lunes, 19 de octubre de 2015

Ensayo de Erika del Mar Beltrán.

MODELOS MEDICOS HACIA UN ACTO MÉDICO MÁS HUMANO
Existen varias controversias en la actualidad para ser etiquetados como un buen o mal profesional médico, si atendemos o no adecuadamente a alguien, si le medicamos o no un antibiótico el cual muy posiblemente el paciente resulte tomando, indicado por la vecina o por el personal de la farmacia, que ha pasado, como logramos llegar al punto donde la relación médico paciente se halla limitado a un intercambio de productos y servicios, estamos vendiendo un poco de nuestro aprendizaje, por unas pocas monedas, hemos pasado de ser unos líderes en la comunidad a ser la problemática principal, dejamos que nuestra imagen y nuestro trabajo sea denigrado por los pacientes y poco valorado, nos avientan una gran cantidad de palabras grotescas y llenas de furia en contra de nuestros principios morales, nos culpan de ser y de no ser, de proveer y no proveer, pero el médico no puede ser culpado únicamente por la decadencia del servicio de salud.
Nos hemos encontrado con una nueva legislación que acarrea cada vez nuevos impedimentos o en mejores palabras, una gigantesca muralla de limitaciones a la hora de prestar un servicio, estamos siendo restringidos por las entidades promotoras de salud, aquellas que día a día colocan un nuevo ladrillo para hacer de nuestro trabajo un caos, nos llevaron a precisar 15 minutos para cada paciente, sin importar el número de comorbilidades que este pueda tener, y que de esos 15
minutos el 90% de nuestro tiempo sea predispuesto a llenar cada vez más papeleos y más procesos para dar el mismo tratamiento y enfocar de la misma manera a os pacientes, dejamos que las empresas prestadoras de servicios de salud sean aquellas que escojan el tipo de medicación que podemos darle al paciente, sin importar si realmente pueda ser igual de efectivo al que el protocolo o nuestra propia experiencia haya pensado. Somos culpables de dejarnos manipular y de dejarnos acorralar por estas empresas, sin saber que nosotros somos quienes tenemos el poder de cambiar esta repugnante idea de salud para todos.
Hemos evolucionado, dejamos de guiarnos de aquel modelo paternalista, donde imponíamos nuestra opinión y decisión frente al paciente sin importar sus mismas necesidades, para no dejar que nuestra autoridad se vea cuestionada así sea un poco, aquellos que podían decidir entre la vida o la muerte de una persona sin deliberaciones, sin intermediarios que puedan interponerse en nuestro cuestionamiento de la medicina, donde las relaciones o el vínculo de confianza del médico y el paciente solo era dado de una manera unidireccional y la razón solo la podía tener una persona sin más.
De otra manera nos saltamos a una siguiente era, la cual solo se enfocaba en la obtención de información, o el paciente como un conejillo de indias de nuestras locas maneras de pensar la medicina, experimentamos con otros para buscar la aprobación de nuestros procedimientos médicos que nos llevaran a un nuevo siglo XXI en cuestiones de tecnología y de medicina avanzada, no estoy diciendo que generar nuevas maneras de ver la medicina este mal, solo que somos egoístas, somos capaces de juguetear con el cuerpo ajeno, pero somos rígidos al hablar del propio o el de un familiar cercano; solo queremos obtener una tabulación que avale nuestros
ideales, que nos deje aprendizajes, logramos cosificar a un ser humano, sin siquiera verlo como igual, como un ser que tiene sentimientos y que además tiene una familia cerca de él.
Ahora nos cubrimos de cualquier tipo de percance, cualquier escalón que pueda darnos un puntapié y dejarnos caer por las escaleras del éxito y la gloria, tratamos de perfeccionar cada acción para no dejar un pequeño pajal que pueda prenderse con una chispa de malicia, tratamos de que cada paso que hacemos a la hora de realizar el acto médico, no tenga ninguna queja, o al menos pagamos un buen seguro con el fin de que no perdamos todo lo que tardamos en obtener con tanto tiempo y dedicación, solo por un pequeño error, somos tan cautelosos en la hora de establecer un vínculo entre el médico y el paciente para al menos llegar a dormir tranquilamente a casa sin pensar que nos van a llover una gran cantidad de demandas que nos dejaran en la cochina calle, o al menos con los bolsillos llenos del abogado y un pan debajo de nuestro brazo.
Pero la problemática actual del sistema de salud no termina acá, porque también hay que incluir que hemos hecho de la labor medica una compraventa de servicios, un pequeño desván de mercancía, sí, somos comerciantes de la salud, ahora el número de billetes es el que puede dar ventaja a unos frente a los otros en relación con el servicio de salud, bien nadie esta cubierto de enfermarse, pero si puede ser de gran utilidad el acceso preferencial a un resonancia magnética o un cupo a unidad de cuidados intensivos, si existe un palanca adecuada, mientras aquellos que tienen solo unas pocas monedas de cobre, tienen que esperar y rezar para que la entidad promotora de salud avale un procedimiento necesario y muchas veces vital de un paciente.
Pero no siempre los médicos somos el problema, muchas veces el sistema hace del paciente una víctima más, el cual no es culpable ni los médicos ni el paciente por la falta de acceso al servicios de salud o de la baja calidad del mismo, sino que son víctimas del Estado por no proveerle al pueblo la salud como derecho primordial, o al menos unos servicios electivos, como es debido, unos servicios equitativos entre todos los estratos sociales, sin privilegios.
Actualmente se habla de implementar un modelo asistencial, un modelo humanitario perfecto donde la igualdad es primordial en los servicios, donde se pueda educar y prevenir una enfermedad o evitar las comorbilidades posteriores, se implementa el cubrimiento de las necesidades básicas de salud, para garantizar una alta calidad de vida en los usuarios de salud.
En mi concepción un modelo medico actual debe incluir una parte de cada modelo ya descrito, donde se integre el raciocinio paternalista, con uno familiar, donde privaticen los derechos de los médicos y de los pacientes, sin dejar a un lado los deberes y obligaciones de cada uno, generar un nuevo lazo de confianza pero llevando de la mano el respeto entre ambos, dejar a un lado la bata blanca bien pulcra, y sentarnos como iguales con los pacientes, recordar que son ellos los promotores de nuestras vidas, pero sin dar rienda suelta a la esclavitud por parte de los mismos, porque al fin de cuentas los pacientes tiene que tener presente que nosotros, también somos humanos, que nos cansamos, que tenemos hambre, sueño, que sentimos, lloramos también las perdidas, y celebramos las alegrías, no somos dioses, pero tampoco somos la parca.
No necesitamos una pila de títulos ni recordar las dosis de todos los medicamentos, aunque no quiera decir que esto no es importante, pero no es lo único que puede decir que somos buenos
profesionales, porque ante todo tenemos que ser unas buenas personas, aquellos que puedan escuchar y dar una opinión y posible resolución a la problemática del paciente, podemos ser amigos, compañeros, sin necesidad de dejar de ser médicos, y ser profesionales, realizar un trabajo íntegro y aun así poder brindar un apoyo emocional y social a aquellos que lo necesiten. Recordar que los pacientes no solo son una masa de carne que necesita tener una funcionalidad biológica perfecta, sino que son seres que necesitan tener de la mano una tranquilidad psicológica y social, aquel que necesita además de un cuerpo sano, una mente integra.
Tenemos en algún momento que alzar la voz, para que el gobierno escuche nuestras necesidades, para que las empresas promotoras de salud dejen de ver a los médicos como esclavos y tengan en cuenta cual era el objetivo principal de haber creado dicha entidad, que lo realmente primordial es garantizar la salud accesible universal, que la avaricia y la necesidad de adquirir más dinero no significa que estemos generando un bien social en la comunidad, sino que estamos creando un pequeño universo de enriquecimiento familiar. Somos mayoría, podemos dar de baja aquellos que quieran perjudicar la salud.
Podemos recordar lo que es una atención médica bien prestada, una valoración detallada, una resolución de todos los síntomas que nos aquejan de manera integral y sin tocar cada una en una sesión individual; podemos humanizar el acto médico y evitar la predisposición tanto del médico como del paciente en la consulta, evitar tanta problemática y el hecho de que salgamos en televisión por videos grabados en consulta tildando nuestro ejercicio de la medicina como un acto mediocre, egoísta y lucrativo. Podemos evitar las amenazas y las agresiones verbales e interpersonales por la desesperación o la incompatibilidad del pensamiento del ejercicio médico,o la falta de acceso del mismo, es claro que nuestra labor se basa en un fundamento altruista, donde siempre buscamos como principio el bienestar común, entendiendo que nuestro ejercicio se cumple a cabalidad cuando podamos llevar de manera exitosa un procedimiento que nos conlleve a un acompañamiento del paciente hacia una vida tranquila y feliz, o a una muerte digna y satisfactoria.

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