Bioética en la atención estomatológica al adulto mayor
1. Resumen
2. Introducción
3. Métodos
4. Análisis
5. Principios
6. Conclusiones
Resumen
Este trabajo de revisión se realizó con el objetivo de actualizar a los profesionales y técnicos de
la estomatología en cuanto al conocimiento
y aplicación de la bioética a la hora de brindar atención estomatológica
a la población geriátrica. Para realizarlo se utilizaron diferentes métodos de
búsqueda de la información mediante las páginas electrónicas, documentos,
libros, tesis y artículos científicos. Los resultados mostraron que la
bioética a pesar que data de miles de años
si se utiliza adecuadamente nos puede ayudar a elevar la calidad del
servicio que se brinda a este sector poblacional.
Palabras
clave: Bioética,
Adulto Mayor
Summary
This review work was performed with the aim of updating the professionals and technicians of stomatology in the knowledge and application of bioethics at the time of providing dental care to the geriatric population. To do this we used different methods to search for information through the web pages, documents, books, thesis and scientific articles. The results showed that although bioethics dates back thousands of years if used appropriately can help us improve the quality of service provided to this population sector.
This review work was performed with the aim of updating the professionals and technicians of stomatology in the knowledge and application of bioethics at the time of providing dental care to the geriatric population. To do this we used different methods to search for information through the web pages, documents, books, thesis and scientific articles. The results showed that although bioethics dates back thousands of years if used appropriately can help us improve the quality of service provided to this population sector.
Keywords: Bioethics, Elderly
Introducción
Se realizó el siguiente trabajo de revisión con el
objetivo de actualizar a los
profesionales y técnicos de la estomatología en cuanto al conocimiento y aplicación de la bioética a la hora de
brindar atención estomatológica a la población geriátrica.
La Bioética es, como ciencia, relativamente nueva,
pero desde la más remota antigüedad el hombre se empeñó en analizar conductas
relacionadas con la actitud de la sociedad y los profesionales de la salud en
relación con el respeto a la vida. Las regulaciones establecidas en el
"Código de Hammurabi" (S. XVIII a.n.e.) y el precepto "No
matarás" proclamado en la Biblia (S. X-VIII a. n. e.), son ejemplo de
ello. En el mundo griego, preocupado por la ética, los "Consejos de
Asclepios" (Dudosa autoría, pero ciertamente antiguos) (S. IX-VIII a. n.
e.) y sobre todo el "Juramento Hipocrático" (S. V a. n. e.) reflejan
lo que se esperaba de un profesional de la medicina.
Más de 2400 años transcurrieron desde entonces y
destellos de este interés por la ética de la vida se pueden apreciar en
diversos autores (Paracelso, Johnson, etc.) Pero se necesitaría la llegada de
los trágicos acontecimientos de la quinta década del siglo XX para que el
hombre institucionalizara su pensamiento en este sentido.1
Desde la aparición del término bioética en la década
de los setenta, se ha puesto énfasis en la calidad de vida de pacientes que,
gracias al desarrollo de la ciencia, en años anteriores no tendrían otra
posibilidad que la muerte y ahora son objeto de muchos debates. Estos progresos
a su vez, condicionan la aparición de circunstancias que obligan al hombre a
plantearse nuevas interrogantes en el orden ético de la justicia sanitaria y
del derecho a la salud en la que cada individuo posee carácter autónomo.
Una mirada dirigida hacia las publicaciones actuales
sobre el tema que se ha señalado, permite evidenciar la escasez de material
destinado a tratar las particularidades, que en el terreno de la bioética debe
enfrentar el profesional de la salud que se ocupa de la atención a la creciente
proporción de la población que sobrepasa la sexta década de la vida. 2
El envejecimiento poblacional es el aumento
progresivo de la proporción de personas de edad avanzada en una población
determinada. Es un proceso normal de cambios relacionados con el paso del
tiempo que se inicia con el nacimiento y continúa a lo largo de la vida.
La sociedad moderna, en los primeros años del nuevo
siglo XXI, asiste a una situación singular, más y más personas sobrepasan las
barreras cronológicas que el hombre ha situado como etapa de vejez y que
convierte al envejecimiento poblacional, quizás, en uno de los retos más
importantes para la sociedad moderna.
El objetivo principal de la atención geriátrica es
mantener el validismo de las personas adultas, decir mantener la capacidad
funcional de atenderse por sí solos y desarrollarse dentro del seno de la
familia y la sociedad, lo que les permite de forma dinámica el desempeño en el
vivir diario.
La vejez, si no es un divino tesoro, resulta un
preciado don que en la actualidad disfrutan más de 600 millones de personas
mayores de 60 años en el planeta.
El fenómeno no solo refleja las tasas más altas de
población de la tercera edad en la historia de la humanidad, sino que la
tendencia en el próximo siglo será el aumento de los ancianos, incluso, en las
naciones subdesarrolladas.3
Se estima que para el 2025, alrededor de 15,6 % de
los ancianos serán mujeres y 12,6 % hombres, con una esperanza de vida
mayor en las primeras con respecto a los segundos.4
Cuba es un ejemplo claro de esta tendencia mundial,
ante el descenso continuado de la fecundidad y el aumento de la esperanza de
vida, fundamentalmente en los grupos de edades intermedios y mayores, el
proceso de envejecimiento debe continuar avanzando con mayor fuerza. Mientras
que la esperanza de vida al nacer es de más de 75 años, a los 60 años es de más
de 20 años y a los 80 es más de 7 años. Para el 2015, habrá por primera vez más
adultos mayores que niños, y ya en el 2025, uno de cada cuatro cubanos, será
una persona de 60 años de edad.
De esta forma, Cuba será el país más envejecido de
América Latina y en el 2050 llegará a ser uno de los más envejecidos del mundo,
pues la proporción de adultos mayores será muy superior con respecto a la
población total.5
Nuestro municipio al igual que el resto del país, no
está exento de este envejecimiento poblacional por lo que se considera que para
el 2020 del 15 al 17 % de la población pinera será adulto mayor.
Los diferentes cambios normales del envejecimiento
son una parte de la odontogeriatría conocida como envejecimiento orofacial, que
está definido por los cambios normales presentados en la mayoría de los adultos
mayores.3
Por todo lo anteriormente expuesto debemos tener
presente que a nuestra consulta asistirá un gran número de este sector
poblacional por lo que demanda de nosotros los estomatólogos un marcado
compromiso moral para elevar el
nivel de salud bucal de estos pacientes.
El presente trabajo tiene como propósito plantear
algunos de los problemas que desde el punto de vista bioético enfrenta el
estomatólogo que debe brindar atención de salud a los ancianos, teniendo en
cuenta los criterios actuales.
Métodos
Se utilizaron diferentes métodos de búsqueda de la
información mediante las páginas electrónicas, documentos, libros, tesis,
artículos científicos, etc. Para la búsqueda en Internet fue empleado el motor
de búsqueda Google y las palabras clave Bioética y Adulto Mayor. Se consultaron además las
revistas disponibles en SciELO y otras de la literatura internacional, de igual
forma fue consultada la enciclopedia libre Wikipedia. Toda esta información fue
organizada según los criterios de las autoras en carpetas y subcarpetas, para
ser utilizada posteriormente en el análisis final.
Análisis
La ética es un conjunto de principios, normas,
valores y cualidades morales que guían y regulan las acciones de un individuo o
de un grupo profesional ante la sociedad. La ética médica o deontología médica
tradicional trataba de los principios éticos por lo que se rige la conducta
profesional en la práctica médica, tanto en la relación médico paciente, en los
procederes y obligaciones del médico frente a los enfermos, y distinguía en
última instancia los problemas emanados de la relación médico paciente, médico
personal paramédico y/o médico terceras personas vinculadas al enfermo.
La bioética es por definición el conjunto de
conceptos, argumentos y normas que valoran y legitiman éticamente los actos
humanos que eventualmente tendrán efectos irreversibles sobre fenómenos
vitales. Es más vasta que la ética médica porque incluye situaciones, actos y
consecuencias que ocurren fuera del quehacer médico. Estudia los dilemas
presentados por, o en nombre de, seres vivos, en tanto la funcionalidad o la
persistencia de sus vidas se vean amenazadas. Abordan además cuestiones
sociales relativas a la salud pública (organización, financiamiento y
prestación de servicios) y amplía su marco hasta la experimentación animal y
los problemas del medio ambiente, incluyendo materias como la ética ecológica,
la ética de futuras generaciones, la ética del conocimiento biológico, la ética
bioindustrial, la ética de la naturaleza, de la familia, de la discriminación.
En el campo de la ética se nos ha legado dos
tradiciones significativas: una de ellas proviene de Kant, que enfatiza los
deberes de las personas entre sí, y la otra ha puesto el acento en las
cualidades del agente moral y suele encontrarse aludido en el concepto virtud.
El carácter virtuoso es el resultado de un hábito virtuoso; de ahí la doble
connotación de la propia voz ética, que se refiere tanto al hábito y la
costumbre como al aspecto moral, siendo este resultado de un sabio cultivo de
la naturaleza humana a través del conocimiento y del ejercicio.
Es la bioética una forma de la ética aplicada a la
salud, especialidad de la ética clásica concebida como "ciencia de la
moral". A través de este enfoque hoy se emprende la búsqueda de una
"globalización" que incluye aspectos económicos, políticos y
tecnológicos, los cuales se suman a los conceptos morales en un todo armónico.2
La Bioética
estudia la moralidad de la conducta humana en el campo de las ciencias de la
vida. Es de carácter interdisciplinario. Es un instrumento de reflexión para
orientar el saber biomédico y tecnológico, en función de una protección cada
vez más responsable de la vida humana. Tanto el Código de Nüremberg,
como otros documentos éticos, que buscan proteger a los pacientes, son
revisados periódicamente a fin de actualizarlos y adecuarlos a los nuevos
desafíos. 6
En el campo de la moralidad resulta para muchos
controvertido el hecho de la determinación objetiva de ella; pero, teniendo en
cuenta que la moralidad es aquella cualidad de los fenómenos sociales que se expresa
en la connotación que tiene para el hombre la relación con sus semejantes;
entonces, la determinación subjetiva cae por su propia base al considerar que
la moral es un fenómeno espiritual influido además por la vida del individuo,
su fortaleza y acondicionamiento social. 2
En las últimas
décadas han ocurrido tres fenómenos estrechamente relacionados entre sí que han
llamado la atención mundial pues han obligado a revisar políticas nacionales en
relación a las personas. El primero de ellos es el envejecimiento poblacional.
La población de 60 años y más ha crecido aceleradamente. También, el concepto
de envejecimiento ha cambiado. El segundo fenómeno es el gran avance
técnico-científico en Medicina, trayendo además mayor complejidad en la
aplicación de estos recursos. El tercer y último fenómeno es el resurgimiento
de la Ética Médica. Actualmente es posible recurrir a los derechos del paciente
y también acudir a los principios bioéticos en la toma de decisiones. A pesar
de que estos aclaran muchas decisiones médicas, los médicos no están aún
capacitados para actuar sobre estos pilares.6
La Bioética por lo tanto es una ciencia conductual
porque estudia la conducta humana, no analiza los fenómenos naturales ni lo que
hacen los seres vivos no conscientes. Su campo no se limita a la actividad en
los campos de la investigación biomédica y la atención en salud, si no que se
extiende a toda la actividad humana que se dirija la vida, porque el bien a
tutelar por ella es precisamente LA VIDA. Así se incorporan los atentados
contra el medio ambiente, el racismo, la discriminación, el genocidio, etc. 1,7
Utiliza como herramientas de análisis valores y
principios éticos y a los clásicos tres principios iniciales (Autonomía,
Beneficencia y Justicia) se incorporó la No Maleficencia y más
recientemente el, para muchos, incluidos los autores del presente artículo,
principio rector, la Solidaridad.1, 8
Principios
Autonomía.
Derecho del paciente a participar en la toma de decisiones en cuanto a la
realización de complementarios y aplicación de tratamientos. De él deriva uno
de los aspectos más violados en la práctica médica: El Consentimiento
informado donde el paciente expresa
su conocimiento, su comprensión y su decisión al respecto. 1,8
Además existe un documento, llamado Decisiones
Anticipadas, donde el paciente manifiesta su voluntad o deseo de ser sometido o
no a procedimientos o tratamientos en caso en que él tenga riesgo vital y no
pueda decidir en ese momento. En caso que este documento no exista, se delega
la decisión a un tutor o un apoderado legal. El principio de la justicia se
refiere a la equidad en la distribución de recursos y bienes considerados
comunes, y da igualdad de oportunidad de acceso a estos. Se aplica más en el
ámbito social.6
Beneficencia.
La obligación de los profesionales de la salud de actuar siempre en bien del
paciente.
Diego Gracia considera que estos son los llamados
Principios de Máximos, porque partiendo de nada se aspira a alcanzar el máximo
cumplimiento de los mismos, pero no cumplirlos no implica necesariamente una
actuación no ética.
Justicia. Con sus
dos vertientes, la Justicia Distributiva, que involucra el acceso a la salud
para todos y la no discriminación en materia de salud.
No Maleficencia. De posterior
incorporación, este principio incorpora la necesidad de no hacer daño al
paciente y se basa en la relación Costo-Beneficio en salud
Justicia y No Maleficencia son Principios de Mínimos, porque para que se cumplan es necesario cubrir un mínimo de requisitos exigidos.
Justicia y No Maleficencia son Principios de Mínimos, porque para que se cumplan es necesario cubrir un mínimo de requisitos exigidos.
Solidaridad.
Es un principio de reciente formulación, no incorporado por todos los autores,
pero a nuestro juicio el más importante de todos. Si no somos solidarios con el
que sufre, si no sentimos el dolor ajeno como propio, nunca podremos tener una
actuación ética.8, 9, 10, 11,12
El envejecimiento como fenómeno biológico y
psicosocial e histórico tiene sin duda aspectos específicos en cuanto a los
problemas morales que plantea, en tanto la actividad del individuo senescente
expresa una búsqueda de su autoafirmación que puede o no corresponderse con lo
que el grupo social al que pertenece espera de él, y que a su vez no siempre
está bien definido, debido a que las normas morales que, como conjunto, están
vigentes para una generación a menudo no se corresponde exactamente a las que
prescribe en la siguiente. 6
En lo que concierne
a la especie humana se reconocen tipos diferentes de envejecimiento, entre los
que sobresalen el individual y el demográfico o poblacional. El envejecimiento
individual es el proceso de evolución -hasta ahora irreversible- que
experimenta cada persona en el transcurso de su vida mientras que el
envejecimiento poblacional es el incremento del número de AAMM con respecto al
conjunto de la población a que pertenecen. Esta dualidad de interpretaciones
hace que el análisis del envejecimiento deba hacerse en 2 planos diferentes: el
social -con implicaciones y dimensiones del micromundo y macromundo- y el
individual.
El proceso de
envejecimiento humano individual es el resultado de la suma de dos tipos de
envejecimiento: el primario, intrínseco o per se y el secundario. El
envejecimiento primario es el proceso o grupo de procesos responsables del
conjunto de cambios observados con la edad en los individuos de una especie y
no relacionados con la presencia de enfermedad. Su investigación se centra en
los mecanismos genéticos, moleculares y celulares que intervienen en el proceso
de envejecimiento y que, de expresarse adecuadamente, condicionan lo que se ha
denominado “envejecimiento con éxito” (succesful aging).
El envejecimiento
secundario hace referencia al que se produce en los seres vivos cuando son
sometidos a la acción de fenómenos aleatorios y selectivos, que ocurren a lo
largo del tiempo de vida y que interaccionan con los mecanismos y cambios propios
del envejecimiento primario para producir el “envejecimiento habitual” (usual
aging). Los principales representantes de este envejecimiento secundario
son los problemas de salud de carácter crónico y los cambios adaptativos para
mantener la homeostasis del medio interno. Su investigación abarca tanto la
causa, prevención, desarrollo, manifestación, pronóstico y tratamiento de la
enfermedad y de sus consecuencias, como lo relacionado con hábitos y estilos
saludables de vida.
Sea cual sea el
tipo de envejecimiento considerado, la característica fundamental común a
cualquiera de ellos es la pérdida de la reserva funcional, que condiciona una
mayor susceptibilidad a la agresión externa al disminuir los mecanismos de
respuesta y su eficacia para conservar el equilibrio del medio interno. Esta
disminución de la respuesta se manifiesta inicialmente sólo bajo circunstancias
de intenso estrés para luego pasar a manifestarse ante mínimas agresiones.
Según se pierde la reserva funcional la susceptibilidad es mayor, aumentando la
posibilidad de que cualquier noxa causal desencadene en pérdida de función,
discapacidad y dependencia.13
El envejecimiento trae una mayor susceptibilidad y
vulnerabilidad ante agresiones patológicas. El anciano presenta alta
prevalencia de enfermedades crónicas, exigiendo una mayor demanda en salud.
En la práctica geriátrica, los principios bioéticos se plantean con frecuencia, originando discusiones complejas. Por ello, su conocimiento y dominio son fundamentales. La discusión es el instrumento básico para la toma de decisiones y debe realizarse por el equipo interdisciplinario, junto al paciente y/o familia o apoderado.
Si nosotros consideramos que no tratamos enfermedades y sí enfermos, encontraremos en el anciano un tipo de paciente muy particular, donde existe conflicto en relación a sus aspectos bio-psico-sociales. Debemos considerar los valores del paciente y los principios de la ética médica.
En la práctica geriátrica, los principios bioéticos se plantean con frecuencia, originando discusiones complejas. Por ello, su conocimiento y dominio son fundamentales. La discusión es el instrumento básico para la toma de decisiones y debe realizarse por el equipo interdisciplinario, junto al paciente y/o familia o apoderado.
Si nosotros consideramos que no tratamos enfermedades y sí enfermos, encontraremos en el anciano un tipo de paciente muy particular, donde existe conflicto en relación a sus aspectos bio-psico-sociales. Debemos considerar los valores del paciente y los principios de la ética médica.
Es importante señalar que en esta etapa de la vida la
persona experimenta una serie de situaciones desconocidas y difíciles a las que
ha de adaptarse adecuadamente y depende tanto de sus propias habilidades en el
manejo y control de estas como del apoyo que la sociedad le brinde
constituyendo, por tanto, las situaciones estresantes un aspecto que influye en
la salud general de los ancianos. 6
En la discusión sobre la vejez encuentran lugar tanto
el hábito y la costumbre como el carácter moral debido a ello. 2
Como puntos de análisis para los problemas morales
del anciano pudieran considerarse los siguientes:
La relación anciano-anciano
La relación anciano-grupo social
La relación anciano-familia
La relación anciano-trabajadores de la salud
El anciano ante la institucionalización
El anciano y su relación con la alta tecnología
El anciano en fase terminal y la "muerte digna."
El anciano en fase terminal y la "muerte digna."
En la relación anciano-anciano se generan conflictos
que parten de la rigidez de criterios propia de este período de la existencia,
ya sea que la posición del individuo en cuestión esté a favor o en contra de
las costumbres vigentes. Un ejemplo de este tipo de análisis lo encontramos en
el trabajo que recientemente introduce el concepto de "conducta moral de
salud", donde se explora la relación de ancianos entre sí y de éstos con
sus familias, que demostró un deterioro de la moralidad evidenciado en la débil
sustentación de normas y conductas por parte del anciano y de sus familiares,
lo que hace que cualidades como dignidad, respeto, autoestima, autocontrol y
normatividad, estén débilmente representadas, siendo, como es obvio,
imprescindibles en la lucha por la salud personal.
En la relación anciano-familia, aparecen elementos
que se introducen a partir de las diferencias intergeneracionales en las que se
entremezclan elementos afectivos que, positivos o negativos, matizan la
relación en cada caso y van desde la sobreprotección hasta el maltrato y la
franca violencia que dan lugar a violaciones de la ética que puede tener
influencia determinante en la salud del anciano.
La relación anciano-grupo social ha variado a través
de la historia, desde la reverencia propia de las culturas más antiguas en las
que la tradición oral confería al anciano un papel de elemento indispensable
para la conservación de la identidad del grupo humano, hasta la concepción del
individuo mayor como consumidor no productivo, al que es necesario eliminar,
característico de algunos grupos de esquimales.
En los comienzos de la presente década se introdujo
el término "Envejecimiento sociogénico" para expresar la presión
ejercida por el grupo social sobre el anciano; hoy, cuando se rinde culto a la
velocidad, la técnica, la eficiencia y la juventud, se olvida con frecuencia el
valor de la experiencia y la sabiduría de lo vivido presente en los ancianos,
que se niegan a reajustar su existencia a normas que no concuerdan con su ritmo
biopsicosocial instituido en otras circunstancias socioculturales. Se
establecen así conflictos en cuanto al papel social del anciano en el mundo
actual.
Al analizar la relación del anciano con los
trabajadores de la salud, considerando al paciente adulto mayor como individuo
débil, en ocasiones indefenso, con grandes necesidades insatisfechas y
trastornos invalidantes que lo hacen dependiente de los demás, surgen con
frecuencia aspectos legales y éticos que ofrecen aristas particulares y colocan
al trabajador de la salud que brinda sus servicios a personas de este grupo
ante algunos problemas cuya solución requiere de un profundo análisis y una
preparación particular en cuanto a los principios básicos de la especialidad.
Su carencia plantea para el médico nuevos elementos en el análisis ético de la
atención de salud al anciano.
Rara vez se hallan soluciones simples que dependen
solamente de un conocimiento técnico y de mayor o menor grado de información,
especialmente cuando las dificultades surgen en personas con múltiples
enfermedades crónicas y discapacidades en un entorno sociofamiliar que no puede
garantizar las demandas de tal individuo, si se aspira a encontrar las
soluciones alternativas que permitan preservar y promover el bienestar del
paciente teniendo en cuenta las perspectivas, criterios y aspiraciones de éste,
sin olvidar que la salud es el pleno disfrute biológico, psicológico y social
de la existencia. Para lograr dicho bienestar se impone un flujo bidireccional
de información, además del conocimiento de la realidad integral del paciente,
lo que unido a una adecuada preparación profesional permitirá alcanzar una
decisión informada correcta. 2,14
Los ancianos tienen
mayor riesgo de resultados adversos, pues frecuentemente no poseen una red de
apoyo social adecuada, viven en situaciones de pobreza y hay limitación de
acceso y de equidad a los sistemas de salud. Los médicos deben tomar en cuenta
esta situación para derivarlos, si fuese necesario, a entidades legales que los
protejan y les permitan seguir las indicaciones médicas.6
Resulta inevitable la eventual aparición de
desacuerdos, que son solubles a través de una mejor información mutua; si
existe incompetencia por parte del paciente, es necesaria la designación de un tutor
con toda la complejidad que esto puede entrañar. También es posible que se
produzcan desacuerdos entre el personal de la salud y pacientes competentes que
pueden decidir la terminación de la relación médico-paciente. Esta decisión por
parte del médico impone la necesidad de notificar debidamente a los
interesados, a la vez que se indica al paciente que puede consultar a otro
médico, o dar un margen de tiempo para que él mismo elija otro.
La aplicación de los principios de la bioética,
disciplina que se ha considerado como "conflictiva", y que se
desarrolla bajo la premisa de la autonomía del paciente, mientras no se
demuestre lo contrario, se hace particularmente interesante si se toma en
cuenta que la relación de salud con un anciano debe ser llevada adelante por el
profesional de la salud. En tales casos se tiene en cuenta no sólo la
intervención propia y la del paciente, sino que además invariablemente
intervendrán otros elementos como la familia, más o menos bien informada y con
la mejor intención, los órganos de la seguridad social, de justicia, y el
sistema de salud sin considerar la eventual participación de las redes de apoyo
formal e informal, por lo que pueden producirse discrepancias entre las partes
interesadas en el manejo del problema, ya sea enfermedad, discapacidad, el
cambio de status y roles del anciano posjubilación, o aun por problemas del
espacio doméstico y social del anciano que asiste a solicitar atención de
salud.
El médico movido por los principios de
beneficencia-no maleficencia, y casi siempre desde una posición paternalista o
contractual, rara vez -aunque se lo proponga- conseguirá alcanzar una relación
dialógica.
El anciano enfermo que actúa bajo el impulso de su
autonomía, tomará en ocasiones una decisión precipitada, conservadora en exceso
o errónea, atendiendo a criterios de salud adquiridos durante una larga
existencia y que generalmente son de muy difícil modificación.
La familia y el grupo social cuyo criterio se rige
por el principio de justicia y con motivaciones que pueden ser la más pura
búsqueda de lo mejor para solucionar el problema de salud del anciano, hasta el
deseo expreso de dar por terminado un "enojoso problema" y pasando
por la más absoluta indiferencia, a menudo entorpecen la buena marcha de la
relación entre el médico y el anciano. Se pretende violar la confidencialidad
al cuestionar la competencia o incompetencia del anciano, ejerciendo así
presión sobre las decisiones del médico.
La influencia de la realidad socioeconómica en la
calidad de vida del anciano, estudiada recientemente en nuestro medio por Del
Pino, Samón y Delisle, revelan elementos de interés que demuestran la necesidad
de una intervención multisectorial en estos problemas, que pueden llegar a
constituir barreras si no se toman las medidas necesarias para su solución. Se
generan conflictos que atentan contra la autoestima, la percepción de la propia
salud y la satisfacción de los servicios recibidos; cuestiones que plantean al
médico nuevas interrogantes al dar origen a depresiones reactivas de difícil
manejo.
Ante el anciano que muere y que recibe atención
médica se abre el capítulo del paciente terminal y la muerte digna, tema que ha
sido ampliamente tratado en la literatura actual. A estos problemas se añade el
conflicto al decidir entre la atención domiciliaria ofrecida por su familia si
la posee, o por manos extrañas en el caso del anciano sin amparo filial, contra
la realidad de la atención hospitalaria que garantiza elevada calidad técnica,
pero introduce el riesgo de confusión aguda por inmovilidad y estrés, al
reducir a la mínima expresión el intercambio afectivo en el anciano en un medio
que le es totalmente ajeno.
Estas consideraciones llevan a buscar en la bioética
(como disciplina necesaria para regular las acciones de intervención que puede
realizar el trabajador de la salud sobre el anciano, garantizando a través de
su aplicación la primacía de lo bueno), una herramienta imprescindible para
ofrecer su atención al hombre de hoy y de las generaciones futuras en las que
la proporción de ancianos debe ocupar un espacio abrumador y en las cuales sus
demandas y conflictos pueden ejercer profunda influencia en el equilibrio
socioeconómico del grupo humano al que pertenezca, por lo que se impone el
estudio de sus necesidades y posibilidades, no sólo como sector de elevado
consumo sino como posible
Podemos decir,
que se han incumplido los 4 principios de la bioética los cuales son:
beneficencia, no maleficencia, autonomía y justicia.
Es violado el principio de beneficencia, ya que en
ocasiones no se brindó todo el beneficio que los ancianos podían haber
recibido, porque a veces la atención fue demorada.
El principio de no maleficencia, que es conocido y
formulado desde la época hipocrática, y se refiere a la obligación de no hacer
daño a los pacientes, con la conocida frase de primum non nocere no se
cumple, porque existe maltrato en la comunicación y no se respeta su integridad
psicológica, lo cual le proporciona daños en esa esfera. 2,14
Una de las grandes peculiaridades que tiene la
atención a la población geriátrica en estomatología, por ejemplo en el plano de
la terapéutica es que, paradójicamente, siempre que sea posible debemos curar o
aliviar con la menor cantidad de fármacos y en la menor dosis.
No lograr una comunicación adecuada sobre la base del respeto y dignidad, se aleja de los principios eticomorales que deben distinguir al profesional de la medicina que atiende al anciano.
No lograr una comunicación adecuada sobre la base del respeto y dignidad, se aleja de los principios eticomorales que deben distinguir al profesional de la medicina que atiende al anciano.
El principio de justicia se viola, ya que no se le da
a los adultos mayores lo que necesitan, lo que merecen y no pueden tener por
las limitaciones que a veces presentan; y el de autonomía, porque no se
respetan los valores y opciones personales de cada persona. No se debe olvidar
que la dignidad del hombre está fundamentada en su autonomía y libertad, la
cual se hace vulnerable cuando llega a la etapa de adulto mayor, por el
deterioro fisiológico, las enfermedades, alteraciones psicológicas, y discapacidades.
El personal de salud se encuentra en la obligación de brindar el trato
adecuado, además, hay que considerar al adulto mayor como una persona integral,
en un contexto holístico, con necesidades físicas, biológicas, psicológicas,
sociales y espirituales propias, por lo que la atención debe ser de excelencia.
2,14
Todo lo
anteriormente abordado es válido para la especialidad de Estomatología donde
los problemas de la Bioética se manifiestan en su mayor exponente en la
relación estomatólogo-paciente; las particularidades propias del Consentimiento
Informado, la Ética del cuidado, el tratamiento del dolor, la cuestión de los
valores propios de cada cultura con relación a
la salud bucal, y sobre todo en la accesibilidad de los servicios
estomatológicos por su alto costo en el mundo. Sin embargo, estos servicios se
brindan de manera gratuita a la población cubana, siendo un objetivo importante
del Programa Nacional de Atención Estomatológica Integral a la Población y del
Plan de Estudio de la carrera para la formación de estos profesionales
perfeccionar el enfoque humanístico en el proceso docente educativo, por lo que
es necesario coordinar e integrar los contenidos de las disciplinas con estos
enfoques bioéticos.
Conclusiones
El
desarrollo de este trabajo ha demostrado la importancia que tiene reflexionar
acerca de una Bioética Integral como ciencia de la vida en lo que respecta a la
atención a la población geriátrica. Es importante no reducirla únicamente al
marco de las Ciencias Médicas sino que debemos entenderla en la amplitud con la
que se ha presentado y a partir de ella realizar estrategias para la protección
de la vida en toda su diversidad, por lo que se debe sistematizar la enseñanza de los contenidos de los
principios éticos y bioéticos en todas las disciplinas de la carrera de
estomatología y preparar
a los profesores de las diferentes asignaturas para la enseñanza de estos
principios en todas las actividades docentes y de educación en el trabajo, así
como a todo el colectivo de trabajadores de las instituciones docentes -
asistenciales.
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Autores:
Dra. Niovis Maceo Montesino.
Dra. Madelin Rives Figueredo.
Dra. Yusdaidy Pérez
García .
Dra. Lissett Meriño
Collazo.
Enviado por:
Aliuskarl
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