Raul Fernando campo
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Miguel Angel Bravo
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DE HANNAH ARENDT:
(EL MAL RADICAL Y LA BANALIDAD DEL MAL)
El
hombre, cuenta con una esencia propia, lo cual le brinda una dignidad, pero
en algunas ocasiones esta puede ser dejada de lado, quitando lo lábil y cambiante
de su comportamiento, el ser humano puede generar y se transformarse en
un ser sin función alguna, sin espontaneidad, sin capacidad de
detenerse o de no acatar una orden. Esto es lo que intenta explicar
Arendt a través de las ideas acerca del mal radical, agrupándolas
de la siguiente manera, el primero de ellos es el mal radical tiene que ver con hacer al ser humano
un ser superfluo, es decir convertirlo en algo innecesario, algo que no es y
algo que es incapaz de desempeñar una función que de genere beneficio alguno.
En segundo lugar
encontramos la representación del mal como la eliminación de la espontaneidad
característica del hombre, la cual está en directa relación con la naturaleza
y la libertad humana, entonces se ve comprometido el verdadero ser, en un
tercer punto está el delirio de
omnipotencia de un individuo, es decir la necesidad irresistible que genera
el hombre al sentirse superior al resto y que se encuentra por encima de los
demás, lo que genera una incompatibilidad con la existencia de los hombres en
plural.
Por otro lado la
autora nos hace ver que los actos más perversos del ser humano surgen del
egoísmo, pues el ser humano es un ser débil e influenciable y que se va a
volver adicto a todo lo que pueda llegar a generarle placer si es un ser
hueco y superficial, esto predisponiéndolo a quedar cada día en una lucha
constante entre el deber y el placer.
El problema con
este tipo de cosas, es que el ser humano está hecho para interactuar de
manera natural con la sociedad, pero siempre
tiene un grado de mal que radica en
el, y es que se puede lograr corromper al ser humano, pues dentro de su
incansable búsqueda de bienestar, puede llegar a acceder a realizar actos para lograr lo que quiere
aun cuando estos actos vayan en contra de sus principios, o sus dictámenes
morales, entonces es allí cuando el hombre se corrompe por perder su
espontaneidad y simplemente actuar como un ser ejecutor de ideas ajenas o
propias pero de las cuales no quiere tomar responsabilidad, es aquí cuando el
hombre se vuelve malo. Entonces podríamos llegar a resumir la idea de la
autora con tres características humanas en el hombre, o como tres tipos de
hombre, un ser superfluo, un ser sin espontaneidad y un ser egoísta.
Un hombre
superfluo es aquel que podría ser descrito como un campo de concentración
nazi del régimen totalitario, donde se explica la lógica de la dominación
total, mediante ideas tales como matar a la persona jurídica que hay en el
hombre, es decir revocar todo reconocimiento legal de este, asesinar la
moralidad del hombre, es decir pisoteando sus principios y dejando de lado su
valor como ser humano, hacer de otros seres humanos superfluos, y asi habrán
dominado al hombre desde su interior y lo habrán convertido en alguien malo,
dominado y sin espontaneidad. Pues
tras acabar con la persona moral y jurídica, se logra la destrucción del ser
humano libre, lo cual lleva al ser huamano a actuar de manera corrupta, en
pocas palabras una persona egoísta que solo piensa en si mismo por su afán de
recuperar algo de lo q fue o por simplemente seguir ideas ajenas, es decir
una persona denigrada con una capacidad de discernimiento totalmente
alterada.
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DE HANNAH ARENDT:
(EL MAL RADICAL Y LA BANALIDAD DEL MAL)
El
hombre, cuenta con una esencia propia, lo cual le brinda una dignidad, pero
en algunas ocasiones esta puede ser dejada de lado, quitando lo lábil y
cambiante de su comportamiento, el ser humano puede generar y se
transformarse en un ser sin función
alguna, sin espontaneidad, sin
capacidad de detenerse o de no acatar una orden. Esto es lo que intenta
explicar Arendt a través de las ideas acerca del mal radical, agrupándolas
de la siguiente manera, el primero de ellos es el mal radical tiene que ver con hacer al ser humano
un ser superfluo, es decir convertirlo en algo innecesario, algo que no es y
algo que es incapaz de desempeñar una función que de genere beneficio alguno.
En segundo lugar
encontramos la representación del mal como la eliminación de la espontaneidad
característica del hombre, la cual está en directa relación con la naturaleza
y la libertad humana, entonces se ve comprometido el verdadero ser, en un
tercer punto está el delirio de
omnipotencia de un individuo, es decir la necesidad irresistible que genera
el hombre al sentirse superior al resto y que se encuentra por encima de los
demás, lo que genera una incompatibilidad con la existencia de los hombres en
plural.
Por otro lado la
autora nos hace ver que los actos más perversos del ser humano surgen del
egoísmo, pues el ser humano es un ser débil e influenciable y que se va a
volver adicto a todo lo que pueda llegar a generarle placer si es un ser
hueco y superficial, esto predisponiéndolo a quedar cada día en una lucha
constante entre el deber y el placer.
El problema con
este tipo de cosas, es que el ser humano está hecho para interactuar de
manera natural con la sociedad, pero
siempre tiene un grado de mal que
radica en el, y es que se puede lograr corromper al ser humano, pues dentro
de su incansable búsqueda de bienestar, puede llegar a acceder a realizar actos para lograr lo que quiere
aun cuando estos actos vayan en contra de sus principios, o sus dictámenes
morales, entonces es allí cuando el hombre se corrompe por perder su
espontaneidad y simplemente actuar como un ser ejecutor de ideas ajenas o
propias pero de las cuales no quiere tomar responsabilidad, es aquí cuando el
hombre se vuelve malo.
Entonces
podríamos llegar a resumir la idea de la autora con tres características
humanas en el hombre, o como tres tipos de hombre, un ser superfluo, un ser
sin espontaneidad y un ser egoísta.
Un hombre
superfluo es aquel que podría ser descrito como un campo de concentración
nazi del régimen totalitario, donde se explica la lógica de la dominación
total, mediante ideas tales como matar a la persona jurídica que hay en el
hombre, es decir revocar todo reconocimiento legal de este, asesinar la
moralidad del hombre, es decir pisoteando sus principios y dejando de lado su
valor como ser humano, hacer de otros seres humanos superfluos, y asi habrán
dominado al hombre desde su interior y lo habrán convertido en alguien malo,
dominado y sin espontaneidad. Pues
tras acabar con la persona moral y jurídica, se logra la destrucción del ser
humano libre, lo cual lleva al ser huamano a actuar de manera corrupta, en
pocas palabras una persona egoísta que solo piensa en si mismo por su afán de
recuperar algo de lo q fue o por simplemente seguir ideas ajenas, es decir
una persona denigrada con una capacidad de discernimiento totalmente
alterada.
MAL RADICAL Y LA BANALIDAD DEL MAL
En cuanto a la existencia del mal, el mal puede existir de
dos maneras: como mal radical, como mal deliberado, que se produce
cuando, habiendo pensamiento, el individuo siente la señal que le advierte,
que le alerta ante la contradicción interior, pero no le hace caso.
Platón lo explicó como la falta de equilibrio entre las tres almas, pero
pensó que era fruto de la ignorancia, y que se curaba con la justicia y con
la educación que consideraba medicina y gimnasia del alma. Existe otro
tipo de mal que procede de no pensar, luego de no sentir esa señal de alerta
que avisa de la contradicción interna, y que es propio de aquel que es uno
también en su interior.
La banalidad del mal, otro concepto importante para
el autor, expresa trenes de ideas, fundados en la propia experiencia,
vigorizan el pensamiento y lo proveen de una especificad concreta. Esta es la
otra cara del mal radical, y es la manera como Arendt describe a aquellos
personas que aceptan ser dominados por el régimen sin que para ello se haga
necesario el sometimiento por la violencia, y aceptan, ser sus instrumentos
criminales.
Basándose, en el juego al azar y de lo más mundano de
ascender en su carrera profesional, complacer a superiores, demostrando que
su trabajo está hecho de la mejor manera. Este mal, Arendt, distingue tres
grados del mal, el primero se debe a la fragilidad de la naturaleza humana,
el segundo a la impureza, mezclar causas impulsoras amorales y morales y el
tercero es la malignidad de la naturaleza o el corazón humano.
Los vicios de los seres humanos, en el concepto de la
maldad, motivados por el egoísmo, la soberbia, los celos, el deseo de
dominación, resultan en actos no correctos, centrados en el mal radical.
El mal radical, por su parte, destruye la capacidad
del juicio porque impide que las personas compartan un mundo común, impide
que las personas se hagan compañía, que se relacionen consigo mismos y con
los otros. El mal radical produce el derrumbamiento del sentido común y sus
máximas: pensar por sí mismos, pensar en el lugar de otros, y no
contradecirse de acuerdo con la actualización del yo en el pensamiento.
Este mal, tiene que ver con hacer los seres humanos
superfluos, es decir, la eliminación de la impredecibilidad y la
espontaneidad humana, no usarlos como medio para un fin, lo que deja intacta
su esencia humana.
Para Hannah Arendt el individuo humano está
constituido como un agregado de tres formas de ser de la personalidad humana
que describen los aspectos que hacen posible la vida en sociedad: la persona
jurídica, la persona moral, y la persona individual (la personalidad
individual). Destruir la condición humana es un proceso que pasa por tres
momentos y de esta manera la dominación total elimina las tres personas que
hay en el hombre, sin que necesariamente se aniquile su cuerpo.
Las tres fases se establecen así: la primera la
dominación total que consiste en matar a la persona jurídica, el segundo, asesinar a la persona moral ataca más fuertemente el principio
de solidaridad que ata a unos con otros y la
tercera, destruir toda señal de individualidad y espontaneidad y por
consiguiente toda señal de libertad y solidaridad humana.
Las personas, que se dejan influenciar de actos e
ideologías con la inhabilidad de pensar y juzgar, aceptando ser dominados por
un régimen, en ellos radican el mal, pues el aspecto de la responsabilidad
por y para otro, asegurando la existencia de las futuras generaciones de
seres responsables, pensando desde el lugar de otro, tener el coraje de
ejercer el propio juicio reflexivo, no está presente en ellos, haciendo daño
a los demás sin importar las consecuencias, guardando silencio ante el mal.
El mal no es justificable, sea como se estudie, no
debe de existir la necesidad psicológica de justificar de algún modo el
sufrimiento, pues de esta manera se está basando en la culpabilidad
impidiendo un movimiento universal, la realización de la mejor sociedad
posible. Por lo tanto todo ser humano debe de actuar correctamente, teniendo
como pilar la empatía, resistiendo al mal y adoptar máximas buenas.
Ningún médico y ningún profesional de salud deben de
tener comportamientos basados en el mal, pues como lo reza el juramento
hipocrático, no hacer daño, además es una profesión enfocada en el bienestar
de los pacientes.
Sin embargo, hay personas que actúan y hacen actuar
incorrectamente, justificando los medios, para conseguir un fin, un fin que
solo es medible subjetivamente que no involucra la mera razón social y prima
la individual.
De hecho, también el modo en que una persona decide y
actúa se ha formado en la relación con otras personas, en la conformación
social de su naturaleza. Pero lo que así se acuña no es algo meramente
pasivo, sino el núcleo del actuar del individuo, la personal dirección de sus
impulsos y de su voluntad; en suma; de su propio yo.
En esta moderna sociedad de masas, lo político se ha
confundido con lo social y no queda lugar para una política autónoma e
independiente de la economía, un mundo donde la necesidad, lo social,
ha fagocitado a lo político y la única razón es ya la razón instrumental,
donde el espacio público está copado por problemas de intereses privados
cuyos promotores tratan de controlarlo para obtener más fácilmente sus
propios beneficios. En este mundo el hombre no puede hallar sentido, no
puede orientarse acerca de cómo quiere vivir. Estamos ante el nuevo mal
radical cuya finalidad es negar la espontaneidad y la libertad
individual que se manifiesta en la acción humana.
La esfera económica se come entonces a la
esfera política, lo privado (los intereses privados) se confunde con lo
público y es negado el espacio político donde los hombres libres de la
necesidad se marca su propia subsistencia.
La deliberación común
es importantísima pues sólo en ella puede darse la persuasión que permite
cambiar de opinión, pero no a través de la propaganda manipulativa, sino del
discurrir racional entre los iguales que constituyen el espacio público
deliberativo. Como ha quedado expuesto, no hay verdades políticas, eso
llevaría al despotismo dado a sólo opiniones que los individuos y no los
grupos pueden defender racionalmente. Por tanto, hay que crear espacios
para que esa deliberación sea posible, para abrir la posibilidad del
intercambio de opiniones; en última instancia, hay que crear espacios
políticos, donde el hombre libre pueda nacer.
Bibliografía
1. González A. Hannah Arendt, el pensamiento y el mal,
Universidad Nacional de Colombia Facultad de Ciencias Humanas, Departamento
de Filosofía Bogotá, Colombia 2011.
2. Riera P. El pensamiento de Hannah Arendt, una visión
global. IN. Revista Electrònica d’Investigació i Innovació Educativa i
Socioeducativa, . 2011,
V.2,n.2,7594.Consultado:en:http://www.in.uib.cat/pags/volumenes/vol2_num2/riera/index.html
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DE HANNAH ARENDT:
(EL MAL RADICAL Y
LA BANALIDAD DEL MAL)
El hombre, cuenta con una esencia propia,
lo cual le brinda una dignidad, pero en algunas ocasiones esta puede ser dejada
de lado, quitando lo lábil y cambiante de su comportamiento, el ser humano
puede generar y se transformarse en un
ser sin función alguna, sin
espontaneidad, sin capacidad de detenerse o de no acatar una orden. Esto es lo
que intenta explicar Arendt a través de
las ideas acerca del mal radical,
agrupándolas de la siguiente manera, el primero de ellos es el mal radical tiene que ver con hacer al ser
humano un ser superfluo, es decir convertirlo en algo innecesario, algo que no
es y algo que es incapaz de desempeñar una función que de genere beneficio
alguno.
En segundo lugar encontramos la representación del mal
como la eliminación de la espontaneidad característica del hombre, la cual está
en directa relación con la naturaleza y la libertad humana, entonces se ve
comprometido el verdadero ser, en un tercer punto está el delirio de omnipotencia de un individuo, es
decir la necesidad irresistible que genera el hombre al sentirse superior al
resto y que se encuentra por encima de los demás, lo que genera una
incompatibilidad con la existencia de los hombres en plural.
Por otro lado la autora nos hace ver que los actos más
perversos del ser humano surgen del egoísmo, pues el ser humano es un ser débil
e influenciable y que se va a volver adicto a todo lo que pueda llegar a
generarle placer si es un ser hueco y superficial, esto predisponiéndolo a
quedar cada día en una lucha constante entre el deber y el placer.
El problema con este tipo de cosas, es que el ser
humano está hecho para interactuar de manera natural con la sociedad, pero siempre tiene un grado de mal que radica en el, y es que se puede
lograr corromper al ser humano, pues dentro de su incansable búsqueda de
bienestar, puede llegar a acceder a
realizar actos para lograr lo que quiere aun cuando estos actos vayan en contra
de sus principios, o sus dictámenes morales, entonces es allí cuando el hombre
se corrompe por perder su espontaneidad y simplemente actuar como un ser
ejecutor de ideas ajenas o propias pero de las cuales no quiere tomar
responsabilidad, es aquí cuando el hombre se vuelve malo. Entonces podríamos
llegar a resumir la idea de la autora con tres características humanas en el
hombre, o como tres tipos de hombre, un ser superfluo, un ser sin espontaneidad
y un ser egoísta.
Un hombre superfluo es aquel que podría ser descrito
como un campo de concentración nazi del régimen totalitario, donde se explica
la lógica de la dominación total, mediante ideas tales como matar a la persona
jurídica que hay en el hombre, es decir revocar todo reconocimiento legal de
este, asesinar la moralidad del hombre, es decir pisoteando sus principios y
dejando de lado su valor como ser humano, hacer de otros seres humanos
superfluos, y asi habrán dominado al hombre desde su interior y lo habrán
convertido en alguien malo, dominado y sin espontaneidad. Pues tras acabar con la persona moral y
jurídica, se logra la destrucción del ser humano libre, lo cual lleva al ser
huamano a actuar de manera corrupta, en pocas palabras una persona egoísta que
solo piensa en si mismo por su afán de recuperar algo de lo q fue o por simplemente
seguir ideas ajenas, es decir una persona denigrada con una capacidad de
discernimiento totalmente alterada.
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