viernes, 25 de noviembre de 2016

curioso paralelismo entre las dos sinopsis de arendt precedentes



Raul Fernando campo

Miguel Angel Bravo

DE HANNAH ARENDT:
(EL MAL RADICAL Y LA BANALIDAD DEL MAL)
El hombre, cuenta con una esencia propia, lo cual le brinda una dignidad, pero en algunas ocasiones esta puede ser dejada de lado, quitando lo lábil y cambiante de su comportamiento, el ser humano puede generar y se transformarse en un  ser sin función alguna,  sin espontaneidad, sin capacidad de detenerse o de no acatar una orden. Esto es lo que intenta explicar Arendt  a través de las  ideas acerca del mal radical, agrupándolas de la siguiente manera, el primero de ellos es el mal radical tiene que ver con hacer al ser humano un ser superfluo, es decir convertirlo en algo innecesario, algo que no es y algo que es incapaz de desempeñar una función que de genere beneficio alguno.

En segundo lugar encontramos la representación del mal como la eliminación de la espontaneidad característica del hombre, la cual está en directa relación con la naturaleza y la libertad humana, entonces se ve comprometido el verdadero ser, en un tercer punto está el  delirio de omnipotencia de un individuo, es decir la necesidad irresistible que genera el hombre al sentirse superior al resto y que se encuentra por encima de los demás, lo que genera una incompatibilidad con la existencia de los hombres en plural.

Por otro lado la autora nos hace ver que los actos más perversos del ser humano surgen del egoísmo, pues el ser humano es un ser débil e influenciable y que se va a volver adicto a todo lo que pueda llegar a generarle placer si es un ser hueco y superficial, esto predisponiéndolo a quedar cada día en una lucha constante entre el deber y el placer.

El problema con este tipo de cosas, es que el ser humano está hecho para interactuar de manera natural con la sociedad,  pero siempre tiene un grado de  mal que radica en el, y es que se puede lograr corromper al ser humano, pues dentro de su incansable búsqueda de bienestar, puede llegar a acceder  a realizar actos para lograr lo que quiere aun cuando estos actos vayan en contra de sus principios, o sus dictámenes morales, entonces es allí cuando el hombre se corrompe por perder su espontaneidad y simplemente actuar como un ser ejecutor de ideas ajenas o propias pero de las cuales no quiere tomar responsabilidad, es aquí cuando el hombre se vuelve malo. Entonces podríamos llegar a resumir la idea de la autora con tres características humanas en el hombre, o como tres tipos de hombre, un ser superfluo, un ser sin espontaneidad y un ser egoísta.
Un hombre superfluo es aquel que podría ser descrito como un campo de concentración nazi del régimen totalitario, donde se explica la lógica de la dominación total, mediante ideas tales como matar a la persona jurídica que hay en el hombre, es decir revocar todo reconocimiento legal de este, asesinar la moralidad del hombre, es decir pisoteando sus principios y dejando de lado su valor como ser humano, hacer de otros seres humanos superfluos, y asi habrán dominado al hombre desde su interior y lo habrán convertido en alguien malo, dominado y sin espontaneidad.  Pues tras acabar con la persona moral y jurídica, se logra la destrucción del ser humano libre, lo cual lleva al ser huamano a actuar de manera corrupta, en pocas palabras una persona egoísta que solo piensa en si mismo por su afán de recuperar algo de lo q fue o por simplemente seguir ideas ajenas, es decir una persona denigrada con una capacidad de discernimiento totalmente alterada.

DE HANNAH ARENDT:
(EL MAL RADICAL Y LA BANALIDAD DEL MAL)


El hombre, cuenta con una esencia propia, lo cual le brinda una dignidad, pero en algunas ocasiones esta puede ser dejada de lado, quitando lo lábil y cambiante de su comportamiento, el ser humano puede generar y se transformarse en un  ser sin función alguna,  sin espontaneidad, sin capacidad de detenerse o de no acatar una orden. Esto es lo que intenta explicar Arendt  a través de las  ideas acerca del mal radical, agrupándolas de la siguiente manera, el primero de ellos es el mal radical tiene que ver con hacer al ser humano un ser superfluo, es decir convertirlo en algo innecesario, algo que no es y algo que es incapaz de desempeñar una función que de genere beneficio alguno.











































En segundo lugar encontramos la representación del mal como la eliminación de la espontaneidad característica del hombre, la cual está en directa relación con la naturaleza y la libertad humana, entonces se ve comprometido el verdadero ser, en un tercer punto está el  delirio de omnipotencia de un individuo, es decir la necesidad irresistible que genera el hombre al sentirse superior al resto y que se encuentra por encima de los demás, lo que genera una incompatibilidad con la existencia de los hombres en plural.































Por otro lado la autora nos hace ver que los actos más perversos del ser humano surgen del egoísmo, pues el ser humano es un ser débil e influenciable y que se va a volver adicto a todo lo que pueda llegar a generarle placer si es un ser hueco y superficial, esto predisponiéndolo a quedar cada día en una lucha constante entre el deber y el placer.





















El problema con este tipo de cosas, es que el ser humano está hecho para interactuar de manera natural con la sociedad,  pero siempre tiene un grado de  mal que radica en el, y es que se puede lograr corromper al ser humano, pues dentro de su incansable búsqueda de bienestar, puede llegar a acceder  a realizar actos para lograr lo que quiere aun cuando estos actos vayan en contra de sus principios, o sus dictámenes morales, entonces es allí cuando el hombre se corrompe por perder su espontaneidad y simplemente actuar como un ser ejecutor de ideas ajenas o propias pero de las cuales no quiere tomar responsabilidad, es aquí cuando el hombre se vuelve malo.






































Entonces podríamos llegar a resumir la idea de la autora con tres características humanas en el hombre, o como tres tipos de hombre, un ser superfluo, un ser sin espontaneidad y un ser egoísta.




































































































Un hombre superfluo es aquel que podría ser descrito como un campo de concentración nazi del régimen totalitario, donde se explica la lógica de la dominación total, mediante ideas tales como matar a la persona jurídica que hay en el hombre, es decir revocar todo reconocimiento legal de este, asesinar la moralidad del hombre, es decir pisoteando sus principios y dejando de lado su valor como ser humano, hacer de otros seres humanos superfluos, y asi habrán dominado al hombre desde su interior y lo habrán convertido en alguien malo, dominado y sin espontaneidad.  Pues tras acabar con la persona moral y jurídica, se logra la destrucción del ser humano libre, lo cual lleva al ser huamano a actuar de manera corrupta, en pocas palabras una persona egoísta que solo piensa en si mismo por su afán de recuperar algo de lo q fue o por simplemente seguir ideas ajenas, es decir una persona denigrada con una capacidad de discernimiento totalmente alterada.






MAL RADICAL Y LA BANALIDAD DEL MAL
 En cuanto a la existencia del mal, el mal puede existir de dos maneras:  como mal radical, como mal deliberado, que se produce cuando, habiendo pensamiento, el individuo siente la señal que le advierte, que le alerta ante la contradicción interior, pero no le hace caso.  Platón lo explicó como la falta de equilibrio entre las tres almas, pero pensó que era fruto de la ignorancia, y que se curaba con la justicia y con la educación que consideraba medicina y gimnasia del alma.  Existe otro tipo de mal que procede de no pensar, luego de no sentir esa señal de alerta que avisa de la contradicción interna, y que es propio de aquel que es uno también en su interior.
La banalidad del mal, otro concepto importante para el autor, expresa trenes de ideas, fundados en la propia experiencia, vigorizan el pensamiento y lo proveen de una especificad concreta. Esta es la otra cara del mal radical, y es la manera como Arendt describe a aquellos personas que aceptan ser dominados por el régimen sin que para ello se haga necesario el sometimiento por la violencia, y aceptan, ser sus instrumentos criminales.
Basándose, en el juego al azar y de lo más mundano de ascender en su carrera profesional, complacer a superiores, demostrando que su trabajo está hecho de la mejor manera. Este mal, Arendt, distingue tres grados del mal, el primero se debe a la fragilidad de la naturaleza humana, el segundo a la impureza, mezclar causas impulsoras amorales y morales y el tercero es la malignidad de la naturaleza o el corazón humano.
Los vicios de los seres humanos, en el concepto de la maldad, motivados por el egoísmo, la soberbia, los celos, el deseo de dominación, resultan en actos no correctos, centrados en el mal radical.
El mal radical, por su parte, destruye la capacidad del juicio porque impide que las personas compartan un mundo común, impide que las personas se hagan compañía, que se relacionen consigo mismos y con los otros. El mal radical produce el derrumbamiento del sentido común y sus máximas: pensar por sí mismos, pensar en el lugar de otros, y no contradecirse de acuerdo con la actualización del yo en el pensamiento.
Este mal, tiene que ver con hacer los seres humanos superfluos, es decir, la eliminación de la impredecibilidad y la espontaneidad humana, no usarlos como medio para un fin, lo que deja intacta su esencia humana.
Para Hannah Arendt el individuo humano está constituido como un agregado de tres formas de ser de la personalidad humana que describen los aspectos que hacen posible la vida en sociedad: la persona jurídica, la persona moral, y la persona individual (la personalidad individual). Destruir la condición humana es un proceso que pasa por tres momentos y de esta manera la dominación total elimina las tres personas que hay en el hombre, sin que necesariamente se aniquile su cuerpo.
Las tres fases se establecen así: la primera la dominación total que consiste en matar a la persona jurídica, el segundo, asesinar a la persona moral ataca más fuertemente el principio de solidaridad que ata a unos con otros y la tercera, destruir toda señal de individualidad y espontaneidad y por consiguiente toda señal de libertad y solidaridad humana.
Las personas, que se dejan influenciar de actos e ideologías con la inhabilidad de pensar y juzgar, aceptando ser dominados por un régimen, en ellos radican el mal, pues el aspecto de la responsabilidad por y para otro, asegurando la existencia de las futuras generaciones de seres responsables, pensando desde el lugar de otro, tener el coraje de ejercer el propio juicio reflexivo, no está presente en ellos, haciendo daño a los demás sin importar las consecuencias, guardando silencio ante el mal.
El mal no es justificable, sea como se estudie, no debe de existir la necesidad psicológica de justificar de algún modo el sufrimiento, pues de esta manera se está basando en la culpabilidad impidiendo un movimiento universal, la realización de la mejor sociedad posible. Por lo tanto todo ser humano debe de actuar correctamente, teniendo como pilar la empatía, resistiendo al mal y adoptar máximas buenas. 
Ningún médico y ningún profesional de salud deben de tener comportamientos basados en el mal, pues como lo reza el juramento hipocrático, no hacer daño, además es una profesión enfocada en el bienestar de los pacientes.
Sin embargo, hay personas que actúan y hacen actuar incorrectamente, justificando los medios, para conseguir un fin, un fin que solo es medible subjetivamente que no involucra la mera razón social y prima la individual.
De hecho, también el modo en que una persona decide y actúa se ha formado en la relación con otras personas, en la conformación social de su naturaleza. Pero lo que así se acuña no es algo meramente pasivo, sino el núcleo del actuar del individuo, la personal dirección de sus impulsos y de su voluntad; en suma; de su propio yo.
En esta moderna sociedad de masas, lo político se ha confundido con lo social y no queda lugar para una política autónoma e independiente de la economía, un mundo donde la  necesidad, lo social, ha fagocitado a lo político y la única razón es ya la razón instrumental, donde el espacio público está copado por problemas de intereses privados cuyos promotores tratan de controlarlo para obtener más fácilmente sus propios beneficios.  En este mundo el hombre no puede hallar sentido, no puede orientarse acerca de cómo quiere vivir.  Estamos ante el nuevo mal radical  cuya finalidad es negar la espontaneidad y la libertad individual que se manifiesta en la acción humana.
La esfera económica se come entonces a la esfera política, lo privado (los intereses privados) se confunde con lo público y es negado el espacio político donde los hombres libres de la necesidad se marca su propia subsistencia.
La deliberación común es importantísima pues sólo en ella puede darse la persuasión que permite cambiar de opinión, pero no a través de la propaganda manipulativa, sino del discurrir racional entre los iguales que constituyen el espacio público deliberativo.  Como ha quedado expuesto, no hay verdades políticas, eso llevaría al despotismo dado a sólo opiniones que los individuos y no los grupos pueden defender racionalmente.  Por tanto, hay que crear espacios para que esa deliberación sea posible, para abrir la posibilidad del intercambio de opiniones;  en última instancia, hay que crear espacios políticos, donde el hombre libre pueda nacer.






Bibliografía

1.    González A. Hannah Arendt, el pensamiento y el mal, Universidad Nacional de Colombia Facultad de Ciencias Humanas, Departamento de Filosofía Bogotá, Colombia 2011.

2.    Riera P. El pensamiento de Hannah Arendt, una visión global. IN. Revista Electrònica d’Investigació i Innovació Educativa i Socioeducativa, . 2011, V.2,n.2,7594.Consultado:en:http://www.in.uib.cat/pags/volumenes/vol2_num2/riera/index.html


DE HANNAH ARENDT:
(EL MAL RADICAL Y LA BANALIDAD DEL MAL)
El hombre, cuenta con una esencia propia, lo cual le brinda una dignidad, pero en algunas ocasiones esta puede ser dejada de lado, quitando lo lábil y cambiante de su comportamiento, el ser humano puede generar y se transformarse en un  ser sin función alguna,  sin espontaneidad, sin capacidad de detenerse o de no acatar una orden. Esto es lo que intenta explicar Arendt  a través de las  ideas acerca del mal radical, agrupándolas de la siguiente manera, el primero de ellos es el mal radical tiene que ver con hacer al ser humano un ser superfluo, es decir convertirlo en algo innecesario, algo que no es y algo que es incapaz de desempeñar una función que de genere beneficio alguno.

En segundo lugar encontramos la representación del mal como la eliminación de la espontaneidad característica del hombre, la cual está en directa relación con la naturaleza y la libertad humana, entonces se ve comprometido el verdadero ser, en un tercer punto está el  delirio de omnipotencia de un individuo, es decir la necesidad irresistible que genera el hombre al sentirse superior al resto y que se encuentra por encima de los demás, lo que genera una incompatibilidad con la existencia de los hombres en plural.

Por otro lado la autora nos hace ver que los actos más perversos del ser humano surgen del egoísmo, pues el ser humano es un ser débil e influenciable y que se va a volver adicto a todo lo que pueda llegar a generarle placer si es un ser hueco y superficial, esto predisponiéndolo a quedar cada día en una lucha constante entre el deber y el placer.

El problema con este tipo de cosas, es que el ser humano está hecho para interactuar de manera natural con la sociedad,  pero siempre tiene un grado de  mal que radica en el, y es que se puede lograr corromper al ser humano, pues dentro de su incansable búsqueda de bienestar, puede llegar a acceder  a realizar actos para lograr lo que quiere aun cuando estos actos vayan en contra de sus principios, o sus dictámenes morales, entonces es allí cuando el hombre se corrompe por perder su espontaneidad y simplemente actuar como un ser ejecutor de ideas ajenas o propias pero de las cuales no quiere tomar responsabilidad, es aquí cuando el hombre se vuelve malo. Entonces podríamos llegar a resumir la idea de la autora con tres características humanas en el hombre, o como tres tipos de hombre, un ser superfluo, un ser sin espontaneidad y un ser egoísta.
Un hombre superfluo es aquel que podría ser descrito como un campo de concentración nazi del régimen totalitario, donde se explica la lógica de la dominación total, mediante ideas tales como matar a la persona jurídica que hay en el hombre, es decir revocar todo reconocimiento legal de este, asesinar la moralidad del hombre, es decir pisoteando sus principios y dejando de lado su valor como ser humano, hacer de otros seres humanos superfluos, y asi habrán dominado al hombre desde su interior y lo habrán convertido en alguien malo, dominado y sin espontaneidad.  Pues tras acabar con la persona moral y jurídica, se logra la destrucción del ser humano libre, lo cual lleva al ser huamano a actuar de manera corrupta, en pocas palabras una persona egoísta que solo piensa en si mismo por su afán de recuperar algo de lo q fue o por simplemente seguir ideas ajenas, es decir una persona denigrada con una capacidad de discernimiento totalmente alterada.





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