea de reflexión, el médico sustentado en las semánticas de las patologías, intenta dar orientaciones al paciente sobre las disfunciones de sus organismos y desde la semántica de los medicamentos, la necesidad de administrar determinado tratamiento. Aquí tanto el paciente como el médico quedan sujetos a los discursos paradigmáticos de la medicina.

Es el discurso, en cada uno de los saberes, quien recoge al médico-paciente, chaman- paciente, nos genera un vínculo y brinda sentido a la relación que se construye entre nosotros.

Considero, que a pesar de la arrogancia de la medicina paradigmática llamada alopática es mucho lo que debemos aprender de esos saberes otros, nominados hoy como medicina alternativa que echa mano del conocimientos ancestrales de nuestras comunidades indígenas para dar salidas no invasivas a enfermedades de difícil tratamiento. De pronto , al reconocer la diversidad de tratamientos de las diferentes culturas, logremos en algo el reconocimiento cultural de los chamanes.

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