( ARTÍCULO DEDICADO ESPECIALMENTE A LOS ALUMNOS QUE MÁS ME DECEPCIONAN CREYENDO QUE LO PRINCIPAL ES SACAR UNA NOTA)
En la era “google” ya podemos dedicarnos a intentar comprender la educación más como un sistema de transmisión de valores mediante relaciones interpersonales dentro de una comunidad docente, que como un sistema de transmisión de saberes e información que debe quedar alojada en la memoria de un estudiante. Pero lo que he llamado “Calificacio-nicolismo” lo impide. Veamos:
En la era “google” ya podemos dedicarnos a intentar comprender la educación más como un sistema de transmisión de valores mediante relaciones interpersonales dentro de una comunidad docente, que como un sistema de transmisión de saberes e información que debe quedar alojada en la memoria de un estudiante. Pero lo que he llamado “Calificacio-nicolismo” lo impide. Veamos:
1.
La evaluación educativa en
Colombia sigue regida por el sistema numérico, del que no ha sabido salir el
ministerio de educación.
2.
El reemplazo de números por
letras no supera la lógica enfermiza de un sistema de calificación cuantitiativo.
3.
Pasar o no pasar una
asignatura sacando una cifra por encima de cierta cantidad es en todo caso
clasificar a un estudiante según un parámetro preestablecido de eficiencia
esperada.
4.
Hay un ejercicio de autoridad
en la evaluación numérica de parte del
profesor hacia el estudiante , y un ejercicio de autoridad de parte de
la universidad hacia el profesor cuando le exige que ponga nota numérica. Hay
un ejercicio de autoridad del sistema educativo nacional e internacional sobre
las universidades, que las presiona a certificarse también mediante datos
numéricos, cifras, estadísticas.
5.
Todo el sistema educativo
está viciado y sesgado por una
preferencia de lo cuantitativo sobre lo cualitativo.
6.
Los hechos pueden medirse
cuantitativamente, los valores se miden mejor cualitativamente. Pero la medición
cualitativa no es una comparación con un estándar externo, y en ese sentido no
siquiera debe llamarse medición.
7.
La educación ha dejado de ser
un sistema de transmisión de valores porque gira alrededor de la medición de
datos y hechos, no de procesos formativos.
8.
Los procesos formativos
requieren una baja proporción de estudiantes por profesor. Esto no es barato.
Es mejor negocio para las universidades evaluar muchos que pocos estudiantes
con un solo profesor.
9.
La universidades se perfilan
cada vez más como empresas que se rigen por ideales de crecimiento económico,
con relaciones de menor costo para mayor beneficio lucrativo.
10. Los estudiantes se ocupan más de la nota que de aprender, los
profesores de la evaluación docente más que de enseñar, y las universidades más
de la evaluación de pares y la obtención de certificaciones internacionales y
nacionales que de la calidad académica. Dicho coloquialmente, los estudiantes y
los profesores se vuelven, como los cavernícolas, CALIFICACIO-NÍCOLAS.
11. La imagen que se obtenga, en términos de títulos, y la aprobación del superior, reduce la
posibilidad de atender al verdadero objetivo de la educación , que es la
transformación humana integral. Se deja por fuera el desarrollo de la
inteligencia emocional, ética, existencial, espiritual, artística, lingüística,
etc, en aras del desarrollo de habilidades puramente cognitivas.
12. La sociedad actual es el reflejo de la educación actual. Pero la
educación actual no se siente suficientemente responsabilizada ni cuestionada
por el estado de la sociedad actual.
13. Profesores pendientes principalmente de poner nota, estudiantes de
obtenerla, son el síntoma de que se ha descuidado radicalmente la natural
disposición a gozar del aprendizaje y de la enseñanza.
14. La abulia de estudiante al tomar clase es tan comprensible como la
rutina del profesor al darla, en este contexto. Ambos se mienten a si mismos,
dejando a un lado el verdadero acto educativo.
15. Estudiantes ocupados más de la nota y de hacer valer sus derechos
que del contenido de las asignaturas, reflejan esta enfermiza realidad del
sistema educativo.
16. Estudiantes que piensan en obtener el título y no en realizar el
aprendizaje como primera prioridad, reflejan que no estudian porque quieren
saber y servir, sino porque necesitan cumplir una exigencia familiar y social.
17. Los profesores no pueden , cuando quieren dar una formación
personalizada , en vez de masificada, atender a ese ideal, si las universidades
les exigen que se tomen más tiempo en calificar cuantitativamente que en
conocer los procesos de aprendizaje y de desarrollo humano de sus estudiantes.
Entonces, para sobrevivir de su salario, se adaptan a poner en segundo lugar el
conocimiento y su transmisión, para dedicarse a satisfacer las necesidades y
exigencias de la universidad y de sus estudiantes, que gira en torno a “sacar
notas, subir notas, discutir notas, promediar notas”.
18. Como reflejo de que las universidades se conciban a si mismas como
empresas prestadoras de servicio con fines de crecimiento , los estudiantes
pasan a sentirse clientes con derecho a obtener el título a cambio de la
matrícula que pagan.
19. Entonces el estudiante se empodera, el profesor se desempodera, y
la universidad se desempodera respecto al estudiante. Esto no sería problema,
si el estudiante no se considerara a sí mismo como un cliente con derecho a
pasar, sino un ser humano con ganas de aprender y con deseos de dialogar con la
comunidad docente. Y hay un abismo entre lo uno y lo otro.
20. El título se convierte en el pasaje al mercado laboral, y la universidad se convierte en una entidad
certificadora de empleados potenciales para las empresas. Todo se convierte en
parte del sistema de subsistencia laboral de una sociedad que renuncia a todo
ideal que no sea conseguir trabajo y consumir bienes y servicios. Pero SERVIR
SABIENDO LO QUE SE HACE ha dejado de ser el objetivo educativo de la formación
de profesionales.
21. Si quieres ponerte por encima de todo esto, deja de pensar en la
nota cuantitativa. Dedícate a saber mas, a apasionarte mas por lo que estudias,
a entregarle esa pasión a tus compañeros de estudio y a tu profesor, eso creará
un clima de verdadero gozo por el saber, un clima universitario. Y tu profesor
no sentirá que trabaja para nada, y tu dejaras de sentir que estudias para
nada. Habrás recuperado el espíritu de la buena relación entre profesor y
estudiante. Y ambos se pondrán a trabajar para enseñarle a la universidad y a la
sociedad que este mundo puede ser otra cosa que un sistema de resignaciones a
una sociedad que marcha sonámbula.
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