martes, 28 de julio de 2015

Dilemas Bioéticos en Cirugía General lectura # 6

lectura # 6
Dilemas Bioéticos en Cirugía General
Dra. Nayeska Marion Torres Castro - nayesk75@hotmail.com
                                                        

  1. Historia de la cirugía
  2. El origen de las especies y su influencia en la filosofía de la segunda mitad del Siglo XIX
  3. Como  se define la filosofía a través de la historia
  4. Filosofía, Ética y medicina
  5. La filosofía en la relación médico-paciente
  6. La  postura filosófica de ser cirujano
  7. La bioética
  8. Bioética: Perspectiva histórica
  9. Ética y Moral
  10. La  Ética de Hacer versus la Ética de Ser
  11. La medicina
  12. Cirugía: Concepto, Historia y precursores
  13. El ejercicio moral de la cirugía
  14. El paciente quirúrgico
  15. La cirugía innecesaria
  16. El Juramento Hipocrático
  17. Juramento Luis Razetti
  18. El marco legal del ejercicio quirúrgico actual
  19. Cirugía General: ¿En vías de extinción?
  20. Conclusión
  21. Bibliografía




         El principio de la ciencia quirúrgica moderna parte de las aportaciones de William Harvey en 1628, con John Hunter en 1789, a quien se le considera el padre de la cirugía experimental, con Joseph Lister en 1865 quien representó el origen de la cirugía científica al relacionar las bacterias con la morbilidad de los pacientes con heridas (1).

         Desde ese entonces hasta nuestros días el ejercicio quirúrgico ha evolucionado desde el punto de vista tecno-científico, pero ese crecimiento se ha acompañado de un racionalismo que ha separado el carácter humano de la relación médico paciente y ha establecido prioridades del orden tecno-instrumental.

         Producto de este exceso de racionalismo que nos ha llevado a un mundo frío y sin sentido, es que aparece un movimiento que no tiene fecha de inicio claro y que tampoco se tiene claridad de que si va a perdurar en el tiempo; se le ha denominado la postmodernidad. Esta postmodernidad, propio también de la medicina, no es un movimiento ideológico ni filosófico, sino es un estado del alma, un desencanto con la modernidad (2).

         El ejercicio médico ha descansado desde siempre en la ética. La ética del médico fue regulada por el código de Hammurabi, por el Juramento Hipocrático o por la plegaria de Maimonides, donde compromete al médico a buscar nuevos conocimientos.
         En 1543 el Royal College of Physicians de Inglaterra estableció un código de ética.  En la Nueva España el protomedicato en el año 1628 dictó las normas regulatorias del ejercicio profesional (3).

         El nacimiento de la Bioética que Elio Sgreccia definió como: “Filosofía moral que considera lo lícito de los actos relacionados con la vida del hombre y particularmente de aquellos actos relacionados con la práctica y el desarrollo de las ciencias médicas y biológicas”, se considera como un parteaguas hacia la modernidad en el ejercicio de la medicina (4).

PERSPECTIVA FILOSÓFICA DE LA MEDICINA

 DE LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX

         A partir de 1854, Darwin se dedicó casi exclusivamente a la tarea que iba a revolucionar todas las ramas de la ciencia, “La Evolución”. Desde 1850 a 1871 escribió tres obras sobre este tema: “Sobre el Origen de las Especies por Medio de la Selección Natural” (1850), “Las Variaciones de los Animales y las Plantas Bajo la Influencia de la Domesticación” (1867) y “El Origen del Hombre Y Selección con Relación con el Sexo” de 1871. Pero la obra que en realidad conmovió a los científicos y la que contiene la esencia de las teorías darwinianas es “El origen de las Especies”, que , escrita hacia la primera mitad de la pasada centuria, consiguió su publicación por vez primera en 1859 y fue al poco tiempo traducida en todas las lenguas.

         El origen de las especies plantea el problema de la evolución o descendencia, esto es, la teoría del desarrollo continuo de todas las formas vivientes, de la consanguinidad real de todos los seres de nuestro planeta que, junto con la teoría de la célula y de la herencia, son la base de la biología moderna (5).

         En efecto, las ideas filosóficas, históricas y literarias de fines del siglo XIX deben mucho a Darwin y a su teoría un naturalismo científico que penetró en todos los sectores del pensamiento, de la sociedad y, en general, de la vida (6).

         En el campo de la filosofía es imposible olvidar a Herbert Spencer (1820-1903) en el momento en que empezamos a plantearnos la influencia de Darwin en terrenos ajenos a lo puramente biológico. Spencer fue precursor y seguidor de Darwin (7).

         Lo anteriormente expuesto, junto a los adelantos de la fisiología, debidos a Claude Bernard (1813-1878), médico y fisiólogo francés, de los modernos métodos de la fisiología de laboratorio, hizo posible un cambio de gusto artístico de las gentes que presenciaban este milagro científico (8).    

         El  acontecimiento  histórico  clave  que  marca  el inicio  de la  modernidad  fue la Reforma  protestante hecha  por  el fraile  Martín Lutero en la segunda  década del  siglo XVI. Esta nueva visión de la realidad lleva a aceptar que para captar la naturaleza sólo se requiere de la razón.Esta cultura moderna (modernidad) se acepta que  comienza en  el siglo  XVII con Descartes  y  Bacon  y, en   general,  se  caracteriza   por  ser, por  un  lado,  una  cultura intelectual y racionalista y, por otro, empirista (9,84).

         Fruto del avance  hacia esta nueva forma de pensar  racionalista  es la  teoría  de laevolución de Darwin. Para  este pensador  la  vida se  produce en forma mecánica desde los seres más inferiores hasta los superiores (9).


         A lo largo de la historia de la filosofía de la cultura occidental, casi siempre se ha entendido la tarea filosófica de dos maneras distintas; en primer lugar, como saber sistemático y disciplinado dentro de los límites de la conciencia que conoce, o en segundo término, como un modo de vida (10).

         La filosofía deriva del griego y quiere decir “Amor a la Sabiduría”, en otras palabras deseo de saber. Maritain en 1978 (11) señaló que fue Pitágoras quien propuso por primera vez la palabra filosofía. Otras definiciones de filosofía que fueron propuestas en diversos escenarios históricos y a continuación se plasman tal y como lo hace Barbera en su obra “Reflexiones Elementales en Torno a la Ética” (10), tomado de Iriarte (1953):
         PLATÓN: Conocimiento del verdadero ser o de las ideas.
         ARISTÓTELES: Ciencia general del ser; Ciencia de la verdad.
         EPICURO: Aspiración racional a la felicidad.
         SÉNECA: Amor y anhelo de la sabiduría.
         CICERÓN: Conocimiento de las cosas divinas y humanas, de causas y principios.
         ESCOTO: Consideración del ser en cuanto ser.
         BACÓN: Comprender y dividir las cosas según la ley de la naturaleza.
         LOCKE: Conocimiento verdadero de las cosas.
         BERKERLEY: Estudio de la sabiduría y de la verdad.
         KANT: Ciencia de los altos conceptos del saber y del obrar.
         FICHTE: Cognición de la cognición total.
         HEGEL: Consideración intelectual de los objetos; Ciencia del absoluto.
         COUSIN: El culto a las ideas.
         KRAUSE: La visión integral del ser y de la vida alcanzada por la razón.
         HESSEN: (1978) Es un esfuerzo del pensamiento humano por lograr una concepción del universo mediante la autorreflexión de sus funciones.

         Finalmente, en cuanto al concepto de filosofía, generalmente se trata de un sistema de pensamiento racional, que pretende dar respuestas al ser del hombre, a la naturaleza del universo y a la posibilidad de existencia de lo trascendental  (10).

         Martha C. Nussbaum, en su obra “La Terapia del Deseo” hace referencia a un escrito de Epicuro que reza lo siguiente: “Vacio es el argumento de aquel filósofo que no permite curar ningún sufrimiento humano. Pues de la misma manera que de nada sirve un arte médico que no erradique la enfermedad de los cuerpos, tampoco hay utilidad ninguna en la filosofía sino erradica el sufrimiento del alma”. La filosofía así entendida cura enfermedades producidas por creencias falsas. Sus argumentos son para el alma como los remedios del medico para el cuerpo (12).

         La filosofía es entendida en las escuelas Helenísticas de Grecia y Roma como “El arte de vivir, propia del alma”, que debe progresar en pro del alma cuitada así como la medicina progresa en pro del cuerpo doliente. Las herramientas de la filosofía como los argumentos, el razonamiento preciso, el rigor lógico y la precisión de las definiciones se motivan bajo la necesidad de aliviar el sufrimiento humano.

          La Medicina por su parte como disciplina según el diccionario médico Mosby  Océano es el “Arte y ciencia del diagnóstico, tratamiento y prevención de las enfermedades y del mantenimiento de la salud”. (13).

         Se entiende también  como el completo bienestar físico, mental y social y no simplemente como la ausencia de enfermedad, según la Organización Mundial de la Salud (14), definición esta que nos aparta más del concepto de ser y estar sanos.

          En la historia médica no podemos dejar de hacer mención a Hipócrates. La medicina Hipocrática se ejerció como un oficio y sus prácticas tenían como propósito lograr un buen vivir, lo cual,  no puede considerarse inmoral (15).
         A lo largo de la carrera de Medicina, al médico se le enseña como plantearse un diagnóstico o varios diagnósticos, basándose en un conjunto de signos y síntomas; como enfrentar una determinada patología siguiendo un algoritmo a partir de conocimientos ya impartidos (16).

         Se plantea una mayor reflexión en el estudio sistemático de la conducta humana en el ejercicio médico, examinada a la luz de los principios y valores; rescatar valores que se han ido soslayando, en virtud del acelerado desarrollo científico tecnológico: El respeto a la persona desde la fecundación hasta la muerte, el respeto incluso al cadáver, a la verdad, a las creencias, a la libertad individual, al secreto profesional; principios que son aceptados pero muchas veces olvidados en la praxis médica (17).

         El profesional de la medicina efectúa hoy su ejercicio con un marcado enfoque biológico, resultado en cierta medida de la especialización creciente de las ciencias médicas, que ha dado origen a un ejercicio despersonalizado, siendo necesario atender la salud integral de los enfermos y recuperar su equilibrio emocional (18). 
         Se requiere, por tanto, un rescate de las ciencias humanas dentro de la enseñanza médica; crear un eje o puente de enlace entre estas dos disciplinas, y de esta manera lograr que los médicos en formación adquieran y efectúen una actitud acorde a los derechos del paciente y por otra parte engrandecer ambas disciplinas obteniendo una formación humanística del médico que egresa de las universidades (16).

         El médico se enfrenta a situaciones nuevas, y muchas veces complejas, en donde la forma de resolver dicha situación puede reflejar una determinada ideología que dependerá muchas veces de su formación integral a lo largo de su vida y de su carrera, su decisión  repercutirá directamente en el paciente y sus familiares (19). 

         Puede observarse como muchas veces, la ciencia por sí sola no contribuye a enfrentar y resolver una determinada situación al profesional de la medicina; y es aquí donde las ciencias humanas, y especialmente las ciencias sociales y otras disciplinas, pueden darle así un enfoque más humano y social a la Medicina de hoy (16). 

         Maia y Col. (19), señalan algunos aspectos importantes relacionados con la ética médica; la necesidad de darle un enfoque humanístico a la enseñanza médica, a la necesidad de crear un profesional con cierta actitud, con un compromiso hacia su entorno natural y social, a la necesidad de desarrollar cualidades esenciales en el profesional de la medicina, que permitan un ejercicio médico dirigido no solamente a los logros materiales, sino que también alcance un desarrollo moral, científico e incluso estético, con una vocación médica dirigida principalmente a lograr la dignidad integral del hombre como ser humano.

         San Agustín, se ha destacado por el carácter eminentemente ético del pensamiento, quien se refiere sobre todo a encontrar la felicidad, a la que describe como “goce en verdad”. Para tal empresa se concentran todos los recursos de su mente y de su corazón. El amor es la fuerza que le atrae hacia tal centro: así como los cuerpos físicos son atraídos hacia el centro de la tierra por su peso, San Agustín es atraído hacia su centro-Dios-por el amor. De aquí su criptograma: “Mi peso es mi amor” (20).

         La indagación  ética consiste en descubrir verdades permanentes acerca de los valores  y las normas, verdades que son lo que son independientemente de lo que nosotros somos, deseamos o hacemos (12).

         La importancia de la formación ética del médico en el ejercicio de su profesión, demuestra el hecho de que por siglos, el código ético del médico se limitaba al famoso juramento establecido por el histórico médico griego, Hipócrates que reza:

         “Juro por Apolo, el médico, por Higia y Panacea, a cuyo testimonio apelo, que yo, con todas mis fuerzas y con pleno conocimiento, cumpliré enteramente mi juramento… Por lo que respecta a la curación de los enfermos… Consideraré sagrado mi arte y mi vida…” (18).

Así mismo, expresaba Razetti: “los médicos debemos conservar la profesión dentro de esos hermosos límites de dignidad y grandeza” (18). 


         La relación médico-paciente no es una relación de dependencia, ni debe estar enmarcada dentro del dolor, por el contrario, supone una superación de la propia visión de la enfermedad y el entendimiento del otro con alto sentido del altruismo, sintiendo el dolor ajeno como propio, y deponiendo todo interés o ego profesional al bien del más necesitado.

         La relación médico-paciente es la máxima expresión de las relaciones humanas, por cuanto esa relación se sustenta en la búsqueda de ayuda ante una necesidad inmediata de alivio del sufrimiento causado por un estado mórbido (21).

         Según Cantele, la relación médico-paciente se define como:
         La expresión particular de una realidad superior: las relaciones humanas. Por tanto, lo humano es el contexto en el que se enmarca la relación médico-paciente (21).
             Figura Nº 1
              Nota: Tomado de Delgado, 2008.

         Por otra parte, en ese caso, el objeto que pone a interactuar dos subjetividades-la subjetividad del paciente y la subjetividad del médico-es el cuerpo humano doliente.

         En la relación médico-paciente se manipula la realidad concreta en la que toma asiento la humanidad de cada hombre y mujer.

         ¿Qué se quiere decir con esto? Que la prioridad en la relación es, entre otras, rescatar la condición humana del hombre que sufre, deteriorada en cierta medida por la enfermedad. Los protagonistas de dicha relación nunca deben olvidarlo.

         Al hablar de relación médico-paciente se debe partir de una base filosófica expresada en las relaciones humanas. Dicha relación humana se manifiesta en muchas áreas. Una de ellas es el área de la medicina, surgiendo en consecuencia la relación médico-paciente propiamente dicha. En consecuencia, en la relación médico-paciente existe una dimensión filosófica, una dimensión de identidad y una  operativa (21). 

                                                                                                                   


         El buen cirujano, como el buen ser humano, es aquel que deriva placer y satisfacción, a sea felicidad, de realizar acciones armónicas con el bien de los demás. Concebido el acto quirúrgico como una acción virtuosa, no quiere decir que todo cirujano que ejecuta acciones virtuosas es un hombre virtuoso. Aristóteles, en el capítulo 4 del Libro Segundo  de la Ética Nicomaquea, establece que el hombre virtuoso sabe cuando el acto es lo correcto en las debidas circunstancias, y lo ejecuta por un motivo correcto, con la correcta disposición de espíritu (22). El virtuosismo así concebido, es la suprema satisfacción del cirujano.



         “Bioética viene del griego “bios  que significa vida  en  sentido ontológico. Ética, del vocablo “ethos” que significa lugar donde se habita, modo de ser o carácter. Por consiguiente bioética es ética de vida o actitud frente a la vida.”  (23)

        
         “El concepto Bioética es un neologismo que fue acuñado por el doctor Van Rensselaer Potter, bioquímico y oncólogo norteamericano, profesor de oncología de la Universidad de Wisconsin.” La primera descripción del tema se plasmó en su libro Bioethics: a Bridge to theFuture, en 1971 (23).

         Según el Dr. Blanco Guevara Pilar en su trabajo titulado “Consideraciones Éticas y Bioéticas para el Estudiante de Medicina” (24), otro pionero de la Bioética fue André Hellegers, Obstetra  Holandés de la Universidad de Georgetown, quien crea en 1971 el Centro “Joseph and Rose Kennedy Institute for the Study of Human Reproduction and Bioethics”  en Washington D.C. El legado de Hellegers es que la Bioética representa un puente entre la ciencia médica, la filosofía y la ética.


         Sin embargo, Potter expresó su decepción por el curso que ha seguido la Bioética; reconoció la importancia de la línea impuesta desde Georgetown, pero afirmó que: “mi propia visión de la Bioética exige una mirada mucho más amplia” (23).        

         A pesar de lo anterior, la Bioética ha logrado dos cosas importantes: la primera involucrar a toda la sociedad -y ya no sólo a los llamados especialistas- en un continuo diálogo de carácter universal y pluralista en torno a sus problemas vitales: salud, vida, muerte y dignidad; la segunda radica en que la Bioética ha logrado colocar en una misma mesa de reflexión a ciencias tan aparentemente antagónicas, con epistemologías opuestas, como las ciencias llamadas duras y las ciencias sociales o blandas (23).

         Según Cely (25), la Bioética se define como:

         Disciplina científica que estudia los aspectos éticos de la medicina y la biología en general, así como las relaciones del hombre con los restantes seres vivos;  El estudio sistemático de la conducta humana en el campo de las ciencias biológicas y la atención de la salud, en la medida en que esta conducta se examine a la luz de valores y principios morales.   

         “El bioeticista trabaja en la afirmación de la vida como factor de convergencia e integración entre el hombre y la naturaleza. Reflexiona básicamente en tres niveles intrínsecamente relacionados: la vida, su calidad y sentido” (23)


                  Figura Nº 4                                                               

                                    Nota: Tomado  de Aciprensa, 2008.                                                      


                                                                                                            





         La historia de la enseñanza de la ética médica es tan antigua como la medicina misma y ha estado presente en las facultades de medicinas españolas desde tiempos bien antiguos. Prácticamente hasta el siglo XIX dicha enseñanza se basaba directamente en los textos hipocráticos, aunque no tenía rango académico de asignatura. Uno de los tempranos intentos de introducir cambios lo constituyó, ya en 1766, el proyecto de estudios propuesto por el claustro médico de la Universidad de Salamanca, aprobado por el consejo de Castilla en 1771, año en que Carlos III lo impone en todas las Universidades (27).

         Así, durante muchos años, la formación ética del médico quedó al albur de diversos libros que hicieron su aparición en el panorama bibliográfico de la época.             Tales, por ejemplo, las medievales Cautelas de los Médicos, de Arnau de Vilanova, el renacentista Retrato del Perfecto Médico de Enrique Jorge Enríquez, concebida en forma de diálogo entre un médico y un teólogo (28), las Disertaciones Morales y Médicas escritas en el siglo XVIII por Pedro León Gómez, o los Elementos de Moral Médica de Félix Jáner publicados en Barcelona en 1831. En conjunto todos estos libros constituían una simple enumeración de preceptos de ética profesional con una fundamentación básicamente religiosa.

         La primera cátedra universitaria de Medicina Legal se creó en Madrid en 1843, siendo su titular Pedro Mata y Fontanet (Pere Mata i Fontanet) (1811-1877), introductor de la medicina legal francesa, en especial de la toxicología de Orfila, y claro artífice del desarrollo científico, académico e institucional de la Medicina Legal en nuestro país. Sin embargo su dedicación a la ética médica fue escasa, como puede verse por la ausencia total de esta materia en su célebre Tratado de Medicina y Cirugía Legal, concluido en 1873, tan sólo cuatro años antes de su muerte, y reeditado sin interrupción hasta 1922 (29).
         Sólo a partir de los primeros años del siglo XX comienzan los tratadístas de Medicina Legal española a introducir en sus obras cuestiones de ética médica. Tal es, por ejemplo, el caso de Royo Villanova, que en 1929 escribe, con más argumentos religiosos que jurídicos, sobre el problema de la eutanasia (30).
 
         La Ética desde el punto de vista filosófico equivale al conocimiento de cómo funciona un carro y se fabrica, que diferencias tecnológicas existen entre las distintas marcas. La moral es praxis, acción, conducta observable (31).

         De lo anterior podemos decir entonces, que la relación que guarda la Ética y la Moral es la de cualquier ciencia con su objeto estudio, donde la moral es lo observable y la ética la ciencia que concluye de aquello que es derivado de la moral. Por lo tanto, la Ética necesita de la Moral para  producir conclusiones, ya que la Moral per se, no es una ciencia (31).
         El término de Ética proviene del griego Ethos y la acepción más difundida se presenta a partir de Aristóteles (31,85) y significa: temperamento, carácter, hábito, modo de ser. De acuerdo a tal significado, Ética sería una teoría o tratado de los hábitos y de las costumbres. Así lo deja ver Aristóteles, el primero que escribió sistemáticamente sobre el tema en su libro “Ética a Nicómaco” (31).

         Los problemas relacionados con el conocimiento moral, o con la forma, significación y validez de los juicios morales requieren que la ética recurra a disciplinas filosóficas especiales como la lógica, la filosofía del lenguaje y la epistemología (10).

REFLEXIONES SOBRE LA ÉTICA QUIRÚRGICA A LA LUZ
DE LA ÉTICA NICOMAQUEA

         La ética aristotélica es una ciencia práctica, pues su objeto no es sólo el conocimiento, sino la acción a la luz del conocimiento. Y puesto que discute la ética principalmente en términos sociales y políticos, Aristóteles dedica seis libros a la caracterización de las dos grandes clases de las virtudes, morales e intelectuales, y define la felicidad como el resultado de una vida gobernada por la razón, como una actividad del alma en concierto con la virtud perfecta (32).

         “…Es necesario buscar lo que se refiere a las acciones y a la manera en que podamos perfeccionarlas. Es necesario obrar según la recta razón, es algo en lo que todos estamos de acuerdo…” (22).    
         La  cirugía es una actividad en busca del bien y gobernada por la razón. Combina conocimientos con acción, que se fundamenta en destreza, en forma tal vez más integral que ninguna otra especialidad médica. Produce satisfacción a quien la practica, y felicidad, entendida, en el sentido aristotélico, como el ejercicio intelectual dentro del marco de la perfecta virtud, que es la excelencia en su ejecución (33).

ÉTICA QUIRÚRGICA 

         La ética medica en el ámbito de la disciplina quirúrgica, es parte del manejo integral del enfermo quirúrgico, influida por el carácter del cirujano, por su formación y entrenamiento, y por su sensibilidad para apreciar lo que es correcto (34).
         La incorporación de la ética en el ejercicio de la medicina tiene una larga tradición que se inicia en la Grecia clásica con el Juramento Hipocrático, que fue el referente ético médico en Occidente por muchos siglos, y ha sido continuado en épocas posteriores con la Oración de Maimónides del siglo XII, las normas de ética del Royal College of Physicians de Inglaterra en 1543, las normas regulatorias del ejercicio médico en el Protomedicato de Nueva España en 1628, la obra de John Gregory Observations on the Duties and Offices of a Physician and on the Method of Prosecuting Enquiries in Philosophy de 1770, el Code of Medical Ethics de Thomas Percival de 1806, el Código de Ética de la American Medical Association en 1847, y finalmente los múltiples documentos escritos a lo largo del Siglo XX por países, instituciones y universidades, sobresaliendo por su amplia aceptación internacional la Declaración de Ginebra, el Código Internacional de Ética Médica, el Código de Nuremberg y la Declaración de Helsinki, promulgados por la Asociación Medica Mundial en la segunda mitad del siglo pasado (35).
         El acto quirúrgico, sin duda, representa una Invasión y agresión cruenta al paciente, tal vez una de las formas más demostrativas de cómo un enfermo puede poner, literalmente, su vida en manos de un médico depositando toda su confianza en él. La cirugía tiene el objetivo supremo de curar, o al menos mejorar al enfermo, con la convicción de que, en un momento dado, es la mejor si no la única opción terapéutica que permite, dentro de lo humanamente posible, ofrecer la eliminación de una patología bajo el sustento de una consciente capacidad profesional y un comportamiento ético.
         Lo ético no sólo debe estar en un acto quirúrgico, ni en lo que sucede en una sala de cirugía, ni siquiera en la cirugía como profesión. Lo ético debe estar en toda la vida y conducta del cirujano, de modo que todos sus actos profesionales y no profesionales sean éticamente válidos, desde el estudio del paciente, la realización de estudios de apoyo al diagnóstico, la información al paciente, la obtención del consentimiento, el acto quirúrgico, los cuidados postoperatorios, etc. En la cirugía, por la clara sucesión de causas (patología quirúrgica) y efectos (actos quirúrgicos), por la definitiva invasión física y real por el cirujano sobre el cuerpo de un enfermo, es donde la relación médico-paciente adquiere dimensiones de gran impacto. El cirujano es el único que acepta éticamente y con responsabilidad la indicación inobjetable y necesaria de una cirugía, como resultado de su capacidad y una actitud de honestidad profesional para su paciente, los familiares, sus pares, su medio y sobre todo con él mismo.
         El cirujano no trata sólo cuerpos humanos, trata pacientes que son seres humanos. Estos recurren al cirujano porque están padeciendo, sintiendo, imaginando, sufriendo e incluso llegan con miedo y tristeza por algo que amenaza su integridad. Tienen limitaciones e impotencias por las que buscan ayuda, la que el cirujano debe estar presto a proporcionar. Dicha ayuda debe ser prestada con actitudes y decisiones de profundo significado ético, sin olvidar nunca que el paciente en su libre albedrío, selecciona a un médico para que le resuelva sus problemas, por lo que como cirujano no puede fallarle; es más, no debe fallarle (36).


         El desarrollo de la excelencia moral de la cirugía no es comparable con el desarrollo del resto de las capacidades humanas, por cuanto la virtuosidad quirúrgica implica la combinación de conocimiento actualizado, compasión humanitaria e impecable ejercicio operatorio.
        
         Los mismos factores que pueden conformar un buen cirujano pueden también  conformar un mal cirujano: aquellos que determinan la excelencia y la virtud, o sea los hábitos, pueden también destruirlas, al igual que sucede en las artes (33-37).

ÉTICA Y DERECHO PENAL


El médico comete delito en las siguientes condiciones:
1.- Omisión: no hacer, descuido
2.- Negligencia: dejar de hacer, falta de aplicación, falta de responsabilidad
3.- Imprudencia: acción temeraria, inexcusable, punible
4.- Dolo: engaño intencional fraude simulación
5.- Preterintención: causa un mal superior al planeado (34)




        La Medicina por su parte como disciplina según el diccionario médico Mosby  Océano es el Arte y ciencia del diagnóstico, tratamiento y prevención de las enfermedades y del mantenimiento de la salud” (13).

         La persona que ejerce la medicina es el Médico considerado, según el diccionario médico Mosby océano como un “Profesional de la salud que ha alcanzado el grado de licenciado en medicina y cirugía tras completar el plan de estudios específicos de una facultad de medicina” (13).

OBJETIVOS DE LA PRÁCTICA MÉDICA
1.- Revertir la muerte clínica, si esta indicado
2.- Preservar la vida
3.- Restablecer la salud
4.- Aliviar sufrimiento
5.- Limitar la discapacidad. (34)

VALORES FUNDAMENTALES DEL ACTO MÉDICO

1.- Dar atención sin discriminación de nacionalidad, edad, condición socioeconómica, raza, sexo, credo, ideología, enfermedad (SIDA, hepatitis)
2.- Nunca procurar otro fin que no sea el beneficio de su salud física, síquica y social
3.- Respetar la vida, la dignidad, y la libertad de cada ser humano
4.- Respetar valores éticos, ideológicos, políticos o religiosos de los pacientes
5.- No manipular para conseguir favores (políticos, laborales, sexuales)
6.- Respetar el derecho del paciente a que guardemos en secreto todas sus confidencias
7.- Evitar el lucro económico como única motivación de la forma de ejercer la profesión
8.- Ser veraz en todos los momentos de la labor profesional, salvo ante el secreto medico (34).

DEBERES MORALES DE LOS MÉDICOS

1.- Deber de cuidado pastoral: para proveer servicios hábilmente, y éticamente modulados
2.- Deber epistemológico: para adquirir, aplicar, enseñar y aumentar los conocimientos básicos de medicina
3.- Deber de colegiabilidad: trata bajar en un equipo con buenas relaciones entre los colegas, y con el entendimiento de que nuestras acciones no traerán el deshonor a la profesión
4.- Deber de conocer y respetar la ley: para garantizar una terapéutica actual y adecuada, y para mantener las acciones dentro de un marco de legalidad
5.- Deber de la práctica altruista: observando principios que mantengan el apoyo a las comunidades marginadas o de escasos recursos (34).

PROPÓSITO DE LA MEDICINA Y DE LA CIRUGÍA

         “La salud es el fin de la medicina”, según Aristóteles en su Ética Nicomaquea (22). Hoy entendemos la salud como el estado de bienestar, físico y mental, del hombre y de la comunidad. Mediante la intervención operatoria, que es el principal instrumento terapéutico de la cirugía, se alteran la estructura y la función de los órganos y sistemas con el fin de recuperar o restablecer la salud (33).
         El propósito de la cirugía es curar determinadas enfermedades, corregir anomalías, reparar deformaciones, todo para lograr el bienestar; el resultado de la cirugía debe ser siempre una mejor calidad de vida del paciente. Por consiguiente, la cirugía es una actividad eminentemente moral, por cuanto está orientada al bien del paciente (33).


         Cirugía es una palabra compuesta por dos términos de origen griego cheir --> mano y ergon --> obra. El significado etimológico es obrar con las manos. La práctica de la cirugía es tan antigua como la existencia del hombre. La Cirugía apareció antes que el cirujano. Los cirujanos aparecen en Babilonia hacia el año 2000 a. de C .La medicina durante muchos siglos, 2-3 millones de años desde que el hombre existe, ha sido más magia y mitología que ciencia (38).
         La Cirugía, también mito y magia, es sobre todo en sus inicios una ciencia empírica. Durante siglos se ha considerado a la Cirugía más que una ciencia una práctica. Los traumatismos, los accidentes sufridos por el hombre primitivo en la búsqueda de los alimentos, se trataban empíricamente con reposo, inmovilización y diversos ungüentos. Los cirujanos utilizaron los instrumentos que la ciencia, la tecnología del momento les proporciona. En los más remotos tiempos, fueron el pedernal, la madera y el hueso. Mas adelante, el cobre y el bronce, permiten hacer instrumentos más útiles (38).
         La edad de Hierro proporciona a los cirujanos un metal duro y fácil de trabajar. Se diseñan instrumentos quirúrgicos cada vez más modernos y mejor diseñados (38).
Hipócrates, en la Grecia antigua, definió la Cirugía como el arte de curar con las manos. Las enfermedades que se trataban eran traumatismos, heridas, fracturas, hemorragias, torceduras, han sido los procesos que durante siglos ha tratado el cirujano.
Galeno de Pérgamo, insigne medico de la antigua Roma que vive en el siglo II d. C. ejerció su actividad y adquirió su prestigio y experiencia como cirujano de los gladiadores del Imperio. Los dieciséis libros de Galeno, conservados en la biblioteca de Alejandría, transmiten sus enseñanzas a lo largo de la Edad Media y preparan el desarrollo de la medicina Árabe la más desarrollada de la época.
Abulcasis es uno de los cirujanos de mas prestigio de la medicina árabe. En sus libros traducidos en el siglo XII por los traductores de Toledo, recopila los conocimientos de la época. Diseña numerosos instrumentos, fue el precursor de la endoscopia y de una manera indirecta de la cirugía laparoscópica. Este periodo floreciente de la Cirugía y en general de las ciencias y las artes de los griegos y romanos, padece el retraso que significó la Edad Media. La práctica de la medicina se desarrolla siguiendo la ideología, mezcla de mística y magia, que supuso este periodo.
         La Escuela de Salermo con los libros de Cirugía de Rogerio de 1170, de Rolando, la Cirugía de los Cuatro Maestros, y más tarde la Escuela de Bologna, sucesora de la anterior, recopila y desarrolla los conocimientos de los siglos pasados.
         La Cirugía relegada a una actividad marginal es practicada por barberos y charlatanes. La formación, el oficio, se trasmitía de padres a hijos. Durante un muy largo periodo se diferencian claramente dos actividades relacionadas con la medicina. El medico culto que estudia en las universidades que conoce y se expresa en latín, y el cirujano poco culto, que desarrolla una pura actividad manual.
Ambrosio Paré desarrolla su actividad en la segunda mitad del siglo XVI. Medico militar con experiencia en tratar heridas, las primeras heridas de arma de fuego, es el primero que realiza la ligadura de los vasos sanguíneos lesionados. Abandona el tratamiento clásico del cauterio o el aceite hirviendo. Es considerado como el cirujano más importante del renacimiento y el padre de la Cirugía moderna.
Después de casi 300 años de intentos frustrados por los cirujanos de reglamentar su formación universitaria, el año 1540, el rey Enrique VIII de Inglaterra acepta que los cirujanos barberos de la época puedan matricularse en la Facultades de Medicina, adquieran formación universitaria, y por tanto una formación con un mayor rigor científico.
         En Francia el rey Luis XIV en 1660, siguiendo el ejemplo del rey de Inglaterra y posiblemente mas influenciado por los consejos de un cirujano, Felix que después de aprender y experimentar la técnica con los presos de la Bastilla, le operó y curó de una muy molesta fístula anal, reúne los distintos gremios y corporaciones de cirujanos y reglamenta su formación. El año 1731 se funda la Academia Real de Cirujanos Francesa (39).
Pedro Virgili médico militar, pocos años más tarde, por encargo de la Armada Española, funda en Cádiz en 1748 el Real Colegio de Cirujanos. Fue la primera escuela de cirujanos en España que en un plan de estudios de 3 años forma cirujanos con conocimientos de cirugía general y determinadas especialidades.
         La integración de los cirujanos al saber científico de la medicina incorpora nueva mentalidad e impulso. El pragmatismo quirúrgico de analizar lo que se toca con las manos, contrasta con la teoría imaginativa del medico. Fruto de este pragmatismo es el desarrollo de la Anatomía, la Fisiología, la Anatomía Patológica, etc.
         Se estudia mejor el órgano enfermo que se puede ver y tocar y a veces extirpar. Nombres como los de Bichat, Corvisart, Laënec, Desault de la Escuela Francesa, o Hunter, Cooper de la Escuela Inglesa o Wunderlich, Traube, Cohnheim, Virchow de la Escuela Alemana, llenan la primera mitad del siglo XIX y nos llevan a los albores de la Cirugía.
         El dolor, la infección y la hemorragia son los tres grandes problemas con los que se enfrenta la Cirugía de la segunda mitad del siglo XIX. Tres descubrimientos trascendentes comienzan a dar solución a estos problemas (39)
Morton, cirujano americano, hace de anestesista a otro cirujano, el prestigioso Profesor Warren para extirpar sin dolor un tumor de cuello.
         El Profesor Halsted, cirujano del hospital americano de J. Hopkins, merece una cita especial. Integra los conocimientos científicos de la medicina a la Cirugía. Sistematiza y organiza el acto quirúrgico en tres principios:
1.              División de tejidos.
2.              Disección y escisión de órganos.
3.              Reparación y aproximación de los mismos.
         A través de su escuela son divulgados y aceptados por la comunidad quirúrgica. Halsted es considerado por muchos autores como el verdadero fundador de la Cirugía moderna.
         A lo largo de todos estos siglos los cirujanos, los médicos en general, se plantean dos problemas de gran importancia: Diagnostico por visión directa de las lesiones, y causar el menor daño, la menor lesión posible a los enfermos operados. El esfuerzo de un gran número de cirujanos ha desarrollado lo que hoy conocemos como laparoscopia.
         A partir del año 1987, con el uso de la videocámara y la utilización de varias vías de actuación, la cirugía laparoscópica presenta un mayor desarrollo. El esfuerzo de los precursores no debe ser olvidado. Entre todos han conseguido abrir caminos para operar los enfermos sin necesidad de abrir las distintas cavidades del cuerpo.
Pasteur, químico francés y Lister cirujano ingles, descubren que son microorganismos los que producen la infección de las heridas. La limpieza en la práctica de la cirugía y el empleo de sustancias antisépticas evitaran la contaminación y el desarrollo de los gérmenes. Se desarrolla el concepto de asepsia y antisepsia (40).
CLASIFICACIÓN DE LA CIRUGÍA
1.- Diagnóstico-exploratoria (urgente; no queda más  remedio que abrir para ver lo  que pasa, se desconoce el diagnostico del paciente) Ejemplo: biopsia.
2.- Curativa (se  practica  para erradicar  la  enfermedad)  Reparar,  sustituir  o  eliminar tejidos enfermos.
3.- Reparadora  (cirugía  de trauma.  Reparar  una   función  alterada,  injertos,  estética, quemados…) Devuelve la función perdida o corrige deformidades.
4.- Paliativa (sabemos  que   no va a curar, pero algo hay  que hacer. Extirpación de tumores, osteomía de descarga) Disminuye síntomas o retrasa procesos patológicos.
5.- Estética: Conservar o mejorar el aspecto
Dependiendo del tiempo:
1.- Opcional (electiva): normalmente el paciente elige cuando operarse.  Depende  de lo que esté dispuesto a aguantar. Preferencia personal
2.- Programada: es el sistema quien decide. Conveniencia de cirujano y paciente.
3.- Urgencia (emergencia): Urgencia: dentro  de dos días  hay que  operar (se le  realiza preoperatorio  adecuado).  Emergencia: cuando   el   paciente   entra   en   el  hospital  e inmediatamente se opera (Ej.: accidente de tráfico) Llevarse acabo de inmediato para salvar la vida del paciente
(41).


         La cirugía se ejerce “con la mente, con el corazón y con las manos”. Con la mente, porque es un proceso intelectual inductivo (que parte del conocimiento de hechos para establecer proposiciones generales) y también deductivo (que parte de hechos generales reconocidos para definir principios fundamentales). Con el corazón, porque conlleva un propósito humanitario y una actitud de compasión, respeto y amor. Con las manos, porque la cirugía, desde Hipócrates, es la terapia que se ejecuta mediante procedimientos manuales y con el uso de instrumentos (33).

       Como tal, es un arte, porque en la expresión del  ejecutor  sólo  cabe  la  perfección.
La perfección de la ejecución resulta del conocimiento, de la capacitación, de la habilidad y de la experiencia del ejecutor. Esto se denomina idoneidad. Sólo quien posea idoneidad debe ejercer la cirugía (33).

        Porque la cirugía es eminentemente intervencionista y porque afecta profundamente al organismo y a la función vital, conlleva la más formidable responsabilidad entre todas las actividades humanas (33).

         Recuerda Luthringer que en la cultura occidental, desde sus orígenes en la antigüedad clásica, la primera preocupación ética fue alcanzar la virtud mediante la modulación del carácter y la voluntad para producir actos morales. Luego, en las últimas tres centurias, la preocupación se ha desviado hacia definir principios y establecer reglas que sirvan como guías para un comportamiento moral. Actualmente se asume qué es lo que hacemos, no lo que somos, lo que reviste importancia primaria (33).

         LA  SATISFACCIÓN  DE  SER CIRUJANO

         El buen cirujano, como el buen ser humano, es aquel que deriva placer y satisfacción, a sea felicidad, de realizar acciones armónicas con el bien de los demás.

         Concebido el acto quirúrgico como una acción virtuosa, no quiere decir que todo cirujano que ejecuta acciones virtuosas es un hombre virtuoso. Aristóteles, en el capítulo 4 del Libro Segundo  de la Ética Nicomaquea, establece que el hombre virtuoso sabe cuando el acto es lo correcto en las debidas circunstancias, y lo ejecuta por un motivo correcto, con la correcta disposición de espíritu (22). El virtuosismo así concebido, es la suprema satisfacción del cirujano.

  DEBERES DEL CIRUJANO
         Doyen, uno de los cirujanos más famosos enumera como deberes del cirujano: "Determinación precisa de la indicación operatoria, práctica rigurosa de la antisepsia, perfección de la operación propiamente dicha y de los cuidados consecutivos, tales son las exigencias que tiene derecho de formular el que solicita de un cirujano el socorro de su arte."
         La preocupación constante de un verdadero cirujano debe ser la vida y los intereses de la persona que ha puesto, confiada, su existencia entre sus manos.A este respecto, el Dr. Kocher dice: "Estamos en el deber de preservar à nuestros operados, durante y después de la operación, de los perjuicios y peligros que pudiera acarrearles una infección de la herida.
         Todo nuestro arte y toda nuestra habilidad, son perfectamente inútiles, sin o prestamos la atención que se merece á ésta que debe llamarse 'cuestión vital' en el verdadero sentido de la palabra."
         El paciente pide la salud, la vida; nada debe omitirse para obtener la curación (42).

DERECHOS DE LOS PACIENTES Y CIRUJANOS
         Derechos del paciente: el paciente tiene derecho a exigir que sus datos consten en una historia; a que ésta se custodie con garantías, materiales y morales, a consultarla, a tener una copia o parte de ella; tiene derecho a delegar en un representante para que lo pueda hacer en su nombre, a autorizar a personal no sanitario su consulta, a prohibir que terceras personas puedan acceder a ella y a decidir el destino de ésta tras su muerte. Se obliga a ser veraz en sus manifestaciones al personal sanitario.
          El cirujano tiene derecho a redactar la historia de sus pacientes y a que, como su autor, nadie la pueda modificar, enmendar, sustituir, amputar. A reservarse, en exclusiva, un espacio de confidencialidad para hacer sus anotaciones subjetivas; a limitar los derechos de los pacientes y de la administración cuando, dada su posición de garante, tenga que velar por el derecho de confidencialidad de ciertos datos pertenecientes a terceros y traídos a la historia en interés clínico del paciente; a seleccionar la información que se debe suministrar al juez, y a la administración sanitaria en función del asunto a resolver.
         El cirujano redactor o consultor de una historia no puede olvidar nunca que los bienes y valores que están contenidos en la historia son de una importancia extraordinaria, ya que están directamente relacionados con uno de los derechos fundamentales del individuo: el derecho a la intimidad del que emanan otros no menos importantes, como el honor, la dignidad, la libertad, la integridad física y la salud (43).

DEBERES DE LOS PACIENTES QUIRÚRGICOS

Los deberes u obligaciones que pesan sobre los pacientes son los siguientes:
1-Deber de informar
2-De colaborar
3- De observar el tratamiento prescripto
4- Abonar los honorarios profesionales (44).

         Los seres humanos tenemos un ciclo vital: nacemos, crecemos, nos relacionamos con otros, tenemos un trabajo, formamos una familia, envejecemos y finalmente morimos. Este se altera cuando aparece una enfermedad que amenaza la vida.La enfermedad o la alteración de la salud tienen connotaciones psicológicas importantes,que de una u otra forma tienen impacto sobre la respuesta y evolución a los tratamientosinstaurados, ya sean estos médicos o quirúrgicos. Una condición patológica intensa o prolongada desorganiza el aparato psíquico, amenaza la integración mente-cuerpo, afecta la capacidad de desear y la actividad de pensar. Las enfermedades son sentidas por el hombre como una prueba y se constituyen en amenazas para el cuerpo físico.
         El paciente por ser un humano, es inteligente y libre, corporal, social y espiritual; no es solamente un mecanismo biológico, compuesto de tejidos, órganos y sistemas.
Así, el paciente, dueño del cuerpo sobre el cual el médico interviene, percibe lo que le sucede desde la totalidad de su ser; la atención que se le otorgue debe contemplar la diversidad de sus necesidades: biológicas, psicológicas, sociales y espirituales (de carácter ético y religioso); la atención, entonces, deberá tener en cuenta estos factores que provienen, no tanto del cuerpo enfermo sino del sujeto que sufre la enfermedad
(41).

ASPECTOS PSICOLÓGICOS DEL PACIENTE QUIRÚRGICO
         Las necesidades emocionales del paciente estarían determinadas por su capacidad de adaptarse a las  situaciones  que le representen peligro, de  adaptarse  al riesgo que la cirugía represente y  enfrentarse a temores y ansiedades  asociadas con  acontecimientos de su historia.

         La enfermedad  y   el  proceso  quirúrgico,  leve  o  grave, trae   consigo  una  serie  de pérdidas:  intimidad,  autodeterminación, rutina  diaria  compañía, confort   de hogar, imagen corporal. Se da un efecto de dificultad en cualquiera de las distintas etapas de  la experiencia  quirúrgica,  desde el  momento de  la indicación de  la operación hasta cada alternativa del proceso. Algunos de los temores más habituales son:


• Pérdida del control, asociada  principalmente  con  la     anestesia.  Los     pacientes  pueden preocuparse  por  sus   acciones  mientras se   encuentran  bajo   sus  efectos, pérdida   de intimidad, dependencia total hasta para las funciones más básicas,..etc.
• El Temor a lo desconocido, consecuencia de la incertidumbre  del resultado quirúrgico o por falta de experiencia previa.
• El  temor  a  la   anestesia,  incluyendo   reacciones  a   la   inducción,  situaciones   de emergencia médica o  de “despertar” intraoperatorio.  A menudo suele estar relacionado con los dos casos anteriores.
• El temor al dolor o a la analgesia postoperatoria, inadecuada.
• Temor a la muerte, lo cual constituye un miedo “legítimo”, ya que ninguna operación ofrece, a pesar de los avances anestésico/quirúrgicos de hoy en día, una seguridad.
• Temor a la  separación del  grupo de  apoyo  usual, como  del esposo,  familia, siendo atendido por extraños durante gran parte de este período altamente estresante.
• Temor  a  la  alteración  de  los  patrones   de vida, ya   que   el ingreso  hospitalario   y procedimiento quirúrgico interfiere con  las actividades personales, familiares, laborales y sociales.
• Temor  a  la  mutilación,  o  pérdida  de  parte del cuerpo.  La  cirugía interrumpe  la integridad corporal y amenaza a su imagen.

         Otras   preocupaciones  son  fuente  también  de  ansiedad  preoperatoria  y están  ligadas a la aceptación de la realidad del cuerpo que  se lo percibe vulnerable y mortal;  así  como la   posibilidad de  dańos  en   la  imagen corporal como  consecuencia de la cicatriz   que   queda como  marca.
         El impacto  emocional  puede  variar de acuerdo  al carácter de la cirugía, si ésta  es reparadora o mutilante. Aunque  se  tenga la  seguridad  de  la  finalidad  curativa  de  la cirugía,   sin  embargo, se  vive  el  proceso  como   de amenaza a la  integridad física  y  por eso se dan con frecuencia también los temores de fragmentación corporal.
         Surgen fantasías y  temores   relacionadas al órgano que va a ser intervenido,  pues  éste tiene un significado que puede estar ligado a la funcionalidad o a otras capacidades, por  ejemplo, en  cuanto  compromete la  identidad  del  paciente (41).
          La pérdida de la autonomía y funcionalidad y, en ocasiones, la excesiva pasividad del proceso son otras de las circunstancias que dan motivos a malestar.
El ambiente hospitalario frío y ajeno, lleno de ruidos extraños que marcan cada pulsación del cuerpo o diferentes funciones orgánicas son factores que producen ansiedad y que recuerdan constantemente la enfermedad. Por ello y para evitar frases como: “yo esto lo sabía, ya me lo imaginaba, y ahora qué será de mí?” “no doctor, no me operaré, tengo miedo de morir, de no despertarme, de que me pase algo durante la operación”.
         Es importante y resulta beneficioso indagar con tacto los temores y las preocupaciones, que por lo general no son de fácil relato, sólo se logran conocer cuando se ofrece un espacio apropiado para ello. Así como contar con el consentimiento del paciente para el procedimiento a se va a realizar.
         El valor que se da a la información y al consentimiento por parte del paciente tiende a resaltar su autonomía y su capacidad para resolver y decidir sobre su futuro y sobre los tratamientos que recibirá. Se evita el paternalismo médico que en ocasiones es autoritario y hasta omnipotente. Con respecto a la información, es frecuente que como el paciente está presionado por malas noticias y por una realidad amenazante, sus mecanismos psicológicos de defensa le impidan que escuche o que comprenda la información (41).
NECESIDADES DEL PACIENTE QUIRÚRGICO
         Todo paciente quirúrgico tiene necesidades como:
1.- La aceptación: la describen como "...una forma inicial de crear un entorno terapéutico al aceptar al enfermo como un individuo con necesidades, con características propias y que deben ser aceptadas ante su derecho de respetar su dignidad" (45).
2.- Interés comprende: "...la genuinidad del profesional de enfermería al manifestar su deseo de ayudar al enfermo" (46).
3.-El respeto, es "...la aceptación incondicional" (47).
4.- La honestidad es: "... "Dar información adecuada, suficiente y oportuna a la persona, familia y comunidad de acuerdo con sus necesidades, solicitud y capacidad de comprensión" (48).
5.- La asistencia, constituye la esencia del cuidado de enfermería en el radican la protección de la vida humana, lo que se convierte en el centro de la reflexión, el objeto del conocimiento, del saber y del quehacer del profesional de enfermería (48).
6.- El permiso: es el consentimiento para la intervención (46).
7.- La Seguridad significa que "...el enfermo se siente confiado y con garantía de su protección física, así como su protección emocional" (49).  
8.- La Concreción: la precisión y claridad con que se expresa el profesional de la cirugía hacia el enfermo" (46).
LA INFORMACIÓN MÉDICA Y EL CONSENTIMIENTO INFORMADO       EN PACIENTES QUIRÚGICOS
         Actualmente se concibe la información como un elemento fundamental de la práctica médica cotidiana. El consentimiento informado (Cl) es la expresión práctica del principio de autonomía, una de las más importantes reglas que norman el ejercicio moderno de la Medicina. Se lo define como la aceptación voluntaria de un acto médico por parte de un paciente, luego de una adecuada explicación de sus riesgos y beneficios, y de las alternativas existentes. El Cl no debe ser solo una recitación mecánica de hechos o la presentación de un formulario prellenado, solicitando que el paciente firme la autorización para una cirugía, sino un acercamiento franco apoyado en una relación médico- paciente sólida, que conduzca a la toma de las mejores decisiones en pro de restablecer la salud del sujeto. Además debe ser un proceso dinámico y continuo, lo que facilitará la cooperación durante el proceso de la atención médico-quirúrgica (50-83).
         Como principio general, el Cl debe obtenerlo el cirujano que va a llevar a cabo el procedimiento; si se deja en manos de un asistente la responsabilidad de obtenerlo, el cirujano se pone en una situación peligrosa ya que sin lugar a dudas es él la única voz autorizada para hacer todas las revelaciones que el enfermo debe escuchar (50).
         En esencia este proceso lo que trata es de tomar decisiones compartidas, con participación activa del enfermo (beneficencia vs autonomía), alejándose de la forma paternalista clásica de la atención médica (50).
         Obviamente que el procedimiento de obtener el Cl es diferente según se trate de una emergencia grave que amenace inmediatamente la vida del sujeto, una urgencia que permita tener una conversación razonable antes de tomar una decisión, o una acción programada en la que se puede tener todo el tiempo para dar información y permitir que el paciente o sus familiares lo mediten y resuelvan. Existe el concepto de privilegio terapéutico, como una de las excepciones al principio general de obtención del consentimiento informado. Se basa en la idea que en ocasiones la información médica puede afectar la respuesta o aceptación del enfermo a un tratamiento necesario, o que por otro lado puede elevar los niveles de ansiedad en los enfermos. Aunque efectivamente alguna circunstancia especial podría justificar esta conducta, el uso del privilegio terapéutico debe ser la excepción y no la regla (50).
         En nuestras sociedades latinas ha sido una tradición arraigada, al contrario de lo que sucede en las sociedades anglosajonas, que se tienda a no decir la verdad al enfermo cuando el diagnóstico es de una patología maligna o irrecuperable, basándose para ello en la convicción de que un paciente que conoce su pronóstico fatal puede mostrar una actitud negativista y no colaborar en el tratamiento a seguir, y en que, dada la irreversibilidad del proceso, el dar una información completa no contribuirá más que a añadir un dolor innecesario.
         Una de las razones detectadas en algunos estudios es que la información médica puede elevar los niveles de ansiedad del enfermo, y muchas veces son los familiares de los pacientes quienes, en esas circunstancias, apelan a ella para solicitar al profesional que no informe al enfermo (51).
         En el escenario de la comunicación con el enfermo quirúrgico, especialmente oncológico, se ha desarrollado el concepto de verdad soportable o verdad tolerable para definir el modo adecuado de transmitir la información a los pacientes. El fundamento de la verdad tolerable es que la información que se debe facilitar al paciente sobre su enfermedad tiene que ser aquélla que el enfermo pueda admitir, es decir, la que pueda tolerar o soportar sin crearle más problemas ni agravar los que ya padece, tanto psicológicos como somáticos. Cada enfermo es un mundo con un espectro amplísimo de registros y matices que sólo se exteriorizan en circunstancias muy determinadas. A diario hay que concretar, matizar y reajustar la verdad tolerable que se transmite, adaptándola a la propia vivencia diaria del paciente (52).

         Para calificar una cirugía como innecesaria, se debe considerar dos puntos de vista: el técnico-quirúrgico y el de comportamiento ético, comportando los dos fallas de grado variable (36-73).
         La cirugía innecesaria propiamente dicha es la que se efectúa sin beneficio del paciente, que va en contra del principio de no-maleficencia (al no considerar las consecuencias de los daños y agresiones, y que puede incluso complicarse), que va en contra del principio de justicia (al incurrir en dispendio inadecuado de recursos) y violenta muchas veces normas como el consentimiento informado (incluyendo la veracidad) (36-73).
         Los factores más comunes que contribuyen a la realización de cirugías innecesarias son, entre otros, los siguientes: (36-73)
1.- Intención de lucro desmedido con fines de subir en la escala social.
2.- Necesidades económicas del cirujano.
3.- Fallas en el diagnóstico.
4.- Exigencias derivadas de la información alcanzable por los pacientes.
5.- Exigencias de los pacientes.
6.- Equipos modernos y la necesidad de recuperar inversiones.
7.- Tecnología avasallante y la necesidad de obtener destrezas quirúrgicas y acortar el tiempo en la llamada curva de aprendizaje.
8.- Por circunstancias de medicina institucional, administrativa o privada.        
9.- Por modas y costumbres.
10.- Por variaciones en la práctica médica en diversas áreas geográficas.
11.- Por medicina defensiva.
12.- En equivocaciones punibles.
13.- En fallas de los sistemas de auditorias de los departamentos de cirugía.
14.-  Por adquirir prestigio en el tratamiento de una determinada patología.
15.-   Cirugía innecesaria aceptada como mal menor.
16.- Deshumanización del cirujano (54-55).
         Algunas de las situaciones enunciadas se pueden ejemplificar así: la cesárea llamada de complacencia, a solicitud de la paciente por convenir a sus intereses, ejerciendo una supuesta autonomía que es equivocada; la apendicectomía laparoscópica subsiguiente a laparoscopia diagnóstica en problemas de dolor abdominal de origen obscuro, aunque el apéndice se lo vea normal; la intención humanitaria de "hacer algo", como sucede en el caso de neoplasias avanzadas, intentándose cirugías radicales innecesarias sin considerar los riesgos, supliendo a cirugías paliativas o más aún al abstencionismo, el que sería más ético; finalmente, los casos de instituciones que intentan lograr prestigio en un área determinada, efectuando un gran número de intervenciones pero ampliando en forma no ética la banda de las indicaciones (56).
         Torres sostiene que un acto quirúrgico puede ser calificado como innecesario, desde el punto de vista ético, en las siguientes circunstancias: cuando se probó que el acto no tuvo fundamento en las indicaciones médicas; cuando se hizo una valoración incompleta de las condiciones clínicas respecto a las necesidades físicas, emocionales, sociales, ocupacionales y profesionales de un paciente; si se demostró una actuación con falsedad y malicia para inducir la aceptación de la indicación quirúrgica, utilizando frases engañosas y confusas, y peor aún si se usó alguna forma de coerción; cuando se indujo la aceptación de una tecnología quirúrgica moderna, con intenciones de mercadotecnia y recuperación de inversiones ("cirugía vendible"); cuando el acto se enmarcó en un protocolo de investigación quirúrgica que se apartó de los derechos del paciente, y de las normas éticas internacionales que rigen la investigación en humanos, especialmente la Declaración de Helsinki; cuando se engañó con intención de lucro, situación la más grave de todas, que implica una actitud dolosa, lo que obliga en un momento dado a responder inclusive ante los tribunales (36)
PERSPECTIVA MORAL DEL EJERCICIO QUIRÚRGICO

        
         La medicina hipocrática  se ejerció como un oficio y sus practicantes tenían como propósito lograr un buen vivir lo cual, por supuesto, no puede ser considerado como inmoral. En efecto, el interés personal puede ser un principio moral adecuado, siempre y cuando esté dentro del marco del precepto.

         El Juramento Hipocrático establece la obligación de respetar al maestro; enseñar la Ciencia a sus hijos, a los hijos de su maestro y a los discípulos; tratar al enfermo con lo mejor de su habilidad y buen juicio; no hacer daño, no dar venenos, no inducir el aborto; observar la religión y llevar una vida casta; no operar, así sea por cálculo en la vejiga, dejando tal procedimiento a los que practican tal arte (cirujanos); no hacer avances sexuales a los pacientes; y mantener el secreto y la discreción. Tal es el precepto hipocrático, el marco ético que ha regido a la profesión médica por 2.500 años.

         Pero en los tiempos hipocráticos no regía el altruismo. Este sólo vino a vislumbrarse en el siglo II, con los ideales estoicos y morales, para aparecer como un contexto moral judeo-cristiano en la edad media. Los monjes y monjas, con su vocación de sacrificio adoptaron el cuidado de los enfermos e indigentes como una obligación moral, el deber del “Buen Samaritano”  (15). 
         El médico moderno es el heredero, por una parte, del precepto hipocrático, el cual es una prescripción de etiqueta tanto como de ética, y por otra, del precepto monástico de altruismo, de atender al enfermo como una obligación moral. En realidad es la combinación de estos dos grandes legados lo que conforma hoy el marco ético general de la profesión (37).

         Es casi imposible adentrarse en un trabajo que exhibe un tema tan relevante como el de la Bioética o el de la Ética para la vida en el campo de los que generan salud, en el campo médico, sin que al médico le asalte uno de los nombres más comprometidos desde la antigüedad no solamente con la medicina, sino con la Ética: HIPÓCRATES.

         El Juramento Hipocrático, uno de los documentos más antiguos, se recogen normas para la ética de la profesión médica, como a continuación reza:

         “Juro por Apolo médico y Asclepio e Higinia y Panaceia y todos los dioses y diosas, haciéndoles testigos, cumplir acorde con mis capacidades y juicio, estas promesas:
         Considerar al que me ha enseñado a mí este arte como igual a mis padres; vivir mi vida en su compañía; si necesita dinero darle parte del mío; mirar sus hijos como iguales a mis hermanos y enseñarles a ellos este arte si ellos desean aprenderlo, sin exigir convenio ni recibir remuneración por ello; dar los preceptos e instrucciones orales y todos los otros conocimientos a mis hijos y a los hijos de aquél que me ha instruido y a los alumnos que previo convenio hayan hecho  el juramento acorde con la ley médica, no a otra persona.
         Aplicar regímenes para beneficio del enfermo acorde a mi habilidad y juicio; guardaré a éstos, libres de prejuicios e injusticia.

         No daré una droga mortal a nadie si me lo solicitare, ni sugeriré este efecto. Igualmente no daré a ninguna mujer un abortivo. Guardaré mi vida y mi arte con pureza y santidad.

         No usaré el escalpelo ni aun en pacientes que sufren de cálculo y estaré dispuesto a retirarlo a favor de estos pacientes cuando sean tratados de este modo.

         En toda casa que yo visite iré sólo para beneficio del enfermo, permaneciendo libre de toda injusticia intencional, de toda acción mala y en particular de relaciones sexuales con mujeres y hombres, sean ellos libres o esclavos.
         Lo que yo pueda ver y oír en el curso del tratamiento o aun fuera de él con respecto a la vida de los seres humanos que no deba divulgar, lo guardaré dentro de mí mismo considerando hablar de ello algo deshonroso para mi.

         Si yo cumplo este juramento y no lo violo, se me concederá gozar la vida y el arte, siendo honrado con la fama entre todos los hombres en el tiempo venidero; si no cumplo o lo juro falsamente, lo opuesto de lo anterior me sucederá” (24).

         El Código de Deontología Médica (57) en su Capítulo Segundo establece como un deber de todo médico, cumplir en todos los actos de su vida profesional los principios éticos y deontológicos contenidos en el siguiente Juramento, transcripción fiel del adoptado por el Consejo de la Facultad de Medicina de la Universidad Central el 14 de febrero de 1984.
Juramento: "Evocando a Luis Razetti apóstol de la moral médica en Venezuela y en presencia de las autoridades universitarias, más profesores y compañeros de estudio, me comprometo bajo solemne juramento a cumplir los siguientes postulados:
1) Desempeñaré mi profesión con esmero y dignidad, velando con el máximo respeto por la vida de más semejantes y aún bajo amenaza no emplearé más conocimientos para contravenir las leyes de la humanidad.
2) Profesaré a más maestros el respeto y gratitud que se hayan hecho merecedores e intentaré, con todos los medios a mi alcance, mantenerme permanentemente informado de los avances del conocimiento médico.
3) No permitiré que la satisfacción intelectual derivada de mi capacidad para identificar y tratar las enfermedades y de contribuir al progreso de la ciencia médica me hagan olvidar los principios humanitarios que rigen nuestra profesión y la consideración prioritaria del paciente como persona.
4) No intentaré nuevos tratamientos o procedimientos de investigación si los riesgos para el paciente exceden los posibles beneficios, cumpliendo estrictamente las Pautas Internacionales para la Investigación Biomédica en los Seres Humanos.
5) No permitiré que motivos de lucro interfieran el ejercicio libre e independiente de mi juicio profesional.
6) Preservaré en absoluto secreto las confidencias que se me hagan durante mi actuación profesional, aún después de la muerte del enfermo.
7) Mi reverencia por la vida al atender enfermos terminales no colidará con mi obligación fundamental de aliviar el sufrimiento humano.
8) Mantendré con todas más fuerzas el honor y las nobles tradiciones de la profesión médica y no haré distinción en el ejercicio de más obligaciones ni por adhesión a partido político o posición social.
9) No estableceré diferencias en mi dedicación y en la calidad de la atención prestada al enfermo, se trate de servicios médicos contratados, de carácter individual o de índole gratuita.
10) Daré estricto cumplimiento a los principios éticos de nuestra profesión, procurando para los demás aquello que, en circunstancias similares, desearía para mi y para más seres queridos" (57).

PERSPECTIVA LEGAL


         Actualmente es importantísimo que el cirujano actúe con pleno conocimiento de que su responsabilidad legal, tanto desde el punto civil como penal, constituye un imperativo jurídico y social que obliga, como a todos los profesionales, a responder ante las autoridades competentes por los perjuicios cometidos con sus actos voluntarios o involuntarios en el ejercicio de su ciencia, arte, oficio o profesión. Su responsabilidad no es sólo de no producir un daño (iatrogenia) sino también de no incumplir el contrato, porque no hay que olvidar que todo acto quirúrgico representa, legalmente, un contrato entre cirujano y paciente o su representante legal. Este contrato se realiza entre un profesional (cirujano) que se compromete a ofertar un servicio técnico (cirugía) a favor de un cliente (paciente), el que a su vez, se compromete a colaborar y a cubrir unos honorarios claramente estipulados  (36)
         Es una verdad irrefutable que todo procedimiento quirúrgico tiene riesgos. El problema actual es que se tiende a trasladar dicho riesgo al médico sin una razón suficiente. Anteriormente el enfermo era consciente de su estado y asumía las consecuencias del tratamiento, sin inculpar al médico por el fracaso. Era una posición responsable que se basaba en el principio de la buena fe recíproca: el paciente era sincero con el médico y le descubría su cuerpo y alma; iba a él en busca de ayuda y confiaba en que el médico, a su vez, haría lo que estuviera a su alcance para obtener la recuperación de la salud. Si no se lograba, no había reclamo. Ambos sabían que se había intentado y hecho todo lo posible.
         Debe insistirse hasta la saciedad que el contrato de servicios o asistencia médica da origen a una de las llamadas obligaciones de medio y no de resultado. El médico no puede prometer, asegurar ni garantizar la cura del enfermo. Por lo tanto, el único resultado que se puede ofrecer es que se pondrá todo el empeño, diligencia, pericia, conocimiento, prudencia y cuidado para una correcta ejecución (50).

EL CÓDIGO DE DEONTOLOGÍA MÉDICA
         La Deontología Médica es la disciplina que señala normas morales y legales que guían la conducta de los profesionales al cuidado de la salud. La ética médica se rige de forma rigurosa por un código: El Código de Deontología Médica (CDM).
         En 1934 aparece el Código de Deontología Médica de Luis Alonso Muñoyerro, una obra que va a ser crucial en el desarrollo de una deontología médica asentada en los principios de la moral católica del momento (58)

         Tras la guerra civil aparece en las Facultades de Medicina una asignatura de “Deontología”, generalmente impartida por un sacerdote, que solía ser el mismo que figuraba en la de religión (59).

         El Código de Deontología Médica, es un instrumento destinado a establecer con mayor claridad los deberes, las responsabilidades del médico hacia los individuos y hacia la comunidad, así como establecer sanciones a los transgresores. Se acepta una gradación desde los principios éticos, los preceptos morales y las disposiciones legales que son precedidas por aquellos; estas vienen a ser el reconocimiento o consagración oficial de la práctica o prohibición de algún tipo de compartimiento considerado por la sociedad como útil o perjudicial (26).

        La Deontología proviene del griego “denota” que significa deberes y “logia” que significa estudio. Según Barraéz (31), la Deontología entró en el uso filosófico, como una parte de la Ética, cuando Jeremías Bentham (1748-1832), abogado de Londres, que luego vivió para la filosofía, dio a su “Science of Morality”, aparecida en 1834, el título de “Deontology”. El autor veía el sentido de la vida humana en la mejor dicha posible para el mayor número posible.

MARCO LEGAL DE LA PRÁCTICA QUIRÚRGICA ACTUAL

Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (60)

Artículo 46. Toda persona tiene derecho a que se respete su integridad física, psíquica y moral, en consecuencia:
1.              Ninguna persona puede ser sometida a penas, torturas o tratos crueles, inhumanos o degradantes. Toda víctima de tortura o trato cruel, inhumano o degradante practicado o tolerado por parte de agentes del Estado, tiene derecho a la rehabilitación.
2.              Toda persona privada de libertad será tratada con el respeto debido a la dignidad inherente al ser humano.
3.              Ninguna persona será sometida sin su libre consentimiento a experimentos científicos, o a exámenes médicos o de laboratorio, excepto cuando se encontrare en peligro su vida o por otras circunstancias que determine la ley.
4.              Todo funcionario público o funcionaria pública que, en razón de su cargo, infiera maltratos o sufrimientos físicos o mentales a cualquier persona, o que instigue o tolere este tipo de tratos, será sancionado o sancionada de acuerdo con la ley.
Artículo 83. La salud es un derecho social fundamental, obligación del Estado, que lo garantizará como parte del derecho a la vida. El Estado promoverá y desarrollará políticas orientadas a elevar la calidad de vida, el bienestar colectivo y el acceso a los servicios. Todas las personas tienen derecho a la protección de la salud, así como el deber de participar activamente en su promoción y defensa, y el de cumplir con las medidas sanitarias y de saneamiento que establezca la ley, de conformidad con los tratados y convenios internacionales suscritos y ratificados por la República.
Artículo 84. Para garantizar el derecho a la salud, el Estado creará, ejercerá la rectoría y gestionará un sistema público nacional de salud, de carácter intersectorial, descentralizado y participativo, integrado al sistema de seguridad social, regido por los principios de gratuidad, universalidad, integralidad, equidad, integración social y solidaridad. El sistema público nacional de salud dará prioridad a la promoción de la salud y a la prevención de las enfermedades, garantizando tratamiento oportuno y rehabilitación de calidad. Los bienes y servicios públicos de salud son propiedad del Estado y no podrán ser privatizados. La comunidad organizada tiene el derecho y el deber de participar en la toma de decisiones sobre la planificación, ejecución y control de la política específica en las instituciones públicas de salud.
Artículo 85. El financiamiento del sistema público nacional de salud es obligación del Estado, que integrará los recursos fiscales, las cotizaciones obligatorias de la seguridad social y cualquier otra fuente de financiamiento que determine la ley. El Estado garantizará un presupuesto para la salud que permita cumplir con los objetivos de la política sanitaria. En coordinación con las universidades y los centros de investigación, se promoverá y desarrollará una política nacional de formación de profesionales, técnicos y técnicas y una industria nacional de producción de insumos para la salud. El Estado regulará las instituciones públicas y privadas de salud.
Artículo 86. Toda persona tiene derecho a la seguridad social como servicio público de carácter no lucrativo, que garantice la salud y asegure protección en contingencias de maternidad, paternidad, enfermedad, invalidez, enfermedades catastróficas, discapacidad, necesidades especiales, riesgos laborales, pérdida de empleo, desempleo, vejez, viudedad, orfandad, vivienda, cargas derivadas de la vida familiar y cualquier otra circunstancia de previsión social. El Estado tiene la obligación de asegurar la efectividad de este derecho, creando un sistema de seguridad social universal, integral, de financiamiento solidario, unitario, eficiente y participativo, de contribuciones directas o indirectas. La ausencia de capacidad contributiva no será motivo para excluir a las personas de su protección. Los recursos financieros de la seguridad social no podrán ser destinados a otros fines. Las cotizaciones obligatorias que realicen los trabajadores y las trabajadoras para cubrir los servicios médicos y asistenciales y demás beneficios de la seguridad social podrán ser administrados sólo con fines sociales bajo la rectoría del Estado. Los remanentes netos del capital destinado a la salud, la educación y la seguridad social se acumularán a los fines de su distribución y contribución en esos servicios. El sistema de seguridad social será regulado por una ley orgánica especial.
Código de Deontología Médica (57).
Deberes Generales de los Médicos
Artículo 1° .- El respeto a la vida y a la integridad de la persona humana, el fomento y la preservación de la salud, como componentes del bienestar social, constituyen en todas las circunstancias el deber primordial del médico.
Artículo 2° .- El médico debe considerar como una de sus obligaciones fundamentales el procurar estar informado de los avances del conocimiento médico. La actitud contraria no es ética, ya que limita en alto grado su capacidad para suministrar al paciente la ayuda requerida.
Artículo 3° .- En el ejercicio de sus obligaciones profesionales, el médico no hará distinción por razones de religión, nacionalidad o raza, ni por adhesión a partido o posición social.
Artículo 4° .- Los deberes del médico hacia sus enfermos, deberán ser observados siempre con el mismo celo y la elevada preocupación que el profesional otorga al ejercicio de sus propios derechos individuales, sociales y gremiales.
Artículo 5° .- En todo momento, inclusive durante situaciones conflictivas, el médico deberá asegurar la atención de los enfermos graves o en condiciones de urgencia.
Artículo 6° .- Es deber ineludible de todo médico acatar los principios de la fraternidad, libertad, justicia e igualdad, y los derechos inherentes a ellos consagrados en la Carta de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas y en la Declaración de Principios de los Colegios Profesionales Universitarios de Venezuela .
En consecuencia, ante situaciones de fuerza determinantes de regímenes que desconozcan el ejercicio de la libertad y la dignidad de hombre, los médicos se limitarán al cumplimiento del deber profesional.
Artículo 13 .- El papel fundamental del médico es aliviar el sufrimiento humano, sin que motivo alguno, ya sea personal, colectivo, religioso o político, lo separen de este noble objetivo.
Artículo 15 .- El médico no expondrá a su paciente a riesgos injustificados. Pedirá su consentimiento para aplicar los procedimientos diagnósticos y terapéuticos que considere indispensables y que puedan afectarlo física o psíquicamente.
Se entiende por riesgos injustificados aquellos a los cuales sea sometido el paciente y que no correspondan a las condiciones clínico-patológicas del mismo.
Artículo 16 .- La responsabilidad del médico por reacciones adversas, inmediatas o tardías, producidas por efecto de la aplicación de procedimientos diagnósticos o terapéuticos no irán más allá del riesgo previsto. El médico advertirá de él al paciente a sus familiares o allegados.
El médico cumple con la advertencia del riesgo previsto con el aviso que en forma prudente haga a su paciente o a sus familiares o allegados con respecto a los efectos adversos que, en su concepto, dentro del campo de la práctica médica, puedan llegar a producirse como consecuencia del procedimiento diagnóstico o terapéutico.
Artículo 19 .- La Medicina es una profesión noble y elevada y no un simple comercio. La conducta del médico debe ajustarse siempre y por encima de toda consideración, a las normas morales de justicia, probidad y dignidad.
El médico no debe ejercer, al mismo tiempo que la Medicina, otra actividad incompatible con la dignidad profesional.
Artículo 52 .- El médico evitará los actos profesionales innecesarios y deberá participar al enfermo o a sus familiares que sus servicios ya no son necesarios en el momento en que así lo considere.
Artículo 53 .- El paciente tiene derecho a conocer la verdad de su padecimiento. El médico tratante escogerá el momento oportuno para dicha revelación y la forma adecuada de hacerlo.
Artículo 54 .- Es deber del médico decir siempre la verdad a los familiares del paciente a menos que éste haya prohibido previamente esta revelación o haya designado las personas a las que debe hacerse.
Artículo 55 .- Cuando el médico efectúa visitas por razones de amistad a un paciente asistido por otro colega, deberá abstenerse de hacer comentarios sobre la enfermedad o su tratamiento y de emitir juicios críticos públicos o privados o insinuaciones capaces de afectar el veredicto del médico de cabecera y la confianza en él depositada.
Artículo 57 .- La esterilización irreversible es permitida cuando se produce como consecuencia inevitable de una terapéutica encaminada a tratar o prevenir un estado patológico grave.
En particulares necesario:
a) Que se haya demostrado su necesidad.
b) Que otros medios reversibles no puedan resolver correctamente el problema; y
c) Que, salvo circunstancia especiales, los dos cónyuges hayan sido debidamente informados sobre la irreversibilidad de la operación y sus consecuencias.
Capítulo Tercero
De los Derechos y Deberes de los Enfermos
Artículo 69 .- El enfermo tiene derecho a:
1) Exigir de los médicos que lo asisten y de los demás integrantes del equipo de salud, un elevado grado de competencia profesional y a esperar de los mismos una conducta moral irreprochable.
2) Ser atendido en forma respetuosa y cordial por el médico y por los demás integrantes del equipo de salud.
3) Ser informado de la naturaleza de su padecimiento, de los riesgos inherentes a la aplicación de los procedimientos diagnósticos y a conocer las posibles opciones.
4) Recibir la información necesaria para dar un consentimiento válido (libre), previo a la aplicación de cualquier procedimiento diagnóstico o terapéutico.
5) Que se respete su intimidad, violada con elevada frecuencia al hallarse recluido en instituciones docente-asistenciales.
6) Que se respeten sus confidencias y a que las discusiones concernientes a la información que ha suministrado, exámenes practicados y estado de salud, se conduzcan con discreción y carácter confidencial.
7) Exigir honorarios justos y a examinar y pedir información adecuada del monto de los mismos, no pudiendo el médico tratante negarse a suministrar las explicaciones que el primero considere convenientes.
8) Rehusar determinadas indicaciones diagnosticas o terapéuticas siempre que se trate de un adulto mentalmente competente. El derecho a la auto determinación no puede ser abrogado por la sociedad a menos que el ejercicio del mismo interfiera los derechos de los demás. Si tal decisión pone en peligro la vida del enfermo, debe el médico exigir la presencia de testigos que den fe de la decisión del mismo y anotar la información pertinente en la correspondiente historia clínica.
9) Rechazar su participación en procedimientos de investigación en seres humanos y a conocer el reglamento de la institución donde se halla, incluyendo las regulaciones concernientes a sus limitaciones personales.
Artículo 70 .- El enfermo debe:
1) Cumplir obedientemente las prescripciones del médico y no permitir se le persuada a tomar medicamentos sugeridos por profanos.
2) Abstenerse de solicitar otra opinión profesional sin el consentimiento expreso de su médico tratante, ya que si los médicos no actúan concertadamente pueden producirse efectos indeseables.
3) Comunicar en forma cortés su decisión al médico tratante cuando decide prescindir de sus servicios profesionales.
4) Tener presente, en sus relaciones con el médico, que la pura retribución pecuniaria nunca compensará la acción profesional del mismo.
Capítulo Segundo: De las Certificaciones
Artículo 139 .- El médico está obligado a expedir el certificado de defunción, de acuerdo a la legislación vigente, en caso de fallecimiento de personas que han estado bajo su cuido profesional dentro de los términos legales y previa constatación personal del estado de muerte.
En los casos de fallecimiento de paciente, hospitalizado o no, que ha estado en tratamiento regular y continuado en el centro asistencial donde trabaja el médico y bajo su supervisión, deberá expedir el certificado conforme a las disposiciones reglamentarias de la institución o centro asistencial del cual depende.
Capítulo Cuarto: De los Honorarios Profesionales
Artículo 158.- Está prohibido al médico solicitar anticipo de honorarios profesionales por tratamientos aún no realizados. Debe, en cambio, informar al paciente el monto de sus honorarios antes de la realización de actos médicos, quirúrgicos o de cualquier otro tipo y no podrá negarse a suministrar al enfermo las explicaciones que éste requiera concernientes al monto de los mismos.
Artículo 159.- Las atenciones gratuitas deben ser obligatorias para las personas señaladas en el artículo 105 del presente Código. Sin embargo el médico podrá libremente prestar asistencia gratuita a personas de manifiesta pobreza o de su íntima amistad.
No constituye falta de ética negarse a la asistencia en forma privada si existiera en la localidad un servicio asistencial al público, exceptuando aquellos casos de extrema urgencia.
TITULO V
Capítulo Primero
De la Docencia Médica
Artículo 161.- La elevada responsabilidad asignada a los docentes, de contribuir a la formación integral de los futuros médicos, justifica el que deban satisfacer los requerimientos de orden ético en el mayor grado posible.
Artículo 162.- El ejercicio de la docencia médica, en todos sus niveles, exige cualidades fundamentales; rectitud en los juicios, comportamiento moral irreprochable, aptitud, conocimientos, experiencia y capacidad para reflexionar y deliberar libre de cualquier prejuicio.
Artículo 164.- Al impartir docencia debe estimarse que, en la práctica:
a) Todo juicio clínico incorpora un elemento de orden ético.
b) Con elevada frecuencia, en un paciente determinado, el elemento de orden ético excede en importancia los aspectos técnico y científico.
c) Con no rara frecuencia el carácter vital del juicio ético relega a un plano subalterno los aspectos técnico y científico.
Capítulo Segundo
De las Historias Médicas
Artículo 172.- Las radiografías, exámenes auxiliares y todo otro documento que sea aportado por el paciente, bien en consultorio privado o en establecimientos públicos le deberán ser devueltos cuando éste lo solicite. Es falta retener alguno contra la voluntad del paciente.
Artículo 173.- Debe calificarse de práctica altamente reprochable la anotación en las historias médicas de comentarios peyorativos y en ocasiones de carácter ofensivo - bien para el enfermo o relativos a las opiniones o recomendaciones hechas por otros colegas que también intervienen en el manejo de los problemas del paciente - justificándose la aplicación a sus autores, de sanciones proporcionales al grado de la falta cometida.
Es también condenable la inclusión de datos falsos, enmendaduras o sustracción de hojas de la historia por no estar de acuerdo con lo allí descrito, o para ocultar errores cometidos.
Parágrafo Único: La violación de las disposiciones de este Artículo darán lugar a que las autoridades de la Institución y el Comité de historias médicas, abran la averiguación necesaria a fin de aplicar las sanciones correspondientes.
Artículo 174 .- El médico que desea hacer un trabajo de investigación comunicación o cualquier tipo de publicación relativo a pacientes, procedimientos o regímenes médicos o administrativos en una dependencia universitaria, sanitaria o asistencial, deberá presentar su plan de trabajo al jefe médico responsable de aquella dependencia y solicitar su autorización. Es deber del jefe médico otorgar esta autorización, siempre que considere que el propósito no perjudica física o espiritualmente a los pacientes o alterará la disciplina o el régimen.
Artículo 175.- El médico que ejerce en un centro asistencial puede utilizar el Archivo de Historias Clínicas de la institución con fines de estudio o de investigación. En el informe, presentación o publicación de su trabajo debe mencionar el servicio a que corresponde y el nombre del médico-jefe responsable.
Cuando la documentación pertenece a otro centro asistencial debe solicitar previamente la autorización escrita de la Dirección y del jefe del Departamento o Servicio a quienes pertenece la propiedad intelectual.
Capítulo Tercero
De las Publicaciones Científicas
Artículo 181.- Todo médico está en la obligación de comunicar y discutir sus experiencias, el producto de su investigación y en general su producción científica, dentro del ambiente de las instituciones médicas que corresponden a su campo de acción y de solicitar la publicación de sus trabajos en los órganos informativos de carácter médico. Toda discrepancia debe ser discutida en estos ambientes, evitando que su difusión al público pueda provocar errores de interpretación, confusión de ideas, desconfianza sobre determinados regímenes o alarma no justificada sobre difusión de enfermedades o empleo de nuevos métodos diagnósticos y terapéuticos.
Capítulo Cuarto
De la Investigación en los Seres Humanos
Artículo 191.- La investigación clínica debe inspirarse en los más elevados principios éticos y científicos, y no debe realizarse si no está precedida de suficientes pruebas de laboratorio y del correspondiente ensayo en animales de experimentación.
La investigación clínica es permisible cuando es realizada y supervisada por personas científicamente calificadas y sólo puede efectuarse cuando la importancia del objetivo guarda proporción con los riesgos a los cuales sea expuesta la persona.
Artículo 192.- El médico responsable de la investigación clínica debe tomar precauciones especiales cuando la personalidad del sujeto pueda alterarse por el empleo de drogas o por cualquier otro factor implícito en la experimentación.
Artículo 194.- El sujeto debe hallarse bien informado de la finalidad del experimento y de sus riesgos y dar su libre consentimiento. En caso de incapacidad legal o física el consentimiento debe obtenerse por escrito del representante ilegal del paciente y a falta de éste, de su familiar más cercano y responsable.
Artículo 195.- Sólo cuando involucra valor terapéutico para el paciente es válida la utilización del método que, simultáneamente, implique investigación clínica y procedimiento terapéutico con la finalidad de adquirir nuevos conocimientos.
Capítulo Quinto: Del Transplante de Órganos
Artículo 211.- Es imprescindible discutir todos los pormenores envueltos con el donante, el receptor y los familiares responsables. El médico debe ser eminentemente objetivo en esta discusión, revelando claramente los beneficios y los riesgos implicados.
TITULO VI: Capítulo Primero: De las Normas Disciplinarias
Art. 217.- Constituye infracción del Código de Ética y será sancionado conforme a las normas disciplinarias del mismo, sin perjuicio de las sanciones señaladas en la Ley de Ejercicio de la Medicina.
         La persona que ostenta un título de médico expedido por una Universidad extranjera, no revalidado en Venezuela o no registrado en la forma establecida para los títulos provenientes de países con los cuales existen tratados específicos de intercambio profesional.
         Todo médico con título legal pero no matriculado en el Colegio de Médicos de la jurisdicción donde ejerce.
         Toda persona sin tener título que lo acredite, ejerce funciones o actividades de médico, sea en el trato directo con pacientes o en calidad de funcionario.
LEY DE TRANSFUSION Y BANCOS DE SANGRE (74)
CAPITULO VI
De la Transfusión
Artículo 19.- La transfusión de sangre humana y de sus componentes o derivados, con fines terapéuticos, constituye un acto de ejercicio de la medicina.
Artículo 20.- La transfusión se aplicará bajo la responsabilidad del medico quien deberá vigilar al paciente el tiempo necesario y suficiente para prestar su oportuna asistencia en caso de que se produzcan reacciones que así lo requieran, y será responsable por las consecuencias patológicas que puedan desarrollarse posteriormente en el paciente, derivados de la transfusión y que sean causadas por su omisión, impericia o negligencia.
SANCIONES MÉDICAS EN EL NO CUMPLIMIENTO DEL DEBER
         Los deberes y obligaciones del médico están claramente especificados en las leyes que rigen el Ejercicio de la Medicina (86) y el Código de Deontología Médica. En los casos en que se sospeche o haya indicios de que hubo o pudo haber una mala conducta podrá el paciente, sus familiares, la institución o bien el Estado venezolano a través del Ministerio Público (de oficio), iniciar contra el profesional médico las acciones legales pertinentes o juicio de responsabilidad.
         Desde el punto de vista jurídico se define la responsabilidad como: La «obligación» que tiene toda persona que ejerce el arte de curar, de responder ante la Justicia por los daños que causare en el ejercicio de su profesión. Para dar respuesta podrá ser requerido desde el punto de:
1. Civil: La instancia es privada y se persigue la reparación del daño. Implica un resarcimiento de tipo económico. Afecta a personas e Instituciones. Se debe probar el daño y la relación de causalidad entre la conducta médica y la producción del mismo.
2. Penal: La instancia es pública y se persigue la sanción social con reclusión, prisión o inhabilitación para que no constituya un peligro o amenaza. Afecta únicamente a personas, se debe probar si el profesional infringió lo dispuesto en el Código Penal. En otras palabras si cometió: Impericia, Imprudencia o Negligencia.
3. Administrativo: Persigue la sanción del profesional de acuerdo a una normativa o reglamento interno. La pena puede ser amonestación, la inhabilitación o el despido.
         La responsabilidad tanto de índole Civil como Penal para los profesionales de la salud requiere de un acto o comportamiento antijurídico, que vulnere o quebrante obligaciones o deberes. La imputabilidad del hecho debe considerar la capacidad de discernimiento del médico y la previsibilidad del acto (61).
         En la justa valoración de la «culpa médica» debe examinarse con extremo cuidado el ejercicio de tal actividad con la falta de prudencia, atención, diligencia, minuciosidad necesaria y no desde el punto de vista del conocimiento o habilidad que el profesional de la medicina pueda tener.
         Aun cuando la legislación vigente no regula taxativamente los aspectos que deben seguirse en caso de traslado interhospitalarios de pacientes, los principio básicos que rigen la conducta del médico si están establecidas. Del análisis de los resultados del trabajo se desprende que hay fallas en el suministro de la información necesaria para que otro médico continúe la asistencia, contraviniendo lo estipulado en la Ley del Ejercicio de la Medicina en el Artículo 27. Esta omisión fue independiente del lugar de referencia ya fuese hospital tipo IV, docente, privado o ambulatorio (61).
         Con respecto al diagnostico y tratamiento que motivó el traslado del paciente, denota en muchos casos impericia y negligencia en el acto, con lo cuál estaría el médico en riesgo de serle imputado un juicio, pues los casos Toxicológicos son generalmente médico-legales.
         De los elementos expuestos anteriormente el error puede ser excusable y no genera culpa, esta excusabilidad se valora de acuerdo con la previsión que se tomo durante el acto médico, sin embargo el ocultamiento de la identificación de quien elabora la referencia introduce el elemento jurídico del dolo o intencionalidad, que pudiese acarrear sanciones penales (61).
" Los médicos luchamos contra la enfermedad y la muerte. Pero eso no basta. La salud de los pueblos no puede rehacerse con medidas terapeúticas, ni aun con la profilaxis que nace de nuestros laboratorios. Hay que ir más lejos. Hay que crear la ciencia social. La Medicina Social".

Bengoa, 1942


 
 



8.- PERSPECTIVA POLÍTICA

POLÍTICAS DE SALUD EN LA VENEZUELA ACTUAL
         Las políticas de salud constituyen un tópico de creciente preocupación e importancia, especialmente en el contexto de los países en vías de desarrollo. Las nuevas exigencias relacionadas con la garantía de servicios de cobertura y calidad y con los principios bioéticos de justicia distributiva se han sumado a los profundos cambios epidemiológicos, demográficos y tecnológicos. Esto es especialmente crítico en países como Venezuela que carecen de  reformas sustantivas del financiamiento, organización y prestación de servicios sociales de salud.
La medicina social: Del medio rural venezolano a los sistemas de salud
         En octubre de 1940 se publicó por primera vez, en la Revista de Sanidad y Asistencia Social, un trabajo que se ha convertido en un clásico de las políticas de salud, tanto en Venezuela como en el contexto internacional. El trabajo fue intitulado "Medicina Social en el medio rural venezolano". Su autor, José María Bengoa, presentó en esta publicación una síntesis de su experiencia como médico rural en Sanare, en la Venezuela que recién se abría a la modernización política e institucional (62).
         El trabajo combinó adecuadamente la valoración personal y vivencial de las circunstancias del ejercicio de la medicina en el medio rural de la época, con una reflexión profunda sobre la epistemología de la salud pública.
         Bengoa quiso ver más allá de la propia experiencia. Quiso vincular su praxis con las implicaciones para la salud pública, y especialmente para la administración sanitaria, y de manera visionaria, para los que décadas más tarde se conocerá como políticas de salud. Quiso evitar toda impresión transitoria. Reto difícil, afortunadamente logrado.
         Más de cincuenta años más tarde, en 1992, Bengoa reflexiona, en el prólogo de la tercera edición de "Medicina Social en el medio rural venezolano", sobre las razones que le impulsaron a plantearse esta publicación. Dice Bengoa que esta publicación responde a la necesidad de aclararse a si mismo sobre "lo que acontecía a su alrededor".
         Ese "alrededor" no podía ser interpretado a través de las tres corrientes de pensamiento que, según Bengoa, eran predominantes en la ciencia médica.
         La primera de estas corrientes correspondía a la escuela de Laenec, también denominada anatomo-clínica. Según esta corriente la explicación de la enfermedad estaba en la lesión de los órganos. La segunda corriente, derivada de Claude Bernard, enfatizaba la fisiología y la patología funcional: la medicina de las funciones.        La última corriente era la proveniente del aporte de Pasteur: la que se concentraba en la causa.
         Bengoa percibió con claridad que ninguna de las corrientes anteriores bastaba para interpretar aquel escenario tan complejo del medio rural venezolano. Intuyó que era fundamental asumir la multicausalidad de las enfermedades (62).
         La Medicina Social, entonces, es una forma inicial de aproximarse a la multidimensionalidad de la salud. Si contemplamos lo reciente e incompleto de la aplicación de la visión multicausal en las esferas de la salud pública, apreciaremos con más nitidez el extraordinario aporte de Bengoa (62).
         El desarrollo de los sistemas de salud de la segunda mitad del siglo XX es un avance permanente en la búsqueda y manejo de la complejidad. Es absolutamente llamativo que una de las interpretaciones iniciales de esta complejidad se haya realizado en una población rural de la Venezuela de los cuarenta. Por eso no dudamos en catalogar esta publicación como una referencia internacional de primera línea en la aproximación al estudio de las políticas de salud en condiciones de múltiples determinantes.
         Esos factores que Bengoa incluyó en la primera parte de su trabajo los hemos denominado "sistemas de políticas" (63), justamente para señalar que en esos espacios de la vida social se define, implementan y evalúan políticas públicas. Cada uno de estos sistemas de políticas afecta las condiciones de salud, que es otra manera de indicar las variables dependientes en políticas de salud. Las intervenciones que realizamos, sea en forma de programas específicos, políticas, deben ir dirigidas a mejorar las condiciones de salud, expresadas, obviamente, en contextos que son multi-sistémicos.
         El desarrollo de los sistemas de salud de la segunda mitad del siglo XX es un avance permanente en la búsqueda y manejo de la complejidad. Es absolutamente llamativo que una de las interpretaciones iniciales de esta complejidad se haya realizado en una población rural de la Venezuela de los cuarenta (63).
         Esos factores que Bengoa incluyó en la primera parte de su trabajo los hemos denominado "sistemas de políticas" (63), justamente para señalar que en esos espacios de la vida social se define, implementan y evalúan políticas públicas.
         Cada uno de estos sistemas de políticas afecta las condiciones de salud, que es otra manera de indicar las variables dependientes en políticas de salud. Las intervenciones que realizamos, sea en forma de programas específicos, políticas, deben ir dirigidas a mejorar las condiciones de salud, expresadas, obviamente, en contextos que son multi-sistémicos.
         Estos sistemas de políticas se pueden dividir en dos tipos: generales y específicos. Los sistemas de políticas generales están vinculados con los fundamentos constitucionales y electorales, del sistema político y de los aspectos institucionales. Los sistemas específicos están asociados con las áreas particulares en las cuales se deben realizar políticas para mejorar problemas públicos. Estas áreas abarcan los aspectos económicos, educativos, demográficos, ambientales, entre otras (63).
Figura Nº 5 : Sistema de Políticas Venezolano (63)
Situación actual de los sistemas de política que afectan la salud en Venezuela
         Es poco probable que las condiciones de salud puedan mejorar en un país si los factores que la afectan (muchos de ellos fuera del sistema de salud), no están ejerciendo su rol sinérgico.
         En la Venezuela de la actualidad los sistemas de política denominados generales presentan limitaciones significativas. En el caso del marco constitucional, si bien es cierto que la Constitución de 1999 (60) ofrece nuevas pautas para la definición de políticas públicas, no es menos cierto que muchas de sus disposiciones tienen una baja viabilidad política y financiera. Por otra parte, la puesta al día de la legislación de acuerdo con la Constitución de 1999 tiene atrasos significativos. Por ejemplo, la Ley de Salud y del Sistema Público de Salud no ha sido aprobada luego de casi seis años de la aprobación del texto constitucional.
         En lo relacionado con el sistema político existen signos evidentes de deterioro de la capacidad de articulación de consensos entre los actores, así como signos preocupantes de reaparición de tendencias autoritarias y centralizadoras. El sistema electoral, por su parte, no es aceptado por muchos de los participantes como un árbitro legítimo, transparente e imparcial. En tales circunstancias es difícil garantizar condiciones mínimas para la institucionalidad, sea ésta política o administrativa. En líneas generales, existe una disminución significativa de la gobernabilidad.
         La evolución de la pobreza total en Venezuela ha marchado prácticamente en paralelo con la disminución, en términos proporcionales, de los empleos productivos.            En efecto, de acuerdo con cifras de la CEPAL, Venezuela ha experimentado un aumento de casi veinte puntos en el porcentaje de la población económicamente activa que se desempeña en empleos de baja productividad.
         Las condiciones de pobreza y el deterioro de la calidad del empleo están también relacionadas con el bajo desempeño del sistema educativo: de cada 100 niños que entraron al primer grado de educación básica (en el año escolar 1991-1992), solamente 16,8 lograron alcanzar el quinto año de bachillerato en el año lectivo 2001-2002 (64).
         A las limitaciones anteriores, se suma la cobertura incompleta de servicios básicos. Un ejemplo de ello es lo siguiente: menos de tres cuartas parte de la población es la que tiene acceso a servicios de cloacas. Esta cifra es indicativa de los efectos de la desinversión pública que ha caracterizado las dos últimas décadas en el país.
         Por todo lo anterior, es claro que no existen las condiciones óptimas en las cuales la salud de los venezolanos esté beneficiada por los avances en las áreas institucionales, económicas, políticas, y sociales. No es de extrañar entonces, tal como lo analizaremos en la próxima sección, que las condiciones de salud no sean las más adecuadas para las posibilidades del país.
         No hay nada más urgente en la atención que debe prestar un sistema de salud, que garantizar la cobertura y calidad de los servicios a las personas por aquellas causas de enfermedad o mortalidad. Esto es especialmente crítico cuando las personas enfermas son pobres o están desprovistas de los más elementales medios para la subsistencia. En esas condiciones la enfermedad siempre será más urgente (64).
         Para analizar la atención a lo urgente podemos diferenciar tres tipos de problemas de salud: 1.- enfermedades y muertes asociadas con la pobreza; 2.- las enfermedades endémicas y 3.- las enfermedades crónicas. A continuación señalaremos algunas características de la situación actual en cada uno de estos tipos de problemas de salud.
         Enfermedades y muertes asociadas con la pobreza: En este grupo se encuentra el conjunto de causas de enfermedad y muerte en las cuales la pobreza es un factor condicionante y muchas veces desencadenante. En este particular la actuación del sistema de salud de Venezuela es deficiente especialmente si se compara con el resto de los países de América Latina y el Caribe.
         En el caso de la tasa de mortalidad infantil se ha experimentado un aumento de 5% entre los años 2001 y 2003, colocándose en 18,49 muertes infantiles por cada 1000 nacidos vivos registrados (nvr). Esta última cifra es la más alta desde 1999. En números absolutos en el año 2003 ocurrieron 1.327 muertes infantiles más que en el año precedente. En el caso de la tasa de mortalidad postneonatal el aumento entre 2001 y 2003 alcanzó un 16% (de 6,25 muertes por 1000 nacidos vivos registrados a 7,26) (64).
         Las condiciones de pobreza y el deterioro de la calidad del empleo están también relacionadas con el bajo desempeño del sistema educativo: de cada 100 niños que entraron al primer grado de educación básica (en el año escolar 1991-1992), solamente 16,8 lograron alcanzar el quinto año de bachillerato en el año lectivo 2001-2002 (64).
         A las limitaciones anteriores, se suma la cobertura incompleta de servicios básicos. Un ejemplo de ello es lo siguiente: menos de tres cuartas parte de la población es la que tiene acceso a servicios de cloacas. Esta cifra es indicativa de los efectos de la desinversión pública que ha caracterizado las dos últimas décadas en el país.
         Por todo lo anterior, es claro que no existen las condiciones óptimas en las cuales la salud de los venezolanos esté beneficiada por los avances en las áreas institucionales, económicas, políticas, y sociales. No es de extrañar entonces, tal como lo analizaremos en la próxima sección, que las condiciones de salud no sean las más adecuadas para las posibilidades del país.
         Otro indicador especialmente relevante para analizar las condiciones de salud es la razón de mortalidad materna (muertes maternas por 100.000 nvr). En Venezuela este indicador se ha mantenido prácticamente sin variaciones entre 1982 y 2003 (64).
Enfermedades endémicas: Incluye el grupo de enfermedades vinculadas con la presencia de vectores específicos (tal es el caso de la malaria o el dengue) o factores climáticos (parasitosis intestinales, por ejemplo). Algunas de estas enfermedades se encuentran en fase epidémica, como es el caso de la malaria con 20.003 casos hasta la semana 17 del año 2005 (65), lo cual significa un aumento de 41% con respecto al período equivalente del año 2004. Persiste la importancia como problema de salud pública del dengue, al igual que la leishmaniasis (tegumentaria y visceral) y la oncocercosis. Tampoco se ha podido erradicar algunas de estas enfermedades como es el caso de la esquistosomiasis o la lepra.
         Enfermedades crónicas: Este grupo representa más del 80% de las causas de mortalidad del país. Estas enfermedades requerirán cuidados por largos períodos de tiempo. En 2003 las enfermedades cardiovasculares y el cáncer representaron respectivamente el 21,3% y 15% de las causas de mortalidad reportada (66). En términos comparados, la tasa de mortalidad específica por enfermedades cardiovasculares (en personas entre 45-64 años) en Venezuela es 70% superior a la que se presenta en el mismo grupo en Chile. La diabetes representó para ese mismo año la sexta causa de mortalidad. Existen evidencias diversas sobre el aumento de la prevalencia de VIH-SIDA, enfermedades mentales y adicciones.
         Las reformas claves del sistema de salud tampoco se han concretado. La retardada modificación del marco legal ha sido una característica del último lustro. Las reformas necesarias han sido señaladas previamente descritas (67). Es conveniente reafirmar que dichos cambios deben realizarse en tres áreas fundamentales: financiamiento, organización, y prestación de servicios.
         En la primera área se debe impulsar un sistema financiado mayoritariamente por recursos públicos, tal como está señalado en la Constitución de 1999 (60). Los recursos públicos deberán provenir mayoritariamente de impuestos generales, aunque se debe mantener el componente contributivo. La reforma debe consolidar un sistema intergubernamental de salud basado en la corresponsabilidad y coordinación de los niveles involucrados (nacional, estadal y municipal). La prestación de servicios debe estimular la combinación de proveedores públicos y privados según las particularidades geográficas e institucionales y enfatizar la participación de instituciones educativas, laborales, y medios de comunicación, con el objeto de favorecer la prevención y diagnóstico precoz de los problemas de salud.
         Mejorar las políticas de salud, para que atiendan lo urgente y también lo importante, requiere colocar en el centro de las preocupaciones la salud de los ciudadanos. Solamente así será posible superar, de manera sostenible, los bajos niveles de desempeño que hoy presenta el sistema de salud. Queda también de parte de las múltiples instancias de las sociedad (organizaciones sociales, universidades, centros académicos, gobiernos subnacionales y municipales, asociaciones privadas, entre otras), participar activamente en la búsqueda de soluciones y nuevos caminos. El sistema de salud lo demanda con urgencia e importancia (68).

PERSPECTIVA ACTUAL

         En los últimos años ha surgido otra fracción de la cirugía nacida de un procedimiento técnico: la cirugía laparoscópica. No me explico, ni jamás me explicaré, cómo un cirujano se dice laparoscopista y no práctica la cirugía general, simplemente por no poseer suficiente preparación en la misma. Este es un fenómeno que comienza apenas a nacer en este momento, pero que crecerá el día de mañana y que si no se le pone remedio se va a convertir en un grave problema. La cirugía laparoscópica constituye, que ni duda cabe, una gran aportación de la cirugía de fines de nuestro siglo, gracias a ella cortamos y unimos estructuras sin tocarlas.
         Por más que ello está en sus comienzos, no vamos a tardar en ver al cirujano como un experto en computación, sentado confortablemente ante instrumentos multifuncionales colocados previamente en el cuerpo del paciente, manipulados a distancia y ni siquiera por él, sino por una computadora que a su vez guíe un robot y ambos realicen la operación del enfermo. Yo como los cirujanos de mi tiempo, disfruto operar y esta cirugía que ha perdido la sensualidad que despertó mi vocación, no es para mi persona, ni tampoco me gustaría enseñársela a otros. Siempre repito en el quirófano el viejo dictum del gran cirujano alemán Kirschner: "No olviden que es el cirujano y no la operación lo que va a salvar la vida al paciente" (69)


PRÁCTICA DE LA CIRUGÍA: UNA PARADOJA MORAL
REFLEXIONES PROPIAS SOBRE EL EJERCICIO QUIRÚRGICO ACTUAL

         Según Jonsen (15), la práctica de la medicina moderna, crea una paradoja consistente, por una parte en el interés propio del médico de mantener el monopolio del ejercicio privado de su profesión con el cobro de honorarios como retribución material y, por otra, en el compromiso social de altruismo, la obligación de ejercer para beneficio del prójimo.

         Con frecuencia se produce conflicto, por ejemplo cuando el profesional se opone a los programas de “socialización” de la medicina que gobernantes y legisladores tratan de imponer para hacer más asequibles los servicios médicos, algo que tiene evidentemente un propósito social pero que puede resultar opuesto al interés propio del profesional. En tal contexto se ejerce la cirugía, campo en el cual aparecen conflictos derivados de la obligación de sacrificio en pro del bien comunitario.

         Otro conflicto surge del enfrentamiento que se presenta cuando el cirujano trata de cumplir el imperativo hipocrático de hacer lo mejor por su paciente, frente al mandato burocrático de la creciente institucionalización del ejercicio médico que se caracteriza por un enfoque eminentemente económico (37).

         Por ello la práctica médica-y la práctica quirúrgica en particular- está involucrada en una profunda, y realmente creciente, paradoja moral, una paradoja moral que no tiene tanta significación ni magnitud en ninguna otra institución social (15). 

         Los cirujanos se enfrentan a nuevos problemas éticos. Desarrollos tales como la ingeniería genética, los soportes para la prolongación artificial de la vida, la legalización del aborto, la investigación en sujetos humanos, la eutanasia, los trasplantes de órganos y tejidos, la asociación profesional y la actividad gremial, la contratación de servicios con innegable beneficio económico para terceros, la definición de “turnos” de trabajo, son perspectivas noveles que plantean una nueva ética (33).
                  Figura Nº 6
                                   Nota: Tomado de Abascal F., 2008
         Lo anterior significa nuevas situaciones y escenarios, unos de orden puramente biológico/tecnológico, otros de orden moral. Pero ahí no está el problema: el problema reside en un subfondo más profundo, que no es otro que la comprensión y adaptación de los principios éticos primarios, que son los que rigen en todo momento y en toda condición el comportamiento del médico, a tales situaciones y escenarios.

         Con el fin de rescatar la Humanización de las Ciencias la Dra. Olivia M. Chávez Grimaldi en su obra titulada “Hacia una Mayor Humanización de la Medicina” (16)  plasmó los resultados de una investigación dirigida a evaluar la actitud del médico que egresa de la Universidad de Carabobo, acerca de los principios médicos dentro del ejercicio profesional. Para ello se realizó un estudio prospectivo, descriptivo y de campo, dirigida a los estudiantes de Pre y Post Grado de Medicina.

         La población estuvo representada por los estudiantes de postgrado de las especialidades Medicina Interna y Cirugía General dentro de la Ciudad Hospitalaria “Enrique Tejera” de Valencia, Estado Carabobo, y los alumnos del sexto año de la Esc. de Medicina de la Universidad de Carabobo, correspondiente al período académico 1999-2000.La población estuvo constituida por 240 estudiantes de pre y postgrado y la muestra por 36 y 64 estudiantes de postgrado y pregrado respectivamente.

         Se elaboraron 10 Items para determinar la actitud del estudiante ante la Ética Médica, y 10 Items para determinar su actitud ante los Principios Éticos. El instrumento fue sometido a la consideración de expertos que demostraron a través de su análisis la validez del mismo; la confiabilidad se determinó a partir del alfa de Croubach (16).

Las conclusiones del trabajo demostraron los aspectos siguientes:
1.-  Los estudiantes de Post Grado de Medicina Interna presentaron una mejor actitud ante la Ética Médica y los principios éticos que los estudiantes de Post Grado de Cirugía General, lo cual marcará una pauta diferente al momento de finalizar su postgrado e iniciar su ejercicio profesional.
2.- El 50% de los estudiantes del Post Grado de Cirugía general presentaron una actitud desfavorable ante la Ética Médica, siendo los únicos de postgrado que no reciben enseñanza de Bioética.
3.- Ningún estudiante del Postgrado de Medicina Interna mostró una actitud desfavorable ante la Ética Médica y los principios éticos.
4.- Un porcentaje importante de estudiantes de pre y postgrado de Medicina mostraron poca motivación ante la Ética y los Principios Éticos (16).

         Otro trabajo de investigación de valor incalculable es el realizado por los Dres. Fernando Guzmán Toro, especialista en Cirugía General y de Tórax, Adjunto del Hospital Universitario de Maracaibo, Licenciado en Filosofía, Profesor de Ética Médica y Miembro Activo de la Sociedad Venezolana de Cirugía y Yusbelis A. Guerrero H. Médico Cirujano egresada de la Facultad de Medicina de la Universidad del Zulia.

         La  Responsabilidad Profesional en Cirugía y sus Implicaciones Médico-Legales (70)  es el título de la obra publicada el la Revista Venezolana de Cirugía en Septiembre del año 2006, cuyos autores, los Dres. Fernando Guzmán Toro y Yusbelis A. Guerrero Hernández plasmaron la preocupación del aumento de las demandas a los cirujanos haciendo un recuento de las posibles causas que promuevan este hecho.

         Esas situaciones conflictivas que pueden dar lugar a los errores en el ejercicio quirúrgico se describen a continuación como fueron expuestos en su trabajo original:
1.-  La apatía y la distracción del equipo quirúrgico.
2.- Situaciones de estrés y problemas personales.
3.- Uso de celulares en quirófano.
4.- Utilización de prendas en quirófano.
5.- Guardias de disponibilidad.

De los excesos estudiados en el ambiente quirúrgico se derivaron varias premisas:

Primera Premisa: “El cirujano debe prestar atención alas quejas del paciente”.
Segunda Premisa: “El cirujano no debe minimizar la cirugía a realizar, suministrando una adecuada información acerca de los riesgos al paciente y sus familiares”
Tercera Premisa: “El cirujano debe estar en las condiciones psicológicas y físicas idóneas para realizar cualquier procedimiento quirúrgico”.
Cuarta Premisa: “Es importante que cirujano y ayudantes revisen la cavidad abdominal antes de cerrar, independientemente que la enfermera instrumentista informe que la cuente está completa, procediéndose a realizar la nota correspondiente en la historia.  
Quinta Premisa: “El residente debe evitar realizar intervenciones quirúrgicas en ausencia del especialista responsable” (70).

         El espacio físico hospitalario del sector público suele ser pequeño en relación a la población que atiende lo cual reduce la posibilidad de brindarle al paciente un área de óptima atención, sin mencionar que es casi violable el secreto médico desde el mismo momento que se quebranta la privacidad por las condiciones de hacinamiento (70).

         Cabe la reflexión filosófica de cuanto bien hacemos, y cuanto bien pudiésemos hacer en las condiciones óptimas establecidas y si el cirujano viola los derechos básicos y principios éticos al prestar servicios en el contexto de un ambiente que semeja al caos.
         El Dr. Cardenal, de Barcelona, se expresa así, en el prólogo á la técnica de Kocher; "Ese es el modelo del cirujano cuyo verdadero tipo personifica el Dr. Kocher: frío, tranquilo, imperturbable é impasible en todo lo que se refiere á su propia personalidad; caliente (si se me permite la expresión), solicito, siempre alerta en todo cuanto se refiere al fin próximo y futuro de la operación y del paciente" (42).
         Todos los que han presenciado operaciones en Europa, han tenido ocasión de ver la calma majestuosa de los grandes cirujanos: como Doyen, Legreu, Treves, etc., cuando operan con ayudantes ya habituados á sus operaciones y muy competentes; á la vivacidad de los mismos cirujanos y el tono breve y conciso (napoleónico) como hacen ejecutar sus órdenes, cuando operan de urgencia con ayudantes ignorantes de los hábitos quirúrgicos, que después de purificados tocan objetos infectados y cometen mil disparates que comprometen la vida del paciente. Estas personas son irresponsables, porque no saben lo que hacen, pero el cirujano que lo ve y no lo reprocha y remedia, es CRIMINAL (42).
         Para terminar, observaré que la animadversión y miedo aterrador que las gentes la tienen á la Cirugía, es debido á que muchos médicos desprovistos de los conocimientos y cualidades requeridos para ser buen cirujano, por un sentimiento de amor propio mal entendido y de censurable vanidad, quieren ejecutar ellos también una operación ruidosa, de las que están al orden del día; y el desgraciado paciente, que en manos de un cirujano hábil se hubiera salvado, muere de una infección terrible, cuando no de hemorragia en la misma operación (42)
         Lo mejor y más humano es, que cada cual siga sus inclinaciones; y el que no nació para cirujano, conténtese con ser un médico eminente y clínico profundo; a lo Charcot, a lo Potain, ó a lo Dieulafoy; que tanta gloria y más dinero gana con la especialidad de Clínica Médica (y sin sustos), que metido á cirujano ramplón y convirtiendo voluntariamente su carrera en tétrico via-crucis.
         Como toda afección médica puede en una de sus fases, necesitar el auxilio de la Cirugía, el médico honrado y sabio debe llamar inmediatamente un cirujano idóneo, é ilustrado sobre las primeras fases de la enfermedad.
         Al cirujano toca decidir de la oportunidad de la intervención. La reunión del médico y del cirujano es tanto más favorable al enfermo, cuanto que cada uno se contenta con desempeñar su misión sin extralimitarse en lo que no entiende y esto sin que aún, el más ilustrado y sabio tenga que ruborizarse (42).
         El dilema plantea que a pesar de los valores éticos que tiene el médico inmerso desde su formación personal y profesional pareciera que las condiciones del sistema de salud te obligan a quebrantar esos principios. Cabe la pregunta: ¿Qué tan poco   ético  se suele ser cuando se conoce que no se dan las condiciones apropiadas para la buena relación médico-paciente y atención hospitalaria y aún así aceptamos como cirujanos sumergirnos en el caos? No hay opción, el principio de salvar vidas se superpone a la precariedad a la que nos sometemos y sometemos a nuestros pacientes quirúrgicos.

         Por otra parte, se conoce que el ambiente quirúrgico debe contar con una temperatura de 17ºC para disminuir el riesgo de adquirir infecciones en el postoperatorio y en muchas circunstancias se labora con temperaturas mayores por desperfecto de los aires del ambiente quirúrgico lo que conlleva a infecciones postoperatorias. Surge la inquietud  de preguntar si el conocimiento de causa  hace a los cirujanos responsables de todos esos pacientes infectados, y la respuesta moral dicta que lo que se hace responde al juramento de salvaguardar  la existencia humana.

         En muchos momentos el dilema apunta cuestionar la bondad de nuestro acto quirúrgico en un paciente que ha matado a seres humanos y que sabemos seguirán matando seres humanos una vez que se recuperen del acto quirúrgico.
         Si se evoca el principio Primun Non Nocere (del latín primero no hacer daño en el ejercicio médico), estamos apegados a el al salvarle la vida al paciente mas nos convertimos en homicidas pasivos en reconocimiento de que potencialmente esta experiencia no produzca en ese paciente un cambio de actitud ante la vida, sino el encuentro con rencores y complejos más nocivos para el bienestar de quienes le rodean.

         Sensaciones profundas produce la mirada conmovedora de un anciano con cáncer terminal, un trabajador obrero  amputado de ambas piernas en un accidente de tránsito mientras hacía el desempeño laboral o un adolescente de trece años a quien se le debe informar que su padre ha muerto en manos del hampa. La confusión se apodera del cirujano y comienza un torbellino de pensamientos sobre el privilegio de la vida y porque corresponde a muchos que obran mal dicho privilegio y porque no a los que el bien imparten. La respuesta es que no estamos para juzgar a pesar de que esa tormenta nos invada día a día en esa lucha de definir el bien y el mal.

         Desde la “Teoría de la Evolución” de Charles Darwin y aún mucho más temprano el ser humano ha intentado explicar el sentido de la existencia del hombre en la tierra y el médico a hacer que esa existencia prevalezca. Es por ello, que representa un reto el hecho de operar un paciente testigo de Jehová, si nos ubicamos en el contexto de que estos pacientes no aceptan transfusiones sanguíneas. Sin embargo, en los casos graves se transfunden hemoderivados a los pacientes en mesa operatoria, a pesar de haberse manifestado un “convenio hablado” médico-paciente que quedó implícito al momento del ingreso hospitalario de “No” transfundir.      
         “Cuando la enfermedad ataca, la prioridad es clara”, requiriendo el paciente ayuda de la persona  que puede determinar y culminar el manejo óptimo de la enfermedad. El grado hasta el cual se logra este objetivo constituye el fundamento de los programas de aseguramiento y garantía de calidad de un servicio quirúrgico.

         El juramento hipocrático ya tiene incorporado un elemento de calidad, el cual marca el imperativo ético que gobierna el ejercicio de la profesión, hoy sujeto a influencias socioeconómicas que crean nuevos dilemas y conflictos que no había enfrentado en el pasado. Por ello todo profesional idóneo se esfuerza por mantener óptimos estándares de calidad en su práctica profesional.

         La cirugía, la más rígida de las disciplinas médicas, en palabras de Alexander J. Walt “es una actividad intensamente moral”. Por su carácter eminentemente intervencionista, la cirugía exige incorporar elementos de control que van más allá de la disciplina y la idoneidad personales, a fin de garantizar el debido óptimo funcionamiento de los servicios y la seguridad del paciente.

DILEMAS BIOÉTICOS-QUIRÚRGICOS

Las controversias en cirugía del ámbito eticista más frecuentes son las siguientes:

1.- Consideraciones en la transfusión a Testigos de Jehová
2.- Indicación quirúrgica inexistente
3.- Indicación quirúrgica urgente cuando no existe tal urgencia
4.- Cirugía, no cirujanos, cirujanos generales y cirujanos subespecialistas
5.- La dicotomía:  el paciente como botín económico
6.- El aborto clandestino como acto quirúrgico
7.- La indicación de RCP III o DNR (no RCP)
8.- La investigación en pacientes quirúrgicos:  declaración de Helsinky
9.- El implante de interfases cibernético-cerebrales (34).


         La cirugía es una actividad intervencionista basada en conocimiento, gobernada por el razonamiento y ejecutada con compasión, pasión, perfeccionismo y bioética. De su práctica, con tales características, deriva el cirujano satisfacción y felicidad, concebidas éstas como una condición anímica consonante con el ejercicio de la virtud humana, y ésta, según el precepto aristotélico, como la excelencia del alma. Los dilemas Bioéticos actuales han derivado en un ejercicio quirúrgico inadecuado, donde principios como la justicia distributiva de recursos, autonomía del paciente quirúrgico y la Beneficencia de la cirugía sobre la No Maleficencia deben rescatarse en aras de integrar el perfil del cirujano virtuoso que demandan  nuestros días.



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Autores:
Dra. Carmen Cecilia Malpica
Dr. Jesús Leal Gutierrez
Dra. Nayeska Marion Torres Castro

Valencia, 27 de Febrero de 2009

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