lunes, 19 de octubre de 2015

Ensayo de Laura Catalina Bohorquez

UNIVERSIDAD DE CIENCIAS APLICADAS Y AMBIENTALES UDCA
FACULTAD DE CIENCIAS DE LA SALUD
FACULTAD DE MEDICINA
ETICA MEDICA
PROFESOR FERNANDO BAENA
ESTUDIANTE: LAURA CATALINA BOHORQUEZ PIÑEROS

MODELO MEDICO INCLUYENTE Y DIFERENCIADO

Durante los años que llevo en el proceso de formación profesional como médico y a través de mis diferentes rotaciones en cada uno de las especialidades he convivido y practicado modelos médicos que se han naturalizado en los diferentes actuaciones médicas. La naturalización se da cuando asumimos que las prácticas médicas, que se establecen como formas de relación con el paciente se realizan de determinada manera y no de otra producto de la tradición acrítica bajo sentencias de quienes dirigen los centros hospitalarios como “ Así se ha hecho y de esa manera ha funcionado toda la vida” o afirmaciones como” el sistema de gestión hospitalaria así lo demanda”

Estas afirmaciones categóricas trae consigo una actuación médica acrítica con un efecto aún más grave: la homogenización de discursos que se traducen en prácticas de control de la identidad del ser médico por una parte y del control del cuerpo del sujeto paciente por otra. la afirmación se sustenta en que las prácticas médicas tiene una profunda marca centrada en los legalismo que se sustentan no solamente en la normatividad manifiesta en el código de la práctica médica, sino que hace referencia a los sistemas de gestión que burocratizan la salud centrando el ejercicio del profesional de la salud, en los instrumentos ,formatos a llenar ,dejando de lado la atención oportuna a los pacientes de acuerdo a sus necesidades particulares, toda vez que la burocracia y procedimientos propios de los actuales sistemas de gestión hospitalaria estandarizan los tratamientos a través de los mínimos de exámenes y medicamentos que el médico puede autorizar para todos los pacientes sin tener presente las particularidades tanto de la persona como de las manifestaciones de la enfermedad.

Los modelos médicos sustentados en sistemas de gestión de principios legalistas, o de carácter instrumental , son pilares del modelo comercial cuyo objetivo ha sido convertir la salud en una gran empresa para las multinacionales de los medicamentos, así como de los emporios denominados IPS y EPS. Pensar que estos modelos se manifiestan en la cotidianidad de manera pura no es cierto pues hoy en día se entrelazan en un tejido poco claro pero que deja claro que la menor de las preocupaciones es la relación: Médico-paciente desde una perspectiva humana.

Veamos alguno de los elementos que caracterizan este modelo Hibrido-homogenizante que transita en los corredores hospitalarios:
* Biologismo
* concepción metodológica positivista paciente y enfermadad como objetos de estudio
* Dominio de un marco conceptual evolucionista
* ahistórico
* individualista y asocial
* salud y enfermedad como mercancías del sistema
* eficientísmo y pragmática en la atención que se comprende como servicio no como derecho.
* orientación asistencialista.
* la enfermedad se comprende como anormalidad
* Se asume al paciente como ignorante o se comprende su saber como marginal (por ejemplo el de las minorías étnicas)
* manejo del paciente por culpa por cuanto la enfermedad es el resultado de su irresponsabilidad.
* paciente como consumidor pasivo de sistema.
* el saber médico es exclusivo del médico.
* escasa políticas preventivas o formación a los pacientes y comunidad para una cultura de la prevención.
* Comportamiento por modelado de los profesionales de la salud. racionales y de poca empatía hacia el sujeto paciente.
* Control de la práctica médica a través de la normativización, imposición de sistemas de gestión de calidad, medicalización como estrategia de legitimación de la existencia del mercado de la salud (ESPINOSA, 2013).

Este modelo existente el Colombia es el resultado de las políticas económicas enmarcadas en el Neoliberalismo ha convertido, como lo he repetido en escritos anteriores, a la actuación médica a un modelo empresarial, en donde la autonomía del médico queda sujeta a las necesidades de la industria de la salud llevando a un proceso paulatino de obrerización de los profesionales de la salud y de cosificación de los “usuarios” pacientes del sistema; en síntesis no es visible para este modelo el ser humano

La pregunta obligada p ara el problema descrito es ¿cuál es el modelo de relación médico paciente que se requiere? .
Se asume para el presente ejercicio el concepto de modelo médico a la luz de la definición presentada por Zunilda Mendoza como “un instrumento metodológico que supone una construcción teórica, a través de rasgos estructurales de cada uno de ellos. El modelo, no implica una realidad determinada, es una construcción desarrollada por el investigador en la teoría”. (ZUNILDA, 1993)

Para resolver el problema que me inquieta parto de varios presupuestos que me permito manifestar:
* los modelos médicos si bien se construyen sobre elementos estructurante que le permitan ser transferidos o desplazadas en diferentes poblaciones
* la condición necesaria para la implementación de un modelo médico paciente es el reconocimiento de las particularidades culturales de las sociedades en las que se utilizan o desarrollan y el reconocimiento de las diferencias de los grupos humanos que integran dichas sociedades.
* Debe precisar un paradigma que supere la mirada positivista , pragmática del enfoque cientificista que ha imperado en la práctica médica
* Propiciar una mirada incluyente de los saberes otros que se instalan en los saberes culturales de los cuales son portadores las minorías étnicas que integran la población Colombiana. Saberes otros que han sido marginalizados por los discursos homogenizantes y se han convertido en saberes de segundo o tercer nivel por no estar dentro de la matriz occidental denominado conocimiento científico. Hago referencia a los saberes que se encuentran en el margen de la sociedad, a la producción de los pueblos que históricamente han sido invisibilizadas pero que subsisten en la tradición oral y que a pesar de la globalización sobreviven en la memoria .
* Rescatar al ser humano en la relación médico paciente, en donde se particularicen las necesidades y se reconozca al paciente y al médico como un verdadero otro en el que medie una comunicación que evidencie la diferencia no como una anormalidad sino como una posibilidad y en este entendido propicie prácticas médicas incluyentes y situadas.

Los elementos enumerados me llevan a proponer un modelo integrado en la cultura, y en la persona; que me permita ,como profesional de la salud, entender los fenómenos de la salud y la enfermedad desde múltiples perspectivas, atendiendo a los contextos.

Comprendo que la enfermedad como fenómeno biológico tiene explicación desde la “ciencia” y de igual modo entiendo que la enfermedad como experiencia subjetiva se manifiesta de manera personal integrada a un imaginario cultural, a una condición económica y social de quien padece el dolor y la enfermedad ( Mendoza 2013. pág 2-5). Experimentar una enfermedad como el cáncer no tiene el mismo significado para una persona de formación en el paradigma tradicional que para un miembro de una comunidad indígena, de igual manera no adquiere la misma dimensión un tratamiento médico para quien posee las condiciones económicas oposición a la persona que carece de los recursos que le permitan acceder a un tratamiento con calidad, no es igual tener el poder para establecer políticas frente al tratamiento de las enfermedades que estar sujeta a las políticas de Estado para ser intervenida en el tratamiento de determinada enfermedad.

El reconocimiento de estas diferencias es la que nos permite romper con la mirada homogenizante tanto en la explicación de las enfermedades como en la comprensión de los tratamientos; me permite adentrarme en esos saberes otros que se construyen creencias saberes y prácticas que se configuran desde las comunidades o sectores menos favorecidos.
La propuesta de inclusión implica necesariamente trasformar las relaciones verticales médico paciente por cuanto me obliga a escuchar con todos los sentidos a quien estoy atendiendo. Me exige incorporar los conceptos, representaciones y nociones que el paciente posee de su enfermedad y de su tratamiento a las condiciones históricas y económicas en las que él habita para transformar mi actuación médica o propuesta de interacción tanto con la enfermedad como con el paciente.

El modelo médico integrado a la cultura no deja de lado , el rigor académico del saber disciplinar que esta profesión demanda, invita a consensuar y poner a conversar los diferentes saberes para dar respuesta a una atención integral al paciente guardando las proporciones y escalas para superar de manera pertinente las enfermedades. Estoy hablando de un paradigma médico pluralista que se comprende como “la existencia de sistemas paralelos o alternativos (medicina occidental, medicina tradicional, medicina espiritista, etc.) en donde los enfermos eligen el uso de dos o tres sistemas y en igual forma los terapeutas (médicos, espiritistas, curadores tradicionales, etc.) de incorporar elementos de dos o de los tres “ (Chomsky, Ménendez 1993)

Lograr un modelo médico de perspectiva culturalista que propicie el reconocimiento de la diversidad con un práctica incluyente requiere de plano un cambio estructural en el modelo económico imperante, en nuestro caso el neoliberalismo, y en segunda instancia repensarse el sistema de salud que ha generado este modelo que transforme la mercantilización de la salud/enfermdedad para devolver el lugar que le corresponde: La salud como derecho . Como tercer cambio estructural exige eliminar de todo discurso y práctica médica el uso de la enfermedad como mecanismo de
exclusión superando el paradigma de la normalidad/anormalidad pues desde estas semánticas se ha satanizado a quienes padecen ciertas patologías para convertir a algunos segmentos poblaciones en parias sociales como es el caso de quienes padecen VIH-Sida que se le endilga a grupos o comunidades como LGTBI o señalarlo como de origen eminentemente africano,; práctica que no es otra cosa que la legitimación de lenguajes homofóbicos o raciales.

Trabajos citados ESPINOSA, A. (2013). la paradoja de la Salud y el modelo médico Homogenizante. (scielo, Ed.) Revista Cubana de Salud Pública" , 39 (1-3). ZUNILDA, M. (1993). Modelos médicos e Interculturalidad. Yollphaltli. Servicios médicos con calidad Intercultural en pueblos amerindios .

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