martes, 28 de julio de 2015

¿Qué significa la muerte para los seres humanos? LECTURA 11

  ¿Qué significa la muerte para los seres humanos?

1.     Introducción
2.     Antecedentes
3.     Muerte teórica

Introducción

Horacio Quiroga, un hombre al que le tocó protagonizar una sucesión de muertes muy confusas, o por lo menos tan infortunadas como para que se pueda hacer sensacionalismo alrededor de ellas.
Cualquiera de ellas por separado habría bastado para alejarlo de la histeria modernista., pero la que más lo alteró fue la de su amigo Ferrando, al que mata accidentalmente. De todos modos, este sacrificio del amigo, se repitió, después, cuando Ana María Cires, su mujer, se suicida con cianuro en medio de la selva. Un poco antes, en su atormentado y oscuro pasaje por Buenos Aires, había muerto otra, una de la cual nadie habla y parece haber sido la gran mujer de su vida, muerta de tuberculosis.
Es por ello que esta presencia dramática, llena de sucesos lastimosos, desgraciados y fatales en su vida, influye en sus obras, cargándolas de un gran contenido de tragedia.
¿Pero qué buscaba Quiroga al recaer constantemente en temas de muerte? ¿Por qué en esos temas es cuando obtiene sus mejores obras? ¿Por qué es allí que su estilo es el más personal y más limpio de influencias?.
Es justamente la experiencia personal de Quiroga la que conducirá a esa preferencia por los temas de muerte, asunto que será desarrollado en la presente monografía.
Desde un punto de vista genérico, la muerte es la finalización de las actividades vitales de un organismo. En el caso particular de la realidad humana, la definición vigente desde un punto de vista médico y legal alude a la cesación de toda actividad en el encéfalo, demandándose además que esta finalización sea completamente irreversible.
Con el cometido de comprobar esta situación, deben cumplimentarse una serie de procedimientos y de protocolos rigurosamente pautados.Es preciso señalar que la definición de muerte ha sufrido una serie de variaciones a lo largo de la historia. En el pasado, el criterio para declarar clínicamente muerta a una persona era la ausencia de respiración y de latidos en el corazón. Con la evolución de la tecnología empleada, que permitió la conservación artificial de la actividad cardiaca y respiratoria en pacientes, este criterio debió ser revisado.
Además, otra circunstancia hacía necesaria esta revisión: la posibilidad de utilizar los órganos de pacientes carentes de actividad cerebral para salvar vidas. Es por ello que luego de un período de evaluación, la comunidad médica decidió adoptar la nueva definición de muerte, aquella que hace énfasis en el papel del cerebro como articulador principal de las funciones del cuerpo.
La muerte es el término de la vida a causa de la imposibilidad orgánica de sostener el proceso homeostático. Se trata del final del organismo vivo que se había creado a partir de un nacimiento.
El concepto de muerte, de todas maneras, ha variado a lo largo de la historia. En la antigüedad se consideraba que la muerte, como evento, tenía lugar cuando el corazón dejaba de latir y el ser vivo ya no respiraba. Con el avance de la ciencia, la muerte pasó a entenderse como un proceso que, a partir de un cierto momento, se vuelve irreversible.
En la actualidad, una persona puede haber dejado de respirar por sus propios medios y, sin embargo, seguir con vida a través de un respirador artificial Por otra parte, puede hablarse de muerte cerebral para hacer referencia al cese completo e irreversible de la actividad cerebral.
Más allá de la biología, existe una concepción social y religiosa sobre la muerte. Se suele considerar a la muerte como la separación del cuerpo y el alma. Por lo tanto, la muerte implicaría el final de la vida física pero no de la existencia. La creencia en la rencarnación también es bastante común.

Antecedentes

Hablar de la muerte y sus circunstancias se ha convertido en un tema tabú y para muchos de nosotros admitir que la vida es limitada, nos produce una horrible sensación de vacío; nos cuesta reconocer que parte del proceso de crecer, es aprender a convivir con ella: "nacimos para morir"
Sobre la muerte y los procesos que se viven han escrito algunos autores:
Elizabeth Kubler-Ross, en su libro "Sobre la Muerte y los Moribundos" dice: "Hay muchas razones por las que no se afronta la muerte con tranquilidad, ya que morir se ha convertido en algo solitario e impersonal, porque a menudo las personas enfermas son arrebatados de su ambiente familiar y llevado a un hospital donde se les trata como a seres sin derecho de opinar, tomando otros las decisiones por ellos, olvidándonos que estas tienen sentimiento, deseos, opiniones y sobre todo el derecho a ser escuchadas y a tomar la decisión de si quieren o no estar en ese lugar.
Alberth Schweitzer, escribió:
"Si queremos llegar a ser buenas personas de verdad, debemos familiarizarnos con la idea de la muerte. No necesitamos pensar en ella todos los días ni a cada hora. Pero cuando la senda de la vida nos conduzca a una posición ventajosa donde el paisaje alrededor desaparezca, y contemplemos la vista distante hasta el mismo final, no cerremos los ojos. Hagamos una pausa por un momento, observemos el paisaje lejano, y luego prosigamos.
 Pensar en la muerte de este modo produce amor por la vida. Cuando estamos familiarizados con la muerte, aceptamos cada semana, cada día como un don. Solo cuando somos capaces de aceptar así la vida, poco a poco ésta se torna preciosa"
Freud dice: "Consideraciones de actualidad sobre la guerra y la muerte" ¿Qué sucede con esta suerte de viscosidad de la libido, que se niega, cuando ha perdido algo, a pasar a otra cosa?. Al describir el proceso por el que la libido se dirige a los objetos,
dice que estos pasan en cierto modo a estar incluidos en nuestro yo, de modo que se trata de un pedazo del yo, en definitiva de lo que hay que desprenderse. Cada uno de aquellos seres amados era, en efecto un trozo de su propio y amado yo. El hombre aprende por el otro, la experiencia dolorosa de la propia muerte. La propia muerte es imaginable, siempre que intentamos aproximarnos a ella lo hacemos con respecto a la muerte del otro, adoptamos una actitud convencional que se derrumba cuando se trata de lo pérdida de una persona amada. Enterramos con ella nuestra esperanza, nuestras aspiraciones y nuestros goces, no queremos consolarnos y nos negamos a toda sustitución del ser perdido.
Christine Longaker en su libro Afrontar la muerte y vivir con esperanza dice:
"Para la mayoria de nosotros morir significa tener que experimentar un cierto sufrimiento inevitable"
"La comprensión vivida de la naturaleza de nuestra mente, de lo que podemos llamar nuestra esencia más intima, esa verdad que todos buscamos, es la clave pare entender la vida y la muerte.

Muerte teórica

 Es la destrucción del tejido cerebral humano (o cualquier estructura capaz de constituir a la persona) y de la información contenida en él de forma tan extensa, que la recuperación de la personalidad original se vuelve teóricamente imposible por cualquier medio físico. El concepto de muerte teórica de información surge en los años noventa en respuesta al problema que con el avance de la tecnología médica, condiciones consideradas antiguamente como muerte, como paros cardiacos, se volvieron reversibles y ya no son considerados como tal.
La muerte teórica de información procura referirse a una muerte que es absolutamente irreversible para cualquier tecnología, distinguiéndose de la muerte clinica y la muerte legal, que denota limitaciones contextuales a los cuidados médicos disponibles, en lugar de a las verdaderas limitaciones teóricas de la sobrevivencia. En particular, la perspectiva de la reparación celular del cerebro mediante nanotecnología molecular desvela la posibilidad de que algún día la medicina sea capaz de resucitar pacientes incluso horas después que su corazón se detenga.
Según Ralph Merkle en Molecular Repair of the Brain:1
Una persona está muerta de acuerdo a la "Muerte teórica de información" si sus recuerdos, personalidad, esperanzas, sueños, etc. han sido destruidos.
Es decir, si las estructuras del cerebro que tienen codificadas la memoria y la personalidad han sido dañadas más alla de cualquier posibilidad de restauración a un estado funcional, entonces la persona se considera muerta.
 Si las estructuras que tienen codificadas las memorias y personalidad están intactas y la inferencia de la memoria y la personalidad son posibles en principio, y además la restauración de las mismas a un estado funcional es posible, entonces la persona no está muerta.
El momento exacto de la Muerte teórica de información es actualmente desconocido. Se especula que ocurre gradualmente muchas horas después de la muerte clinica en un lugar a temperatura ambiente el cerebro sufre autolisis.
Esto también puede ocurrir más rápidamente si no hay flujo sanguíneo al cerebro mientras la persona se encuentre en terapia intensiva, conduciendo a un estado de descomposición (muerte cerebral), o durante el proceso degenerativo de enfermedades cerebrales que causan la pérdida de una gran cantidad de tejido cerebral .
La muerte teórica de información se relaciona en el contexto de la criónica, que puede ser vista como el uso de la criopreservación para evitar la muerte teórica de Información.
 El uso del criterio de muerte teórica de información ha formado la base de argumentos éticos que definen a la criónica como un intento por salvar vidas en vez de ser un método de sepultura para los muertos.
En contraste, si los métodos criónicos no pueden ser aplicados antes de que la muerte teórica de información ocurra, o si los procedimientos mismos de criopreservación son causales de la muerte teórica de información, entonces la criónica no es posible

La muerte para los seres humanos

El sentido de la muerte se encuentra en la vida misma, en cuanto sabemos que vamos a morir, dirigimos nuestros esfuerzos hacia la vida intensamente vivida, el morir nos enseña a amar, querer, recordar. La muerte postergada hacia la eternidad no puede sino constituir el más absurdo de los absurdos.
En cuanto ésta dejaría de ser fuente de vida, vivir en el más acá, requiere la certeza de la finitud. La muerte es un espejo en el cual contemplamos nuestra vida entera, la historia personal se perfila hacia un proyecto común de todos los hombres, de los que están y los que vendrán, el dialogo del espíritu con el corazón, resuelven su acuerdo de vida en un instante, el corazón ofrece energía para la acción, y el espíritu ofrece un viaje hacia el crecimiento.
Entender esto, significa entender que la vida misma no es más que un periodo pequeño de nuestra existencia.
La vida cobra sentido en cuanto se revela como un transito, morir es cambiar de estado y el bien morir puede ser entendido en términos de desprenderse finalmente de todo lo material que nos confina a este mundo para facilitarnos el paso a la eternidad. El bien morir es estar dispuesto con humildad a despedirse de la vida, entregar la existencia que nos fue dada, sin rencores ni arrepentimientos, sin culpa y sin dolor.
¿Porqué vivir si sabemos que vamos a morir?
Porque en la vida encontramos el significado de la existencia y en la muerte encontramos el significado de la vida, el convencimiento de nuestra muerte nos impulsa a trabajar, a hacer, a producir, sin posponer inútilmente nuestro destino.
La presencia de la muerte nos pone frente a nuestra responsabilidad, que es la de hacer de la vida el sentido mismo de la existencia.

La muerte es un fin biológico o es la finalidad de la vida humana

La muerte como acontecimiento biológico y personal .A la luz de esta concepción unitaria del hombre cuerpo-alma, ¿qué significa la muerte? La definición clásica de muerte como separación del alma y del cuerpo se caracteriza por una grave indigencia antropológica, pues presenta la muerte como algo que afecta solamente a la «corporalidad humana» y deja al «alma» completamente intacta.
Esta descripción considera la muerte como un hecho biológico: cuando las energías biológicas del hombre llegan al punto cero, entonces sobreviene la muerte.
Esta concepción sugiere también que la muerte es algo que sobreviene extrínsecamente a la vida: ambas, muerte y vida, se oponen; no existe entre ellas ninguna interrelación.
Por ello, en la definición clásica, la muerte es un acontecimiento que aparece sólo al final de la vida biológica. Por el contrario, en la visión antropológica que hemos expuesto la muerte surge no como un simple hecho biológico, sino como un fenómeno específicamente humano.
La muerte afecta a la totalidad del hombre y no únicamente a su cuerpo. Si el cuerpo es afectado y constituye una parte esencial del alma, entonces también el alma queda envuelta en el círculo de la muerte.
Además, la muerte humana no es algo que llegue como un ladrón al final de la vida: está presente en la existencia del hombre, en cada momento y siempre, a partir del instante en que el hombre aparece en el mundo55.
 Las fuerzas se van gastando, y el hombre va muriendo a plazos, hasta acabar de morir. La vida humana es esencialmente mortal o, como dice san Agustín, en el hombre hay una muerte vital56. La muerte no existe. Lo que existe es el hombre moribundo, como un ser para la muerte. Esta no viene desde fuera, sino que crece y madura en la vida del hombre mortal.
 De esta forma, la experiencia de la vida coincide con la experiencia de la muerte. Prepararse para la muerte significa prepararse para la vida verdadera, auténtica y plena. De ahí se sigue que la escatología no está aislada de la vida y proyectada hacia un futuro distante, sino que es un acontecimiento de cada instante de la vida mortal.
 La muerte acontece continuamente, y cada instante puede ser el último.
La planta perece, el animal fina. ¿Qué ocurre ahí, pues, con planta y animal? ¿Cómo puede algo que "es", súbitamente concluir? ¿No es este concluir un tránsito a otro estado de ser, similar a como el bloque granítico pasa a ser polvo en su despedazarse? Evidentemente, eso no podemos decirlo de lo vivo. Lo vivo no puede mantenerse siempre en su ser-vivo, él finaliza en el ser-muerto. ¿Pero qué hay con este ser-muerto? (...) ¿Es acaso el muerto en absoluto? A partir de la cópula también la nada es un "ente", pues decimos a lo mejor que "es" la negación de todo lo ente. ¿Qué pensamos propiamente cuando declaramos a "lo vivo" como "muerto"? Lo hasta ahora vivo ha desaparecido— pero no se ha "retirado", no se ha ocultado, sustraído a la visibilidad. Se ha apagado, se ha aniquilado.
El finalizar del ser vivo no es el giro de un determinado estado de ser a otro, sino un giro de ser en nada. Más encima, el hablar de giro es siempre desorientador, ya que en general a cada giro le pertenece algo que gira, a cada metabole un hypomenon.
 Cuando una cosa llega a ser más grande o más chica, cuando cambia de color y demás, entonces tiene que permanecer la cosa como el fundamento que está a la base para que pueda tener en ella un giro. Pero el giro de la vida al ser-muerto no puede ocurrir en un portador sustancial que esté a la base del giro.

Es lo mismo vivir y existir

Cuando hablamos de Vivir me imagino a cualquier persona que se despierta y lleva acabo una rutina muy parecida o mejor dicho casi exacta a la del día anterior, a esa persona que quizás solo Vive porque tiene que pagar un Auto, porque tiene hijos que lo (a) necesitan, o quizás tiene un Novio (a) y creen que es el "Principio y el Fin de sus Vidas", y sienten que esa vida que lleva es su Felicidad, cada día se despierta y siente que tiene Felicidad porque alguien en este mundo los necesita, o porque tienen muchas cosas materiales como para pensar en otra cosa que no sea el "uno mismo", y es así como uno se acostumbra a vivir, hasta caer en la Rutina y no es que este encontrar de la Rutina, simplemente a veces considero que es mala compañera pero por otro lado si no tuviéramos una Rutina estaríamos perdidos, aunque el punto es que la misma Rutina cansa.
Ahora Cuando escucho a alguien que me dice la palabra Existir lo relaciono con alguien que lleve una Rutina (ir al Escuela, ir al Trabajo, etc..), pero cada día hace algo diferente Rompe con esa Rutina, si tenia que comenzar "moviendo el pie derecho inicia con el Izquierdo" y con ese movimiento rompió la rutina, comienza a cuestionar las cosas que hace en su Hogar, en su Trabajo, en su Escuela, sin llegar a lastimar a otros, intenta mejorar procesos que quizás el mismo realizo, comienza a no solo Vivir "porque así lo quiere algún Ser supremo o porque si no Vivo habrá terceros lastimados". 
Ya abordando este tema me recuerda una Frase de Rene Descartes que sino mal recuerdo dice "Si dudo Pienso, Si pienso Existo"; sus palabras para mi son exactas al punto que quiero llegar ("NO DEJEMOS DE EXISTIR, Y COMENZEMOS A SOLO VIVIR"); no importa la Edad, el Sexo, hay que hacer cosas que quizás parezcan algo locas, porque bueno debemos tener algo que contar a los Hijos, Nietos.
Existir o vivir
"Una roca existe, una persona vive", y es muy cierto, sin embargo, no todas las personas viven, si una persona estas vacía, o no tiene sueños o metas altas, si solo se alimenta, y trabaja para mejorar su calidad de habitar, si respira, pero no goza, esa persona no esta viva, solo existe, ocupa espacio.Amigo y todos los que lean esto: vivan, sientan, la alegría, la tristeza, el entusiasmo, tracen sueños inalcanzables y luchen por ellos, por sus ideales, sientan la libertad, y solo entonces sabrán la diferencia entre vivir y existir.
 Todo lo que nos rodea posee energía pero si preguntas en lo que es respirar sentir ver el ser humano y las criaturas seres vivientes que están en el mundo viven ya que la vida es un ciclo que tiene comienzo desarrollo y final y las cosas como objetos piedras etc. pueden estar millones de años existiendo por que no están vivas pero existen
Mejor vivir
Dependiendo el punto de vista que se le de, puede variar la perspectiva sobre vivir o existir, que poseamos cada uno. Me explico, mientras respiremos estaremos vivos, y por ende, existimos. Pero el termino de existir, es relativo ya que un florero, un libro, un carro, etc., también existen! es decir, que al ocupar un espacio determinado en este planeta ya estamos existiendo. Quiero decir con esto, que a mi concepto no usaría el término existir... En respuesta a tu pregunta, preferiría vivir, saber que estoy vivo y sentido.

Ya que muchas personas existen pero pocas viven o saber vivir.

LA MUERTE COMO EVENTO
Suceso obtenido como resultado de la incapacidad orgánica de sostener la homeostasis. Dada la degradación del ácido desoxirribonucleico (ADN) contenido en los núcleos celulares, la réplica de las células se hace cada vez más costosa. 
LA MUERTE COMO CONTRASTE
Es el fin de la vida, opuesto al nacimiento. El evento de la muerte es la culminación de la vida de un organismo vivo. Sinónimos de muerte son occiso (muerto violentamente), óbito, defunción y fallecimiento. 
Se suele decir que una de las características clave de la muerte es que es definitiva, y en efecto, los científicos no han sido capaces hasta ahora de presenciar la recomposición del proceso homeostático desde un punto termodinámicamente recuperable. 

El deseo y la capacidad de morir

Algunas personas, en momentos determinados de su vida, experimentan el sentimiento autodestructivo de terminar su existencia. El acto para conseguirlo es lo que llamamos suicidio.
 Lo contrario es el deseo de vivir, el cual no contraria al instinto de supervivencia, ya que éste nos impulsa a esquivar la muerte. Por ejemplo, suicidas que saltan al vacío intentan agarrarse a algo para no morir, eso es el instinto de supervivencia.

Actitudes de las personas mayores ante la muerte

Existen 3 actitudes básicas ante la muerte:
  • Miedo o temor
  • Negación
  • Ansiedad
En cuanto a las actitudes de las personas mayores frente a la muerte autores como López Aranguren (2001:34-35) han estudiado ampliamente este tema y aportado algunas propuestas. La actitud que cada cual adopte ante la muerte dependerá ciertamente de las creencias religiosas o agnósticas, de la concepción filosófica, así como de la capacidad para enfrentarnos con la realidad de la vida o con la realidad o no de la muerte. López Aranguren analiza estas actitudes ante la muerte:
1º Muerte eludida: no puedo imaginar un mundo en el que yo no exista por lo que mi muerte es impresentable. Produciéndose incluso una represión natural del pensamiento de mi muerte. No sólo niego mi muerte, sino que hoy la muerte del otro tiende a hacerse desaparecer o nos anestesiamos ante ella. Tal vez con la vana esperanza de hacerla desaparecer. De la cuasi-eliminación de la muerte. Eludirla pasa a convertirla en utopía más o menos pseudo científica. Es una forma de eludir la muerte teniéndola presente y luchando contra ella.
2º Muerte negada: desde esta actitud se percibe la muerte como tránsito, "salida" en continuidad, de una situación a otra, de "esta vida" a la "otra vida". Continuidad absoluta (platónica inmortalidad del alma) o relativa (resurrección cristiana del cuerpo humano).
3º Muerte apropiada: en este caso vivir es inseparable de morir, por lo que, como pide Rilke, "trabajarla" e incluso "dar la luz". Heidegger precisa que la muerte es consubstancial a la vida.
4º Muerte buscada: como seguimiento del impulso fanático freudiano o aceptación de la "nada" que en definitiva somos.
5º Muerte como absurda: ya que según Sastre priva a la vida de toda significación y le arrebata su sentido.
Moragas Moragas, citado por Belando (1998:208-210) menciona que la actitud ante la muerte está condicionada por la situación personal, pero que en general, las personas mayores la aceptan mejor que los jóvenes, las mujeres mejor que los hombres y las personas religiosas o creyentes mejor que los no practicantes, aunque concluye que esto es totalmente variable dependiendo de las culturas y naciones. Igualmente, distingue actitudes positivas y negativas ante la muerte. Se puede reaccionar positivamente cuando se considera la muerte como:
  • Liberación de una situación negativa o,
  • Que ésta proporcionará una existencia espiritual, superior o mejor que su vida terrenal.
Las actitudes negativas están ocasionadas por la asociación del dolor y sufrimiento en el proceso de morir, porque suceda demasiado pronto o queden sin terminar o resolver trabajos que se estaban realizando o se iban a hacer. Y también es valorado como negativo por el dolor que provoca en los demás.
Mishana y Riedel, citados por Belando (1998:210-211) consideran que las actitudes ante la muerte varían dependiendo de la edad y cultura. Y parece ser que la religión no es un factor influyente en los sentimientos provocados por la muerte. En cuanto a los factores culturales que inciden en la experiencia de la muerte son los siguientes:
  • La urbanización.
  • El declive de la religión, y con ella el debilitamiento de las relaciones sagradas y racionales que el hombre mantenía con la muerte.
  • La evolución de la técnica médica.
  • El paso de la familia numerosa a la familia nuclear.
  • Las modificaciones epidemiológicas.
  • El advenimiento de la era atómica.
  • La evolución de las prácticas y de las costumbres fúnebres.

¿Por qué nos morimos?

El alma es espiritual y no puede morir; pero nos morimos porque además de espirituales somos materiales; y lo material se divide o corrompe. Al principio Dios otorgó a Adán y Eva el don de la inmortalidad corporal, pero lo perdieron por el pecado original. Desde entonces todos los hombres mueren. 

¿QUÉ SUCEDE EN LA MUERTE?
La muerte consiste en la separación del alma y el cuerpo. Tiene lugar cuando el cuerpo se deteriora tanto que el alma es incapaz de mantenerlo en vida. Entonces se produce la ruptura. El cuerpo sin alma pasa a ser un cadáver. En cambio, el alma se dirige a su destino.

¿QUÉ SUCEDE AL AMA DESPUÉS DE LA MUERTE?
Esta pregunta puede responderse mejor con ayuda de la fe, aceptando lo que Jesucristo nos enseñó. Según esto, inmediatamente después de la muerte tiene lugar el llamado juicio particular donde Dios nuestro Señor juzga a cada persona. 

¿SIN AYUDA DE LA FE, PUEDE SABERSE SI HAY ALGO DESPUÉS DE LA MUERTE?
Puede saberse que el alma es espiritual (pues realizamos operaciones espirituales como comprender esta web). Al ser espiritual es inmortal (pues sólo los seres materiales pueden partirse o pudrirse). Y como el alma no muere, se conoce que hay otra vida después de la muerte. 

¿SIN AYUDA DE LA FE, SE SABE SI HAY PREMIOS Y CASTIGOS DESPUÉS DE LA MUERTE?
En esta vida a menudo quien obra mal triunfa, mientras que las personas santas a veces sufren mucho. Esto es contrario a la justicia divina... Como Dios es justo y en esta vida las cosas son así, el Señor debe premiar en la otra vida a los que obraron bien. 

¿SE PUEDE PREVENIR LA MUERTE?
Aunque la muerte surja de improviso, es posible estar preparados de modo que venga la muerte cuando viniere el resultado sea irse al cielo. Y así es importante vivir en gracia de Dios, con el alma limpia de pecados mortales, confesándose cuando sea necesario. Si uno desea evitar también el purgatorio, será útil que repare sus pecados con sacrificios y buenas obras. En resumen, la mejor preparación para la muerte es llevar una vida santa. 

¿Muerte o transformación?

            El milagro de la Vida no concibe la muerte como una extinción de sí misma. Muy contrariamente, es el paso de una forma de vida hacia otra; el despojo de nuestro cuerpo físico para dar la bienvenida a nuestro cuerpo etéreo. Siempre que se cierra el ciclo de una forma de existencia, se inicia otro. Por consiguiente: siempre que concluimos nuestra misión en un tramo de la Vida, partimos hacia otro.
            El milagro de la Vida reside en experimentar a Dios (o Amor), en sus múltiples expresiones y dimensiones.
            El milagro de la Vida no radica en un castigo.
Amor no conoce la moral. Él únicamente reconoce las experiencias como una oportunidad de evolución, de perfeccionamiento espiritual.
            Nunca morimos.
            Increíblemente, la Vida es un camino de experiencias eternas en parajes transitorios y diversos. Para la eterna andadura de nuestra alma, la Vida en la Tierra sólo es un paraje más. El objetivo final de nuestras experiencias se resume en evolucionar y perfeccionarnos espiritualmente y, habiendo reconocido cada una de nuestras experiencias en torno a Él, regresar a Amor: El Espíritu Único. Más allá de donde realicemos cada una de estas experiencias, seguimos caminando. Por lo tanto,lo real no es sumar años sino vivir plenamente las experiencias que vivamos, en el lugar que hayamos elegido experimentarlas.
            El alma es el puente de conexión con Dios. Dios es el Espíritu. No debemos confundir alma con espíritu. El alma es el almacén donde se acumulan todas nuestras experiencias espirituales. Así mismo, el alma también representa a todas las expresiones y manifestaciones que adopta El Espíritu (que es Dios), que hace posible que cada ser humano tenga identidad y características propias. Somos almas espirituales diferentes y únicas. Somos almas de Dios. Somos una expresión  de su espíritu.  Somos su espíritu. Llegado el momento, cuando como almas nos hemos fusionado con el Espíritu, regresamos a Él para vivir eternamente a su lado.
            El sentido de la Vida se basa en sentirla intensamente: sin pensarla en exceso, sin negarnos a vivir las experiencias que hemos venido a experimentar, desde la sencillez más extrema.
            No importa cuántas vidas tardemos en aprender las lecciones que nos han sido asignadas y hemos elegido experimentar, con el bello fin de perfeccionarnos. Lo verdaderamente importante es caer y levantarse: somos seres humanos imperfectos y debemos ser indulgentes con nuestras experiencias.
            La espiritualidad es amor. La espiritualidad es amar. Sencillo, ¿verdad?
            La felicidad, como muchos otros han expuesto, consideramos se basa en apreciar las pequeñas grandes cosas de la Vida y tomar conciencia de quiénes somos: almas de un único Espíritu indescriptiblemente maravilloso. Por lo tanto, la esencia de toda vida ha de basarse en amar, llevar a cabo el propósito de Amor y procurar dañar lo menos posible a nuestros semejantes.
            Por amor, todavía hoy, los seres humanos nos mostramos reticentes a abordar el sufrimiento, la enfermedad y la muerte como fases naturales de la Vida. En conflicto con la propia naturaleza existencial, evitamos mostrar el lado humano del sufrimiento. No obstante, no podemos aspirar a ser felices si evitamos ser naturales con estas etapas inherentes a nuestra condición humana.
            A partir de estas premisas, cuando la enfermedad se manifiesta en el ser humano -separadamente del sufrimiento físico- aparece la adversidad: los enfermos se sienten inútiles, pesadas cargas para sus familiares. Contrariamente a la auténtica realidad, consideran no ser naturales, ya que ahora sufren. Incluso las personas próximas al enfermo, por temor a acrecentar la angustia, evitan manifestar su sufrimiento libremente. En ocasiones, hasta el punto de enfermar ellos también.
            La meta más sublime de cualquier persona es amar. Sin embargo, el amor alberga  todos los sentimientos humanos, sin distinción. Por lo tanto, es tan saludable reír como llorar. Dios creó las lágrimas para que pudiéramos liberarnos del sufrimiento. Entonces, ¿qué sentido tiene desconsiderar el llanto, la rabia o cualquier sentimiento ligado a la desazón? ¡Es un derecho expresarlos sin tapujos!
            Finalmente, y como conclusión, toda adversidad, sea cual sea, siempre puede convertirse en un sentido, en una oportunidad para nuestras vidas. Ningún acontecimiento es fruto del azar o casualidad.  Por increíble que parezca, cualquier vicisitud acarrea un aprendizaje, de vital importancia para nuestra trayectoria y evolución espiritual.
              Como seres humanos, nuestro principal cometido es experimentarla. Así pues, una enfermedad, la pérdida de un ser querido, etc., pueden ser oportunidades por las que lograr hallar el verdadero sentido de la Vida.

Predilección por los temas de muerte

Influencia y originalidad
Cualquiera sea la cronología real de la producción de Quiroga, tomando la fecha de aparición de sus libros como el momento inmediatamente posterior a su elaboración, se puede observar que las influencias sufridas y la orientación propia casi nunca dejan de coexistir. Dicho de otro modo: se puede hablar de dos formas de la personalidad de Quiroga. Una, la relativa a la absorción de las influencias; otra, a su producción original.
Los dos aspectos de la actitud de Quiroga se mezclan o interfieren llenando de altibajos constantes todos sus libros.
La mezcla se da en Cuentos de amor, de locura y de muerte, donde la perfección narrativa alcanza su grado quizás más alto dentro de toda su producción, por la seguridad de los medios empleados y el rigor con que son trabajados.
Las dos muertes
Así, dos muertes recorren la obra de Quiroga: las muertes tradicionales y las muertes propias.
La primera categoría corresponde a esos indistintos sentimientos que tuvo cuando era joven y que las lecturas desviaron para darles una forma que no le es propia pero que Quiroga sintió como la única posible, puesto que no estaba todavía en condiciones de juzgar y seleccionar.
 Este es el encanto que nos conquista cuando advertimos prematuramente que otros han dado cauce a las cosas que nos perturban e inquietan mientras nosotros carecemos de los medios para expresarnos en forma propia.
Es la muerte propia por un motivo central la que se confunde con la situación misma que vive el personaje. En cierto modo , esa muerte que le sobrevendrá le corresponde, no siendo sin embargo el castigo de ninguna falta.
El personaje jamás se siente tan infatuado como para ignorar a qué conduce su desdichada presencia, que siente vaciada y menoscabada por algo que no sabe qué es, lo cual no le impide la extrema y serena combatividad.
Sin embargo el ámbito de pelea nunca es pretensión de un resultado distinto a la segura muerte. Propia también por un motivo accesorio: porque es el mismo Quiroga quién juega su muerte en la muerte de sus personajes; y propia por un motivo técnico: porque es la más lograda estéticamente, sin las vacilaciones que tienen las muertes del otro estilo, meras anécdotas que combinan lecturas conimágenes sugeridas por la realidad.
Responsabilidad
No fue, como se ve, un espectador más o menos cercano de la muerte de los otros, familiar y desolado. Más que los demás, Horacio Quiroga tuvo que sentirse responsable y aún culpable.
 En parte, porque, como todos, no supo evitar que esos otros se murieran; en parte, por las causas o la comisión material de las muertes de los demás, la cual podía, con muy justas razones, atribuirse.
Lucha con y contra la muerte: Sentido de la aceptación
Incorporó así a su vida, visto que ya su suerte tenía continuidad y un equilibrio bastante siniestro la muerte como una instancia real y condicionante.
Si todos los proyectos caen víctimas de ella, si ella preside lo más importante de nuestra existencia, ¿cómo no llegar a la conclusión de que ella es lo más importante de nuestra existencia, que ella es nuestra existencia misma?. Quiroga puede haberse dicho que era necesario trazarse un plan puesto que las cosas son como son.
Y luchó en el sentido de no desvirtuar esa muerte con la vida, haciendo de esta un trampolín resbaloso que a cada rato le recordaba la inminencia de la caída, afrontando yararás, crecidas del Paraná, bandidos paraguayos, disenterías y toda otra alternativa que puede darse cuando uno mismo va en busca de las cosas desagradables, sin despreciarlas, sino tomándolas como lo que en realidad son: parte del juego vital y lucha con los elementos que representan la muerte.
Aceptó haciendo una nueva composición del lugar. Entonces estuvo en condiciones de equiparar vida y muerte y pudo haber dicho que puesto que la vida ya no era el bien supremo, tanto daba perderla en cualquier momento, lo cual no implicaba que no quisiera extraer de todos los momentos un jugo que satisfacía sus máximas exigencias.
Su egoísmo se acentuaba después de los desastres y Quiroga se recoge más y más en su caparazón. Cada cosa que se propone hacer le parece de imperiosa ejecución y no vacila en torturar o molestar a los otros poseído por esa urgencia.
Así se le da por construir botes en un sótano de la calle Canning, en le que vive con sus dos hijos niños todavía.
Ni se le ocurre que, excepción hecha de su experiencia de la muerte, los otros, ignorantes de ella, quieran ponerse a cumplir proyectos que van más allá de su perentoria urgencia por ganarle a la muerte un cuarto de hora.
Su egoísmo, brutal y desenfrenado, aunque inconsciente de sí mismo, tiene su raíz en esta aceptación que, si bien emponzoña su vida, también le hace comprender otras realidades tales como el sentido de la soledad, por ejemplo.

Experiencia

"Me estaba muriendo. Escuché cuando doctor me declaró muerto. Mientras estaba acostado en la mesa de operaciones del hospital grande, un zumbido fuerte y rudo comenzó a retumbar en mi cabeza. Al mismo tiempo, sentí que me estaba moviendo a lo largo de un túnel largo y oscuro. Entonces, de pronto, ¡me encontré fuera de mi cuerpo físico! Como un espectador, observé los intentos desesperados del doctor por revivir mi cadáver. 
"Pronto... me encontré con un "ser" de luz que me mostró una recapitulación instantánea de mi vida y me ayudó a evaluar mis hechos pasados.
 
"Finalmente entendí que mi tiempo de morir no había llegado aún y que tenía que regresar a mi cuerpo. Me resistí, porque había encontrado que mi experiencia después de la muerte había sido bastante placentera. Pero, sin embargo, de alguna forma me reuní con mi cuerpo físico y viví"
 Muchas personas han informado de experiencias cercanas a la muerte (ECM). ¿Qué quieren decir? ¿Qué ocurre cuando nos morimos? 
Mientras escribía un libro sobre este tema, entrevisté a gente con historias fascinantes. Una mujer en Kansas desarrolló complicaciones luego de una cirugía mayor. Sintió que se levantaba del cuerpo, volando a través del espacio, y oyó voces celestiales antes de volver a su cuerpo.
 
Un hombre de Arizona, en coma cinco, meses después de un accidente de motocicleta, dijo que había visto a su padre muerto y había hablado con él.
 
Varias teorías tratan de explicar estas ECM.
 Las explicaciones fisiológicas sugieren una causa física - tal vez un golpe en la cabeza o falta de oxígeno en el cerebro.
Las explicaciones farmacológicas apuntan a las drogas o a la anestesia. Las explicaciones psicológicas proponen causas mentales, tales como mecanismos de defensa o cumplimiento de deseos.
 Las explicaciones espirituales citan a las ECM como preludios de la vida posterior, ya sea genuinos (si son divinos) o distorsionados (si son demoníacos).
Las aplicaciones de estas teorías pueden ser complejas. Durante mis años de estudiante en la Universidad de Duke, el estudiante en la pieza al lado de la mía fue alcanzado por un rayo y murió en forma instantánea.
Durante cuatro días nuestro grupo estuvo en un estado de conmoción. La gente estuvo haciéndose preguntas como, "¿Dónde está Mike ahora?", "¿Hay vida después de la muerte?", "Si la hay, ¿cómo será?" 

Conclusión

El amor es el sentimiento que mayores recompensas y satisfacciones puede brindarnos. Es por medio del amor que logramos "vivir en nosotros", por eso, perder a la esposa o esposo de toda una vida causa un vacío que las demás personas no pueden llenar.
El viejo se enfrenta tarde o temprano a la inexorabilidad de la muerte. Las múltiples perdidas que acompañan al proceso del envejecimiento conducen paulatinamente a la toma de conciencia de la propia muerte como acontecimiento próximo e inevitable.
Cuando llegamos a viejos esperamos la perdida de seres queridos, de funciones sociales, laborales, se pasa a ser jubilado, se pierde la pareja y se pasa a ser pensionado, se adquieren nuevos roles y se pierden capacidades corporales.
Cuando la compañera o el compañero nos abandona para siempre, se inicia el proceso de duelo más doloroso que existe, según los estudios pues deja una herida emocional inevitable, ya que esto implica, además de la partida del compañero, la partida del amigo, el amante, protector y hasta un estilo de vida; lo cual obliga a reaprender muchas cosas.
La vida es un continuo movimiento en el cambio y la incertidumbre, estamos experimentando muertes y renacimientos constantemente: cuando dejamos por primera vez nuestro hogar, cuando terminamos el colegio, cuando perdemos el trabajo, cuando vivimos una separación, cuando nos diagnostican una enfermedad desconocida, todo esta cambiando constantemente, nuestros pensamientos y emociones están apareciendo para luego desaparecer.
Pero es importante reconocer que el dolor pasará a pesar de que se necesitara algú n tiempo para elaborar ese duelo y llegar a la etapa de la aceptación. El consuelo llegará cuando se acepte que el ser amado se le lleva en el corazón, internamente, y que es posible dejarlo partir y seguir con la propia vida, y, aun más, cuando nosotros hallamos logrado aceptar nuestra propia muerte.
La aceptación lleva a la sanación del sufrimiento y a la posibilidad de seguir creciendo como ser humano.
Es en este proceso don de la familia es muy importante, porque puede ayudar al viudo en la transición que esta experimentando, convirtiéndose en su fuente de apoyo, de intimidad, compañía y consuelo, apoyándolo para que este no quede solo.
Estos beneficios es ideal que los reconozcan todos los integrantes que comparten el hogar, de ese modo tanto niños, adultos, adolescentes, como los mismos viejos, se podrán sentir orgullosos de estar en un hogar enriquecido por el amor y la presencia de varias generaciones, además que ayudará a las generaciones mas jóvenes a ser mas conscientes de la realidad de la vida y la muerte.
Después de esto creo que nos queda por preguntarnos:
  • Que es lo que tanto nos preocupa?
  • Porque le tenemos tanto miedo?
  • Hablar de la muerte nos ayuda?
  • De que recursos dispongo que me ayuden si me enfrento a ella?
  • A que es lo que más le temo?
  • Enfrentarla y aceptarla cambiara tu percepción de la vida?
  • Hemos pensado alguna vez en nuestra propia muerte?
"Aprende a morir y aprenderás a vivir" Porque, aunque solo aprendamos a afrontar la muerte, habremos aprendido una de las lecciones de la vida: cómo vernos a nosotros mismos para aceptarnos, en el sentido más profundo posible, como seres humanos.

Bibliografía

1.- Afrontar la muerte y vivir con esperanza, Christine Longaker, Editorial Grijalbo, México, 1998
2.- Elizabeth Kubler-Ross, La muerte y el morir, Editorial Grijalbo
3.- Thomas Louis, Antropología de la Muerte, fondo de Cultura Económica
4.- Gilberto Osorio Hoyos, El significado de la bioética, Universidad del Valle, Colombia
5.- Diane E. Papalia, et al, Desarrollo Humano, Cuarta Edición, Editorial MacGraw Hill, Colombia, 1992
6.- Clases Curso Educación para el Envejecimiento
7.- Otros artículos bajados de internet
8.-Barley, Nigel (2000): Bailando sobre la tumba: encuentros con la muerte. Barcelona: Anagrama.
9.-Belando, Mª.R. (1998). Educar para la Vida, Educar para la Muerte. Reflexiones y propuestas sobre la muerte y la vejez. Anales de Pedagogía, 16, 199-225.
10.-Cabodevilla, José María (1969): 32 de diciembre: la muerte y después de la muerte. Madrid: Editorial católica.


Autor:
Evelin Xeomara Coaquira Ccaso


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