miércoles, 9 de noviembre de 2016

Antropología del cerebro

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En  este libro trato de explicar el misterio de la conciencia. Expli- car no quiere decir resolver el enigma. Quiero poner en juego, expo- ner desde el punto de vista de un antropólogo, los extraordinarios avances de las ciencias dedicadas a explorar el cerebro. Los neurólo- gos y los psiquiatras están convencidos de que los procesos menta- les residen en el cerebro. Yo pretendo hacer un viaje antropológico al interior del cráneo en busca de la conciencia o, al menos, de las hue- llas que deja impresas en las redes neuronales. ¿Qué puede encontrar un antropólogo en el cerebro? Uno de los temas favoritos de la an- tropología, y en cuyo estudio tiene experiencia, es el de la identi- dad, una condición que suele ser vista como un enjambre de símbolos y procesos culturales que giran en torno de la definición de un yo, un ego que se expresa primordialmente como un hecho individual, pero que adquiere dimensiones colectivas muy variadas: identidades ét- nicas, sociales, religiosas, nacionales, sexuales y otras muchas. ¿Qué identidad hay dentro del cerebro? Su principal expresión es la con- CIenCIa.
Con el objeto de que el lector deduzca de entrada mis intenciones quiero aclarar qué es lo que entiendo por conciencia, para lo cual -más que una definición estricta- deseo hacer una referencia a la perspectiva de un filósofo que, a mi parecer, es el iniciador de las reflexiones modernas sobre este problema.  

Al agregar un nuevo capítulo sobre la conciencia en la segunda edi- ción de 1694 de su Ensayo sobre el entendimiento humano, Locke per- turbó profundamente las tradiciones morales y religiosas de su época. 1 Locke rechazó la visión ortodoxa religiosa según la cual la identidad personal es una sustancia permanente. Para Locke el yo no está definido por una identidad de sustancias, sean divinas, mate- riales o infinitas: el yo se define por la conciencia. La identidad per- sonal reside en el hecho de tener conciencia, algo inseparable del pensamiento: "es imposible que alguien perciba sin percibir que per- cibe".2Locke no concibe la conciencia como una sustancia pensante
inmaterial y concluye que el alma no define a la identidad.' A menos de medio siglo de la publicación de Las pasiones del alma (1649) de Descartes, Locke afirma que la conciencia es la apropiación de cosas y actos que incumben al yo y que son imputables a ese self4 El yo radica en la identidad de un tener conciencia, de una actuación." Para Locke la persona es un término "forense': es decir, que implica al foro: el yo es responsable, reconoce actos y se los imputa a sí mismo. El alma, en cambio, es indiferente al contorno material e independiente de toda materia,"
I El libro que hay que leer sobre estas repercusiones es el de Christopher Fox, Locke and the Scriblerians. Identity and consciousness in early eighteen-century Britain.
2 Essay concerning human understanding, capítulo 27, § 9, p. 318. Las páginas re-
Al discutir el tema de la conciencia me parece mucho más esti- mulante partir de Locke que de Descartes. Podemos entender la con- ciencia como una serie de actos humanos individuales en el contexto de un foro social y que implican una relación de reconocimiento y apropiación de hechos e ideas de las cuales el yo es responsable. La manera en que Locke ve a la conciencia se acerca más a las raíces etimológicas de la palabra: conciencia quiere decir conocer con otros. Se trata de un conocimiento compartido socialmente.'
En su afán por colocar el problema a un nivel que pueda ser ex- plorado científicamente, muchos neurólogos han reducido la con- ciencia a un sinónimo del hecho de percatarse, darse cuenta o percibir el entorno. Es lo que hace Christof Koch en su muy útil compendio panorámico del avance de las neurociencias en el estudio de la con- ciencia. Para él awareness es igual que consciousness.'  

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